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viernes, 4 de mayo de 2012

Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana de Pascua. Ciclo B. 05 de Mayo, 2012

Ordinario de la Misa: Sábado IV Semana de Pascua. Ciclo B. 05 de Mayo, 2012
Cantemos las maravillas del Señor
Feria de Pascua: sábado de la 4a. semana
Nosotros somos el pueblo redimido por Dios
Antífona de Entrada
Nosotros somos el pueblo redimido por Dios; anunciemos las maravillas del Señor, que nos ha llamado de las tinieblas a su luz admirable.
Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, tú que nos has hecho partícipes de la muerte y resurrección de tu Hijo por medio del bautismo, concédenos vivir de tal manera nuestros compromisos bautismales, que demos frutos abundantes de vida cristiana y podamos llegar a la plenitud del gozo eterno.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Apóstoles (13, 44-52)
El sábado siguiente casi toda la ciudad de Antioquía acudió a oír la palabra de Dios. Cuando los judíos vieron una concurrencia tan grande, se llenaron de envidia y comenzaron a contradecir a Pablo con palabras injuriosas.
Entonces Pablo y Bernabé dijeron con valentía:
“La palabra de Dios debía ser predicada primero a ustedes; pero como la rechazan y no se juzgan dignos de la vida eterna, nos dirigiremos a los paganos. Así nos lo ha ordenado el Señor, cuando dijo: Yo te he puesto como luz de los paganos, para que lleves la salvación hasta los últimos rincones de la tierra”.
Al enterarse de esto, los paganos se regocijaban y glorificaban la palabra de Dios, y abrazaron la fe todos aquellos que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra de Dios se iba propagando por toda la región. Pero los judíos azuzaron a las mujeres devotas de la alta sociedad y a los ciudadanos principales, y provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé, hasta expulsarlos de su territorio.
Pablo y Bernabé se sacudieron el polvo de los pies, como señal de protesta, y se marcharon a Iconio, mientras los discípulos se quedaron llenos de alegría y del Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 97
Cantemos las maravillas
del Señor. Aleluya.
Cantemos al Señor un canto nuevo pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
Cantemos las maravillas
del Señor. Aleluya.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
Cantemos las maravillas
del Señor. Aleluya.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
Cantemos las maravillas
del Señor. Aleluya.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (14, 7-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto”.
Le dijo Felipe:
“Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta”.
Jesús le replicó:
“Felipe, tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: ‘Muéstranos al Padre’? ¿O no crees que yo estoy en el Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que yo les digo, no las digo por mi propia cuenta. Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago yo y las hará aun mayores, porque yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Si Jesús expresa a sus discípulos que quien le ve a él ve al Padre es porque ha asumido el Reino de Dios como el eje central de su vida, como el elemento fundamental que otorga sentido a su existencia. Esto quiere decir, como lo afirma Jon Sobrino, “que la vida de Jesús de Nazaret fue una vida des-centrada y centrada alrededor de algo distinto a sí mismo”. El Reino y Dios configuran la vida de Jesús y se hacen una sola unidad, porque la actuación de Jesús en la historia da testimonio de lo que él mismo comprende por Dios. Para Jesús Dios es un ser dado totalmente a los demás, no es un Dios-en-sí, sino un Dios para la historia, es el Dios de un pueblo. Así fue Jesús con sus semejantes, especialmente con los pobres; por eso, Jesús pide a sus discípulos que crean para que puedan ser verdaderos testigos de Dios, a través de las obras. – En muchas ocasiones reducimos nuestra experiencia de fe a un conjunto de prácticas culturales alejadas de la realidad de la comunidad, expresando de esa manera una equivocada comprensión de Dios; es necesario que nuestra vida cristiana se fundamente en una praxis de amor que pueda dar razón de nuestro vínculo con Dios.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que hemos preparado para el sacrificio eucarístico, y transforma toda nuestra vida en una continua ofrenda.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua II
La nueva vida en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
Por él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna, y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en él, ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección hemos resucitado todos.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Padre, quiero que donde yo esté, estén también conmigo los que tú me has dado, para que contemplen la gloria que me diste, dice el Señor.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te suplicamos, Señor, que esta Eucaristía que tu Hijo nos mandó celebrar en memoria suya y en la cual hemos participado, nos una cada vez más con el vínculo de tu amor.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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