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miércoles, 20 de octubre de 2010

Lecturas y Oraciones del Jueves XXIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 21 de octubre 2010

Jueves 21 de Octubre,2010
Dichoso el pueblo escogido por Dios
Feria de la 29a. semana del Tiempo Ordinario
Demos gracias a Dios, al son del arpa
Antífona de Entrada
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; atiéndeme y escucha mis palabras. Cuídame como a la niña de tus ojos y cúbreme bajo la sombra de tus alas.
Oración Colecta
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, haz que nuestra voluntad sea siempre dócil a la tuya y que te sirvamos con un corazón sincero.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios (3, 14-21)
Hermanos: Me arrodillo ante el Padre, de quien procede toda paternidad en el cielo y en la tierra, para que, conforme a los tesoros de su bondad, les conceda que su Espíritu los fortalezca interiormente y que Cristo habite por la fe en sus corazones. Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender con todo el pueblo de Dios, la anchura y la longitud, la altura y la profundidad del amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano, para que así queden ustedes colmados con la plenitud misma de Dios.
A él, que, con su poder que actúa eficazmente en nosotros, puede hacer infinitamente más de lo que le pedimos o entendemos, le sea dada la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús, por todas las edades y por todos los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 32
Dichoso el pueblo
escogido por Dios.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo. Demos gracias a Dios, al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos.
Dichoso el pueblo
escogido por Dios.
Sincera es la palabra del Señor y todas sus acciones son leales. El ama la justicia y el derecho, la tierra llena está de sus bondades.
Dichoso el pueblo
escogido por Dios.
Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo.
Dichoso el pueblo
escogido por Dios.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida.
Dichoso el pueblo
escogido por Dios.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Todo lo considero una pérdida y lo tengo por basura, para ganar a Cristo y vivir unido a él.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 49-53)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “He venido a traer fuego a la tierra, ¡y cuánto desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo ¡y cómo me angustio mientras llega!
¿Piensan acaso que he venido a traer paz a la tierra? De ningún modo. No he venido a traer la paz, sino la división. De aquí en adelante, de cinco que haya en una familia, estarán divididos tres contra dos y dos contra tres. Estará dividido el padre contra el hijo, el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra’’.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:

El mensaje del evangelio hoy está caracterizado por una riqueza simbólica: fuego, bautismo y guerra. El fuego del que habla Jesús indica la acción de Dios por clarificar las conciencias de sus hijos y posibilitarles sabiduría para distinguir entre lo infame y lo verdaderamente auténtico. La alusión de Jesús sobre “pasar por un bautismo” hace referencia a la pasión y al martirio, realidades ineludibles de su misión. La mención de la guerra nos señala que aun en medio de situaciones violentas Jesús llama a la reconciliación y al perdón. En este sentido, la paz no puede conseguirse a cualquier costo. Su intención no es apoyar el orden establecido de la opresión, sino exigirnos una opción: o estamos de parte del Reino de Dios, o con los poderosos. Seguir a Jesús, con estas exigencias, implica tomar una decisión que nos debe llevar a opciones radicales. La obediencia de Jesús a la voluntad de Padre, que lo llevó a transitar por los áridos caminos del conflicto, la pasión y el martirio, demandan maduración a sus discípulos, profetas y apóstoles para estar en constante discernimiento de los signos del reino de Dios en la historia, desnudando y denunciando los signos catastróficos de los imperios opresores.


Oración sobre las Ofrendas
Santifica, Señor, estos dones tuyos que con sincera voluntad te presentamos, y por medio de esta Eucaristía, dígnate purificarnos y renovarnos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio Común VI
El misterio de nuestra salvación
en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Los ojos del Señor están puestos en sus hijos, en los que esperan en su misericordia, para librarlos de la muerte y reanimarlos en tiempo de hambre.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta celebración eucarística nos comunique, Señor, nuevas fuerzas para cumplir tu voluntad en esta vida y nos confirme en la esperanza de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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