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domingo, 20 de marzo de 2011

Lecturas del Lunes II Semana de Cuaresma. Ciclo A. 21 de marzo 2011

Lecturas del Lunes II Semana de Cuaresma. Ciclo A. 21 de marzo 2011.
Primera Lectura Daniel 9,4b-10
Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos
Señor, Dios grande y terrible, que guardas la alianza y eres leal con los que te aman y cumplen tus mandamientos. Hemos pecado, hemos cometido crímenes y delitos, nos hemos rebelado apartándonos de tus mandatos y preceptos. No hicimos caso a tus siervos, los profetas, que hablaban en tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, padres y terratenientes.
Tú, Señor, tienes razón, a nosotros nos abruma hoy la vergüenza: a los habitantes de Jerusalén, a judíos e israelitas, cercanos y lejanos, en todos los países por donde los dispersaste por los delitos que cometieron contra ti. Señor, nos abruma la vergüenza: a nuestros reyes, príncipes y padres, porque hemos pecado contra ti. Pero, aunque nosotros nos hemos rebelado, el Señor, nuestro Dios, es compasivo y perdona. No obedecimos al Señor, nuestro Dios, siguiendo las normas que nos daba por sus siervos, los profetas.
Salmo responsorial: 78
Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

No recuerdes contra nosotros / las culpas de nuestros padres; / que tu compasión nos alcance pronto, / pues estamos agotados.

R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Socórrenos, Dios, salvador nuestro, / por el honor de tu nombre; / líbranos y perdona nuestros pecados / a causa de tu nombre.

R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.

Llegue a tu presencia el gemido del cautivo: / con tu brazo poderoso, / salva a los condenados a muerte.

R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Mientras, nosotros, pueblo tuyo, / ovejas de tu rebaño, / te daremos gracias siempre, / contaremos tus alabanzas / de generación en generación.

R. Señor, no nos trates como merecen nuestros pecados.
Evangelio
Lectura del Santo Evangelio, según San Lucas 6,36-38
Gloria a Ti Señor
Perdonad, y seréis perdonados
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros."
Reflexión:
Hay una casa misteriosa donde sólo puede entrar una persona cada vez. Cuando las personas salen de la casa, nadie concuerda con nadie con respecto a lo que vieron adentro. Vi un viejo con cara de vinagre, dijo un viejo con cara de vinagre. Vi una mujer triste, dijo una mujer triste... Era simplemente una casa de espejos. Igual que nuestra vida. Nos toca la difícil tarea de reflejar el rostro de un Dios compasivo. Y el evangelio nos da la receta: No juzgar, no condenar, dar mucho y generosamente, y medir con la medida justa. Un Dios compasivo es quien nos alienta, acompaña y nos da fuerzas para afrontar la complejidad de la vida que nos ha tocado vivir. Aunque creados a imagen y semejanza de Dios, se nos fue desfigurando el rostro y ni siquiera nos percatamos de ello por obra de costosos maquillajes. Preguntémonos, ¿por qué juzgamos si Dios no nos juzga? ¿Por qué condenamos si él no nos condena? Si de verdad andamos con Jesús, ¿por qué no se nos nota?

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