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sábado, 23 de octubre de 2010

Liturgia de la Palabra para Comunidades sin Sacerdote. Domingo XXX Tiempo Ordinaio. Cilco C. 24 de octuvre 2010

Domingo XXX del Tiempo Ordinario
24 de octubre de 2010
Liturgia de la Palabra para Comunidades sin Sacerdote
• Canción de entrada.-
• Presentación.
Tenemos que ser conscientes de que en muchos sitios la gente no está acostumbrada a estas celebraciones y espera que vaya un sacerdote a celebrar el acto litúrgico. Es, por tanto, una deferencia informarles de lo que se va a hacer y explicarles el por qué de esta ceremonia.
Antes de empezar la celebración es bueno preguntar a la gente si ha habido alguna cosa especial por la que podamos orar, (una muerte, un problema cercano, algo significativo…)
RITO DE ENTRADA
Después del rito de entrada, debemos decir a la gente lo que significa el que Dios nos haya invitado al Banquete Eucarístico y reconocer que no somos dignos de ello por lo que decimos:
Hermanos: para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros
pecados.

Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.
Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros,
perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

Amén.

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos,
te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo,
Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica;
tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros.
Porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Elegir una
ORACIÓN COLECTA
Por la Evangelización de los pueblos
Oremos:
Dios nuestro, que quieres que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, mira la abundancia de tu mies y envíale operarios para que se anuncie el Evangelio a toda creatura; y tu pueblo, congregado por la palabra que da vida y sostenido con la fuerza de los sacramentos, avance por el camino de la salvación y del amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Oración Colecta
Oremos:
Aumenta, Señor, en nosotros la fe, la esperanza y la caridad para que cumplamos con amor tus mandamientos y podamos conseguir, así, el cielo que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

LITURGIA DE LA PALABRA
LECTURAS.-
(VER MAS ABAJO)
HOMILIA
(VER MAS ABAJO)
CREDO.-
Creo en un solo Dios,
Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios,
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajó del cielo;
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro. Amén.

ORACIÓN DE LOS FIELES

(VER MAS ABAJO)




OFERTORIO
Es obvio que, en una celebración de la Palabra, no se ofrece el pan y el vino ya que no hay consagración, pero si se puede hacer un ofrecimiento por los allí reunidos, poniendo en manos del Señor todo lo que en ese momento querríamos ofrecerle. (Aquí se puede ofrecer lo que somos, lo que tenemos, a los seres que queremos…)
SANTO.-
Yo creo que el Santo no se debe omitir, ya que es una manera de alabar y dar gracias al Señor; por lo que se debe de hacer una invitación a la alabanza, a la acción de gracias y se puede leer un prefacio o simplemente cantar el Santo.


CONSAGRACIÓN.-
La gente que va a misa frecuentemente sabe todas estas cosas pero, quizá, haya personas que no lo sepan por eso es bueno explicar por qué en la Liturgia de la Palabra no hay consagración ya que solamente puede consagrar un sacerdote.
Lo que si se puede hacer es tener en ese momento unos minutos de adoración o cantar algún canto eucarístico.
También se puede tener un recuerdo por las personas que han fallecido recientemente, ya que los seres cercanos lo agradecen mucho.
RITO DE LA COMUNIÓN

Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza,
nos atrevemos a decir:

PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy";
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

Amén.

La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Y con tu espíritu.

CORDERO DE DIOS

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El Cuerpo de Cristo.
Amén.


ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN

Elegir Una
Por la Evangelización
de los pueblos
Oremos:
Con el auxilio de este sacramento de salvación eterna, del que acabamos de participar, haz, Señor, que la verdadera fe se extienda por todo el mundo.
Por nuestro, Señor Jesucristo.
Amén.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, que este memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo nos haga morir de veras al pecado y renacer a una nueva vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.


RITO DE CONCLUSION
“El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna".
También se puede hacer con una frase corta, sacada del evangelio o de alguna lectura que sirva como consigna para la vida.



Domingo XXX del Tiempo Ordinario
24 de octubre de 2010
MONICIÓN DE ENTRADA
Sean todos bienvenidos a la Eucaristía en un día muy especial porque Celebra la Iglesia en este domingo el DOMUND, la Jornada Mundial por la Evangelización de los Pueblos. Toda la cristiandad se afana en este día en rezar y obtener recursos para ayudar a los pueblos más pobres y llevarles, asimismo, la fe de Cristo. Y en este domingo 30 del Tiempo Ordinario Jesús de Nazaret nos explica la diferencia entre la oración del fariseo, soberbia y fatua; y la del publicano arrepentido, plegaria humilde y realizada desde un corazón contrito. La evangelización y la oración humilde son, sin duda, dos grandes temas para nuestra meditación de hoy. De pie para recibir al Celebrante cantando.

MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS
1.- La primera lectura de hoy procede del Libro del Eclesiástico. Y nos narra como Dios escucha las súplicas del pobre y del oprimido. Dice muy gráficamente el texto que “los gritos del pobre atraviesan las nubes hasta alcanzar a Dios. Y este fragmento nos va a recordar claramente lo que, después, nos contará el evangelio. Escuchemos
2.- Completamos hoy las lecturas que durante domingos sucesivos hemos hecho de la Segunda Carta del Apóstol San Pablo a Timoteo. De ahí han procedido nuestras segundas lecturas durante semanas. En esta de hoy, Pablo de Tarso se despide de Timoteo… y de la vida, ya que pronto iba a ser martirizado. Él ha recorrido el camino indicado por el Señor. ¿Y nosotros? ¿Lo hemos hecho? Escuchemnos
3.- El evangelio de Lucas nos narra la parábola del Señor sobre el fariseo y el publicano que subieron a rezar al templo, tal como ya hemos dicho en nuestro saludo de entrada. Conviene que dediquemos tiempo a la meditación de esta parábola, para que nos demos cuenta si nuestra oración –nuestro cristianismo—está más cercano a la oración del fariseo que a la súplica del publicano. Jesús, como siempre, cuenta esa parábola para la gente de hoy. Es una advertencia a nosotros mismos, aquí y ahora. Como nos hablara El Señor, nos ponemos de pie, para escuchar su santa Palabra.

Domingo XXX del Tiempo Ordinario
24 de octubre de 2010
La oración de los fieles
CELEBRANTE
Hoy más que nunca, nuestra oración se eleva al Padre desde la humildad de siervos reconociendo en Él a Nuestro Señor. Así pues, repetimos
HUMILDEMENTE, TE LO PEDIMOS, SEÑOR.
1.- Por el Papa, sus intenciones y sus proyectos, para que el Señor siga iluminándole y así llegue su Luz a toda la Iglesia y a todo el mundo.
OREMOS AL SEÑOR


MONITOR
2.- Por los gobernantes, para que estén siempre pendientes de aquellos que más sufren.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por todos los que han dejado enfriar su fe, para que encuentren en la Iglesia testigos que anuncien íntegro el mensaje del Evangelio.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por todos los que mueren antes de nacer, verdaderos mártires de la ciencia y la hipocresía de este tiempo, para que perdonen a sus ejecutores y el Señor les dé el gozo de la Vida Eterna.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por todos los misioneros, en este día del DOMUND, para que sean testigos de Cristo desde la humildad y la perseverancia en la oración.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por los pobres, enfermos, los que pasan necesidad, para que encuentren en el prójimo esa ayuda puntual y necesaria para seguir adelante.
OREMOS AL SEÑOR
7.- Por todos nosotros para que sea Cristo el verdadero centro de nuestra existencia.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, con gran humildad te pedimos nos concedas estas necesidades que el pueblo te implora. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amen.



Liturgia de la Palabra
Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiástico (Sirácide)
(35, 15-17. 20-22)
El Señor es un juez que no se deja impresionar por apariencias. No menosprecia a nadie por ser pobre y escucha las súplicas del oprimido. No desoye los gritos angustiosos del huérfano ni las quejas insistentes de la viuda.
Quien sirve a Dios con todo su corazón es oído y su plegaria llega hasta el cielo.
La oración del humilde atraviesa las nubes, y mientras él no obtiene lo que pide, permanece sin descanso y no desiste, hasta que el Altísimo lo atiende
y el justo juez le hace justicia.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 33
El Señor no está lejos
de sus fieles.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo.
El Señor no está lejos
de sus fieles.
En contra del malvado está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. Escucha, en cambio, al hombre justo y lo libra de todas sus congojas.
El Señor no está lejos
de sus fieles.
El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. Salva el Señor la vida de sus siervos. No morirán quienes en él esperan.
El Señor no está lejos
de sus fieles.

Segunda Lectura
Lectura de la segunda carta
del apóstol san Pablo a
Timoteo (4, 6-8. 16-18)
Querido hermano: Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. He luchado bien en el combate, he corrido hasta la meta, he perseverado en la fe. Ahora sólo espero la corona merecida, con la que el Señor, justo juez, me premiará en aquel día, y no solamente a mí, sino a todos aquellos que esperan con amor su glorioso advenimiento.
La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos. Y fui librado de las fauces del león. El Señor me seguirá librando de todos los peligros y me llevará salvo a su Reino celestial. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dios ha reconciliado consigo al mundo, por medio de Cristo, y nos ha encomendado a nosotros el mensaje de la reconciliación.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (18, 9-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás:
“Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano.
El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.
El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.
Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
La mayor parte de las parábolas de Jesús tienen como telón de fondo la vida de las aldeas de Galilea y refleja distintas experiencias de vida del campesinado. Solamente unas pocas se salen de este marco. Una de éstas es la del fariseo y el recaudador que se sitúa en contexto urbano y, más en concreto, en la ciudad de Jerusalén: en el recinto del templo, el lugar propicio para obtener la purificación y redención de los pecados.
La influencia y atracción del templo para los judíos se extendía incluso más allá de las fronteras de Palestina, como lo mostraba claramente la obligación del pago del impuesto al templo por parte de los judíos que no vivían en Palestina. Pagar ese impuesto se había convertido en tiempos de Jesús en un acto de devoción hacia el templo, porque éste hacía posible que los judíos mantuviesen una relación saludable con Dios.
El evangelio en multiples ocasiones hace referencia a los publicanos, recaudadores de impuestos (como Mateo el apostol, Mt 9,9), razon por la que creemos que esta "profesion" merece una explicacion. En tiempos de Jesús, el cobro de impuestos no lo hacían los romanos directamente, sino indirectamente, adjudicando puestos de arbitrios y aduanas a los mejores postores, que solían ser gente judia de las élites urbanas o aristocracia. Estas élites, sin embargo, no regentaban las aduanas, sino que, a su vez, dejaban la gestión de las mismas a gente sencilla, que recibía a cambio un salario de subsistencia. Los recaudadores de impuestos practicaban sistemáticamente el pillaje y la extorsión de los campesinos. Debido a esto, el pueblo tenía hacia estos cobradores de impuestos la más fuerte hostilidad, por ser judios colaboracionistas con el poder romano. La población los odiaba y los consideraba ladrones. Tan desprestigiados estaban que se pensaba que ni siquiera podían obtener el arrepentimiento de sus pecados, pues para ello tendrían que restituir todos los bienes extorsionados, más una quinta parte, tarea prácticamente imposible al trabajar siempre con público diferente. Esto hace pensar que el recaudador de la parábola era un blanco fácil de los ataques del fariseo, pues era pobre, socialmente vulnerable, virtualmente sin pudor y sin honor, o lo que es igual, un paria considerado extorsionador y estafador.
En su oración, el fariseo aparece centrado en sí mismo, en lo que hace. Sabe lo que no es: ladrón, injusto o adúltero; ni tampoco como ese recaudador, pero no sabe quién es en realidad. La parábola lo llevará a reconocer quién es, precisamente no por lo que hace (ayunar, dar el diezmo), sino por lo que deja de hacer (relacionarse bien con los demás).
El fariseo además ayuna dos veces por semana y paga el diezmo de todo lo que gana. Hace incluso más de lo que está mandado en la Torá. Pero su oración no es tan inocente. Lo que parecen tres clases diferentes de pecadores a las que él alude (ladrón, injusto, pecador) se puede entender como tres modos de describir al recaudador. El recaudador, sin embargo, reconoce con gestos y palabras que es pecador y en esto consiste su oración.
El mensaje de la parábola es sorprendente, pues subvierte el orden establecido por el sistema religioso judío: hay quien, como el fariseo, cree estar dentro y está fuera, y hay quien se cree excluido y está dentro.
En el relato se ha presentado al fariseo como un justo y ahora se dice que este justo no es reconocido; debe haber algo en él que resulte inaceptable a los ojos de Dios. Sin embargo, el recaudador, al que se nombra con un “ese” despectivo, no es en modo alguno despreciable. ¿Qué pecado ha cometido el fariseo? Tal vez solamente uno: mirar despectivamente al recaudador y a los pecadores que él representa. El fariseo se separa del recaudador y lo excluye del favor de Dios.
Dios, justificando al pecador sin condiciones, adopta un comportamiento diametralmente opuesto al que el fariseo le atribuía con tanta seguridad. El error del fariseo es el de ser “un justo que no es bueno con los demás”, mientras que Dios acoge graciosamente incluso al pecador. Esta parábola proclama, por tanto, la misericordia como valor fundamental del reino de Dios. Con su comportamiento el recaudador rompe todas las expectativas y esquemas, desafía la pretensión del fariseo y del templo con sus medios redentores y reclama ser oído por Dios, ya que no lo era por el sistema del templo y por la teología oficial, representada por el fariseo.
Si la interpretación de la parábola es ésta, entonces se puede vislumbrar por qué Jesús fue estigmatizado como amigo de recaudadores y de pecadores y por qué fue crucificado finalmente por las élites de Jerusalén con la ayuda de los romanos y el pueblo.
En esta parábola se cumple lo que leemos en la primera lectura del libro del Eclesiástico: “Dios no es parcial contra el pobre, escucha las súplicas del oprimido, no desoye los gritos del huérfano o de la viuda cuando repite su queja”. Dios está con los que el sistema ha dejado fuera. Como estuvo con Pablo de Tarso, como se lee en la segunda lectura, que, a pesar de no haber tenido quien lo defendiera, sentía que el Señor estaba a su lado, dándole fuerzas.
Para la revisión de vida
- Analicemos : ¿cómo es mi manera de tratar con Dios?
- ¿Cómo hago oración? ¿Me creo mejor que los demás?
- ¿Tengo conciencia de mi ser pecador? ¿Soy humilde ante Dios y ante los hermanos?
- ¿Abro mi corazón al amor gratuito de Dios?

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