Evangelio del Domingo XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 20 de noviembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda.
Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme." Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?" Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis."
Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de deber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis." Entonces también éstos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo." Y éstos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
En el evangelio de hoy aparece el reino, en concreto el momento final, justo cuando el Señor repartirá la herencia entre sus herederos. Dice el texto: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. La cuestión será saber quiénes serán esos herederos y si estaremos nosotros entre ellos. De entrada, no tenemos por qué dudar de que esto sea así, ya que hoy afirmamos que Jesucristo es nuestro rey y que nosotros formamos parte de su reino, que se va construyendo cada día en nuestro mundo con nuestro trabajo y con la fuerza del Espíritu Santo. Pero también es verdad que para formar parte de este reino lo importante es la actitud, es decir, si hemos amado a esos que Jesús llama “mis humildes hermanos”, o más bien hemos sido indiferentes a sus necesidades materiales (hambre, sed, ropa), a su condición de extranjeros, a sus sufrimientos (enfermedad, cárcel), etc. Esto son lo que toda la vida hemos llamado las obras de misericordia, y que muestran el rostro misericordioso de Dios y su amor preferencial por los más pobres. San Juan de la Cruz decía que, al final de nuestra vida, Dios sólo nos hará una pregunta: ¿has amado? El reino de Jesús es el reino del amor.
Terminamos el año como lo empezamos, proclamando que el reino del amor está cerca de nosotros. Y cuando más cerca lo podemos experimentar es en la Eucaristía, en el encuentro con Jesús resucitado, que nos llama y nos envía a hacer crecer su reino en el corazón del mundo. Que nuestra respuesta sea el amor hacia los más pequeños y necesitados, para que escuchemos en nuestro corazón: “venid y heredad el reino… porque cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis”.
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