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jueves, 2 de febrero de 2012
Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 04 de Febrero, 2012
Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 04 de Febrero, 2012
Santa Águeda, virgen y mártir
Memoria
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor
Antífona de Entrada
Esta santa luchó hasta la muerte por la ley de Dios y no se aterrorizó ante la amenaza de los impíos, pues estaba afianzada sobre roca firme.
Oración Colecta
Oremos:
Que tu santa virgen y mártir Águeda, tan agradable siempre a tu corazón por la consagración de su virginidad y su valor en el martirio, nos obtenga, Señor, tu fortaleza, para superar nuestro egoísmo y nuestra cobardía.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del primer libro
de los Reyes (3, 4-13)
En aquellos días, el rey Salomón fue al santuario de Gabaón a ofrecer sacrificios y ofreció mil holocaustos sobre el altar. Una noche, estando él dormido en aquel lugar, se le apareció el Señor y le dijo:
“Salomón, pídeme lo que quieras, y yo te lo daré”.
Salomón le respondió:
“Señor, tú trataste con misericordia a tu siervo David, mi padre, porque se portó contigo con lealtad, con justicia y rectitud de corazón. Más aún, también ahora lo sigues tratando con misericordia, porque has hecho que un hijo suyo lo suceda en el trono. Sí, tu quisiste, Señor y Dios mío, que yo, tu siervo, sucediera en el trono a mi padre, David. Pero yo no soy más que un muchacho y no sé cómo actuar. Soy tu siervo y me encuentro perdido en medio de este pueblo tuyo, tan numeroso, que es imposible contarlo. Por eso te pido que me concedas sabiduría de corazón para que sepa gobernar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues sin ella, ¿quién será capaz de gobernar a este pueblo tuyo tan grande?”
Al Señor le agradó que Salomón le hubiera pedido sabiduría y le dijo: “Por haberme pedido esto, y no una larga vida, ni riquezas, ni la muerte de tus enemigos, sino sabiduría para gobernar, yo te concedo lo que me has pedido. Te doy un corazón sabio y prudente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti.
Te voy a conceder, además,lo que no me has pedido:
tanta gloria y riqueza, que no habrá rey que se pueda comparar contigo”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 118
Enséñanos, Señor,
a cumplir tus preceptos.
Sólo cumpliendo tus mandatos puede un joven vivir honestamente. Con todo el corazón te voy buscando, no me dejes desviar de tus preceptos.
Enséñanos, Señor,
a cumplir tus preceptos.
En mi pecho guardé tus mandamientos, para nunca pecar en contra tuya. Señor, bendito seas; enséñame tus leyes.
Enséñanos, Señor,
a cumplir tus preceptos.
Con mis labios he ido enumerando todos los mandamientos de tu boca. Más me gozo cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas.
Enséñanos, Señor,
a cumplir tus preceptos.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (6, 30-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado. Entonces él les dijo: “Vengan conmigo a un lugar solitario, para que descansen un poco”. Porque eran tantos los que iban y venían, que no les dejaban tiempo ni para comer.
Jesús y sus apóstoles se dirigieron en una barca hacia un lugar apartado y tranquilo. La gente los vio irse y los reconoció; entonces de todos los poblados fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Cuando Jesús desembarcó, vio una numerosa multitud que lo estaba esperando y se compadeció de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
En la cultura campesina de la época la imagen de las ovejas sin pastor transmite un sentimiento de abandono y desolación. Las ovejas son animales gregarios, forman rebaños y dependen del liderazgo del pastor para afrontar las amenazas y para alimentarse. La visión de un pueblo que deambula abandonado de sus líderes institucionales y en busca de un profeta provoca la reacción de Jesús. Pero él no quiere guiar un rebaño de gente despistada; por eso su primera tarea es la enseñanza. Y a eso dedica sus mayores esfuerzos. Jesús quiere un pueblo creativo, responsable y con iniciativa. Es decir, un pueblo en el que todos ejerzan algún tipo de servicio, de acuerdo a sus capacidades. Por eso ha elegido un grupo de evangelizadores a quienes envía por toda la región (Mc 6,7-13), para preparar su visita. Jesús forma auténticos y responsables pastores salidos de la masa del pueblo y no espera a que le envíen un comisionado de Jerusalén. – Nosotros debemos preguntarnos ahora si en nuestra comunidad cristiana ejercemos algún tipo de servicio o nos limitamos a esperar que sólo algún “funcionario religioso” -el Pastor- se ocupe de los asuntos espirituales de nuestra comunidad.
Oración sobre las Ofrendas
Oremos:
Santifica, Señor, con tu bendición estas ofrendas y enciende en nosotros ese amor a ti, por el que tu santa mártir Águeda, fue capaz de soportar todos los tormentos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los santos Mártires
Testimonio y ejemplo de los
mártires
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque la sangre de la gloriosa mártir santa Águeda, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo.
Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y que me siga, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento que hemos recibido nos dé, Señor, la misma fortaleza con la que tu santa mártir Águeda, fue fiel en tu servicio y generosa en el sufrimiento.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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