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jueves, 17 de noviembre de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 18 de Noviembre, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 18 de Noviembre, 2011
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor
Feria de la 33a. S. T. O. o memoria libre de la Dedicación de las Basílicas de los Apóstoles san Pedro y san Pablo
Bendito seas, Señor, Dios nuestro
Antífona de Entrada
Dios anuncia la paz a su pueblo, a todos sus amigos y a cuantos se convierten a él de corazón.
Oración Colecta
Oremos:
Mueve, Señor, nuestros corazones para que correspondamos generosamente a la acción de tu gracia y recibamos, así, con abundancia, los dones de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del primer libro de los
Macabeos (4, 36-37. 52-59)
En aquellos días, Judas y sus hermanos se dijeron: “Nuestros enemigos están vencidos; vamos, pues, a purificar el temple para consagrarlo de nuevo”.
Entonces se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión. El día veinticinco de diciembre del año ciento cuarenta y ocho, se levantaron al romper el día y ofrecieron sobre el nuevo altar de los holocaustos que habían construido, un sacrificio conforme a la ley. El altar fue inaugurado con cánticos, cítaras, arpas y platillos, precisamente en el aniversario del día en que los paganos lo habían profanado. El pueblo entero se postró en tierra y adoró y bendijo al Señor, que los había conducido al triunfo.
Durante ocho días celebraron la consagración del altar y ofrecieron con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza.
Adornaron la fachada del templo con coronas de oro y pequeños escudos, restauraron los pórticos y las salas, y les pusieron puertas. La alegría del pueblo fue grandísima y el ultraje inferido por los paganos quedó borrado.
Judas, de acuerdo con sus hermanos y con toda la asamblea de Israel, determinó que cada año, a partir del veinticinco de diciembre, se celebrara durante ocho días, con solemnes festejos, el aniversario de la consagración del altar.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial
1 Crónicas 29
Bendito seas, Señor,
Dios nuestro.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Jacob, desde siempre y para siempre.
Bendito seas, Señor,
Dios nuestro.
Tuya es la grandeza y el poder, el honor, la majestad y la gloria, pues tuyo es cuanto hay en el cielo y en la tierra.
Bendito seas, Señor,
Dios nuestro.
Tuyo, Señor, es el reino, tú estás por encima de todos los reyes. De ti provienen las riquezas y la gloria.
Bendito seas, Señor,
Dios nuestro.
Tú lo gobiernas todo, en tu mano están la fuerza y el poder y de tu mano proceden la gloria y la fortaleza.
Bendito seas, Señor,
Dios nuestro.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (19, 45-48)
Gloria a ti, Señor.
Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles:
“Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”.
Jesús enseñaba todos los días en el templo.
Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Jesús, Mesías humilde y pacífico, purifica el Templo. Al entrar, echa a los que se apoderaron de la Casa de Dios para hacerla como una cueva de asaltantes. La Casa de Dios es lugar de encuentro, alegría, fiesta y oración para el pueblo, tantas veces humillado en su dignidad y avasallado en sus derechos. Hacia el Templo peregrinan los pobres para encontrarse con Dios que los hace libres.
El Templo dejó de ser casa de oración para convertirse en cueva de asaltantes. Allí escondidos esperan al acecho los mercaderes, que se adueñan de los bienes y de la vida de los más pobres. Jesús pone las cosas en su lugar. Para que el pueblo pueda disfrutar del Templo, que es Casa de oración, los mercaderes deben alejarse de él.
En el Templo ahora purificado ya, Jesús enseña diariamente a un pueblo que está pendiente de sus palabras. La Iglesia, Pueblo de Dios, encuentra su razón de ser cuando se pone a la escucha de la palabra de Jesús y se dispone a vivirla. Hoy se necesita una Iglesia que, renovada por la Palabra, sea un recinto de verdad y de amor.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este santo sacrificio que nos has mandado ofrecer en tu alabanza y concédenos por él obedecer siempre tus mandatos para que seamos dignos de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común III
Alabanza a Dios por la creación
y la redención del hombre
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación. Por eso, con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus santos.
Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos, porque grande es su amor hacia nosotros y su fidelidad dura por siempre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Tú que nos has hecho partícipes de tu propia vida en este sacramento, no permitas, Señor, que nos separemos ya de ti, que eres la fuente de todo bien.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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