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viernes, 18 de mayo de 2012

Evangelio del Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012

Evangelio del Domingo VII Semana de Pascua. Ciclo B. 20 de Mayo, 2012 † Lectura del santo Evangelio según san Marcos (16, 15-20) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: La presente lectura pertenece al resumen de las apariciones de Jesús con el que concluye el texto canónico de Marcos. La creación entera, es decir, todos los hombres, han de ser confrontados con el evangelio. Viene así sobre los hombres la hora del juicio, en la que cada uno elegirá la sentencia: los que crean se salvarán y los que no crean se condenarán (cf. Jn 3,18). La predicación del evangelio compromete, pues, nuestra existencia en su totalidad. Nadie puede escuchar en vano el evangelio. El Evangelio de Marcos enumera unas cuantas señales que acompañan esta misión. Son unas señales que no causan la fe, sino que la siguen, y son unas señales que nos pueden sorprender. Tal vez son el lenguaje de un tiempo determinado o la expresión de un modo de ser cultural. Hay que entenderlas como manifestaciones del poder y soberanía de Jesús y de la fe. La fe en Jesús expulsará los demonios, es decir, el mal del mundo. Hablará en lenguas nuevas, surgirá un nuevo lenguaje con nuevos valores que fomentará la fraternidad y comunicación del hombre. El creyente será capaz de expulsar de su vida el miedo a las cosas más repugnantes y malignas, como son las serpientes, y males como el "Sida" y otros. No habrá venenos capaces de dañarle, porque a los que aman a Dios todo les sirve de bien. La Buena Noticia será especialmente alivio para los pobres y enfermos. Jesús sube al cielo, pero a sus discípulos les encarga que miren al mundo y al futuro. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.com

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