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miércoles, 11 de abril de 2012

Ordinario de la Misa: Jueves de la Octava de Pascua. Ciclo B. 12 de Abril, 2012

Ordinario de la Misa: Jueves de la Octava de Pascua. Ciclo B. 12 de Abril, 2012
Arrepiéntanse y conviértanse
Jueves de la Octava de Pascua
¡Qué admirable, Señor, es tu poder!
Antífona de Entrada
Todos alabamos, Señor, tu poder y tu sabiduría, porque has abierto la boca de los mudos y has hecho elocuentes las lenguas de los niños. Aleluya.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que has reunido pueblos de toda la tierra para alabar tu nombre, concede a todos tus hijos, nacidos a una vida nueva por medio del bautismo, tener una misma fe y manifestarla en la vida con un mismo amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (3, 11-26)
Como el paralítico curado por Pedro y Juan no se les despegaba, todo el pueblo, asombrado, corrió hacia ellos al pórtico de Salomón. Al ver a la muchedumbre, Pedro les dirigió la palabra:
“Israelitas: ¿Por qué les causa admiración esto y por qué nos miran de ese modo, como si por nuestro poder o nuestra virtud hubiéramos hecho andar a este hombre? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús, a quien ustedes entregaron a Pilato, y a quien rechazaron en su presencia, cuando él ya había decidido ponerlo en libertad.
Rechazaron al santo, al justo, y pidieron el indulto de un asesino; han dado muerte al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y de ello nosotros somos testigos.
El nombre de Jesús y la fe en él es lo que ha robustecido los miembros de este hombre al que están viendo y todos conocen. Esta fe es la que le ha restituido completamente la salud, como pueden observar.
Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes han obrado por ignorancia, de la misma manera que sus jefes; pero Dios cumplió así lo que había predicho por boca de los profetas: que su Mesías tenía que padecer.
Por lo tanto, arrepiéntanse y conviértanse, para que se les perdonen sus pecados y el Señor les mande el tiempo de la consolación y les envíe de nuevo a Jesús, el Mesías que les estaba destinado; aunque él tiene que quedarse en el cielo hasta la restauración universal, de la que habló Dios por boca de su profeta desde muy antiguo.
En efecto, Moisés dijo:
El Señor Dios hará surgir de entre sus hermanos un profeta como yo. Escuchen todo cuanto les diga; quien no escuche al profeta, será expulsado del pueblo. Y todos los profetas, a partir de Samuel, anunciaron igualmente estos días.
Ustedes son herederos de los profetas y beneficiarios de la alianza que Dios hizo con sus padres, cuando le dijo a Abraham: Tu descendencia será fuente de bendición para toda la humanidad. Para ustedes, en primer lugar, ha resucitado Dios a su siervo y lo ha enviado para bendecirlos y ayudarlos a que cada uno se aparte de sus
iniquidades”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 8
¡Qué admirable, Señor,
es tu poder! Aleluya.
¡Qué admirable es, Señor y Dios nuestro, tu poder en toda la tierra! ¿Qué es el hombre, para que de él te acuerdes; ese pobre ser humano, para que de él te preocupes?
¡Qué admirable, Señor,
es tu poder! Aleluya.
Sin embargo, lo hiciste un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad; le diste el mando sobre las obras de tus manos y todo lo sometiste
bajo sus pies.
¡Qué admirable, Señor,
es tu poder! Aleluya.
Pusiste a su servicio los rebaños y las manadas, todos los animales salvajes, las aves del cielo y los peces del mar, que recorren los caminos de las aguas.
¡Qué admirable, Señor,
es tu poder! Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Este es el día del triunfo del Señor, día de júbilo y de gozo.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (24, 35-48)
Gloria a ti, Señor.
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
“La paz esté con ustedes”.
Ellos, desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero él les dijo:
“No teman; soy yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis manos y mis pies. Soy yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni huesos,como ven que tengo yo”.
Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: “¿Tienen aquí algo de comer?” Le ofrecieron un trozo de pescado asado; él lo tomó y se puso a comer
delante de ellos.
Después les dijo:
“Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba yo, cuando aún estaba con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos”.Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo:
“Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la necesidad de volverse a Dios y el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de esto”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Es evidente que el evangelista quiere afirmar, a través de este relato, que el resucitado es el mismo Jesús de Nazaret que anunció con autoridad la Buena Nueva del Reino; que no es un cadáver reanimado, sino que realmente es el mismo Señor, quien, gracias a la resurrección, se vinculó plenamente a la vida divina del Padre. Obviamente el evangelista es consciente de que Jesús no está sujeto ya a las limitaciones de un cuerpo; sin embargo, debido a la comprensión judía de la realidad que es siempre particular y concreta, es necesario insistir en la corporalidad del Jesús resucitado; por eso, en este relato Jesús habla, camina y come. La resurrección, entonces, fue un hecho histórico, en el sentido de que realmente sucedió, pero no lo es en el sentido de que lo podamos comprobar en el espacio y en el tiempo. Este acontecimiento, que es el centro de la fe cristiana, tiene razón de ser únicamente si es visto desde el punto de la fe, tal como lo hicieron los discípulos, quienes percibieron la presencia del Señor, a través del asumir como propio el anuncio del Reino de Dios; es decir, convirtiéndose en verdaderos testigos de la resurrección.

No se dice Credo.
Oración sobre las Ofrendas
Recibe, Señor, con bondad, el sacrificio que vamos a ofrecerte, para darte gracias por los nuevos bautizados y pedirte para ellos tu constante ayuda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua I
El misterio pascual
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este día, en que Cristo, nuestra pascua,fue inmolado.
Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando, restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Nosotros somos el pueblo redimido por Dios; anunciemos las maravillas del Señor, que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable. Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, precio de nuestra redención, nos ayuden, Señor, a cumplir tus mandamientos y a obtener, así, nuestra felicidad eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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