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miércoles, 16 de mayo de 2012

Ordinario de la Misa: Jueves de la VI Semana de Pascua. Ciclo B. 17 de Mayo, 2012

Ordinario de la Misa: Jueves de la VI Semana de Pascua. Ciclo B. 17 de Mayo, 2012 No los dejaré desamparados, dice el Señor Feria de Pascua: jueves de la 6a. semana Que todos los pueblos aclamen al Señor Antífona de Entrada Cuando saliste, Señor, al frente de tu pueblo y le abriste camino a través del desierto, la tierra se estremeció y hasta los cielos se fundieron. Aleluya. Oración Colecta Oremos: Dios nuestro, que nos has hecho partícipes de los dones de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. Que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén. Primera Lectura Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (18, 1-8) En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, en acatamiento a las órdenes de Claudio, que expulsó de Roma a todos los judíos. Pablo se acercó a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Su oficio era fabricar tiendas de campaña. Cada sábado Pablo discutía en la sinagoga y trataba de convencer a judíos y griegos. Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a la predicación y afirmó delante de los judíos que Jesús era el Mesías. Como éstos lo contradecían y lo insultaban,se rasgó las vestiduras y dijo: “Que la sangre de ustedes caiga sobre su propia cabeza: yo soy inocente. De ahora en adelante, iré a hablar a los paganos”.Salió de allí y entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 97 El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya. Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria. El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya. El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel. El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya. La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. No los dejaré desamparados, dice el Señor; me voy, pero volveré a ustedes y entonces se alegrará su corazón. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Juan (16, 16-20) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver”. Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros: “¿Qué querrá decir con eso de que: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver’, y con eso de que: ‘Me voy al Padre’?” Y se decían: “¿Qué significa ese ‘un poco’? No entendemos lo que quiere decir”. Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo: “Están confundidos porque les he dicho: ‘Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver’.Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: Es importante no perder de vista el trasfondo antropológico en el que se desarrolla el relato que leemos hoy. La vida y la muerte son dos realidades inherentes al ser humano que definen nuestra existencia en el mundo; vida-muerte es un proceso natural por el que cada uno de nosotros debe pasar necesariamente. El discurso que Juan plantea en esta sección del evangelio asume este proceso como camino obligatorio para seguir radicalmente al Maestro, ya que, para producir fruto abundante, la semilla tiene que morir; por tal razón Jesús habla sobre su propia muerte, advierte a sus discípulos de la tristeza que los invadirá; pero los alienta diciéndoles que no será duradera, pues él vendrá prontamente. En este discurso la realidad de la muerte no se comprende como pérdida, como el fin de la existencia, sino como el puente hacia la vida plena, tal como sucedió con la vida de Jesús; su entrega total a la humanidad fue recompensada por Dios con la resurrección. El servicio, el amor fraterno y la entrega total a los más débiles y marginados de la sociedad es el camino correcto para seguir a Jesús; la vida del cristiano debe ser un constante morir para dar vida a los demás y así vivenciar plenamente la alegría del Reino. Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, las ofrendas que te presentamos, y purifica nuestros corazones para que podamos participar dignamente en este sacramento de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de Pascua III Cristo vive por siempre e intercede por nosotros El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua fue inmolado. Porque continuamente se ofrece por nosotros e intercede por todos ante ti el que, inmolado en la cruz, venció a la muerte y, una vez muerto, vive para siempre. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, dice el Señor. Aleluya. Oración después de la Comunión Oremos: Dios todopoderoso y eterno, que en Cristo resucitado, nos has hecho renacer a la vida eterna, haz que este misterio pascual en el que acabamos de participar por medio de la Eucaristía, dé en nosotros abundantes frutos de salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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