Evangelio del Sábado IV Semana de Pascua. Ciclo B. 5 de Mayo, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (14, 7-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.
Le dijo Felipe:
“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”.
Jesús le replicó:
“Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
Si Jesús expresa a sus discípulos que quien le ve a él ve al Padre es porque ha asumido el Reino de Dios como el eje central de su vida, como el elemento fundamental que otorga sentido a su existencia. Esto quiere decir, como lo afirma Jon Sobrino, “que la vida de Jesús de Nazaret fue una vida des-centrada y centrada alrededor de algo distinto a sí mismo”. El Reino y Dios configuran la vida de Jesús y se hacen una sola unidad, porque la actuación de Jesús en la historia da testimonio de lo que él mismo comprende por Dios. Para Jesús Dios es un ser dado totalmente a los demás, no es un Dios-en-sí, sino un Dios para la historia, es el Dios de un pueblo. Así fue Jesús con sus semejantes, especialmente con los pobres; por eso, Jesús pide a sus discípulos que crean para que puedan ser verdaderos testigos de Dios, a través de las obras. – En muchas ocasiones reducimos nuestra experiencia de fe a un conjunto de prácticas culturales alejadas de la realidad de la comunidad, expresando de esa manera una equivocada comprensión de Dios; es necesario que nuestra vida cristiana se fundamente en una praxis de amor que pueda dar razón de nuestro vínculo con Dios.
Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org
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