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martes, 19 de octubre de 2010

Lecturas y Oraciones del Miércoles XXIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 20 de octubre 2010

Miercoles 20 de Octubre,2010
El Señor es mi Dios y Salvador
Feria de la 29a. semana del Tiempo Ordinario
Señor Dios, qué valioso es tu amor
Antífona de Entrada
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
Oración Colecta
Oremos:
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos inspire y acompañe siempre para que podamos descubrirte en todos y amarte y servirte en cada uno.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios (3, 2-12)
Hermanos: Han oído hablar de la distribución de la gracia de Dios, que se me ha confiado en favor de ustedes. Por revelación se me dio a conocer este designio secreto que acabo de exponerles brevemente. Y al leer esto, podrán darse cuenta del conocimiento que tengo del designio secreto de Dios realizado en Cristo.
Este es un designio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, pero que ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: es decir, que por el Evangelio, también los paganos son coherederos de la misma herencia, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la misma promesa en Jesucristo.
Y yo he sido constituido servidor de este Evangelio por un don gratuito de Dios, que me ha sido concedido con toda la eficacia de su poder.
A mí, el más insignificante de todos los fieles, se me ha dado la gracia de anunciar a los paganos la incalculable riqueza que hay en Cristo, y dar a conocer a todos cómo va cumpliéndose este designio de salvación, oculto desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo.
El lo dispuso así, para que la multiforme sabiduría, sea dada a conocer ahora, por medio de la Iglesia, a los espíritus celestiales, según el designio eterno realizado en Cristo Jesús, nuestro Señor, por quien podemos acercarnos libre y confiadamente a Dios, por medio de la fe en Cristo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Isaías 12
El Señor es mi Dios y salvador.
El Señor es mi Dios y salvador, con él estoy seguro y nada temo. El Señor es mi protección y mi fuerza y ha sido mi salvación.
El Señor es mi Dios y salvador.
Den gracias al Señor e invoquen su nombre, cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su nombre es sublime.
El Señor es mi Dios y salvador.
Alaben al Señor por sus proezas, anúncienlas a toda la tierra. Griten jubilosos, habitantes de Sión, porque el Dios de Israel ha sido grande con ustedes.
El Señor es mi Dios y salvador.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 39-48)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Fíjense en esto:
Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por nosotros o por todos?”
El Señor le respondió:
“Supongan que un administrador, puesto por su amo al frente de la servidumbre con el encargo de repartirles a su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso ese siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber.
Yo les aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene.
Pero si ese siervo piensa:
‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los otros siervos y siervas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más inesperada llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma suerte de los desleales.
El siervo que conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le da, se le exigirá mucho; y al que mucho se le confía, se le exigirá mucho más”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Este texto está formado por tres partes relacionadas entre sí. En la primera se nos habla de la reiterada advertencia de Jesús a sus discípulos de estar preparados y atentos para la venida del Hijo del Hombre. Es necesario para estos tiempos convulsionados de hoy estar en una actitud que le dé sentido a nuestra experiencia de fe: hay que estar alertas a las mociones del Espíritu en la historia. Tenemos que tener la agudeza evangélica necesaria para comprender los sentidos de la revelación de Dios en la comunidad humana. La segunda parte del texto nos pone de cara con la ingenuidad del dirigente de la comunidad: las palabras que dices, Jesús, ¿son para nosotros o para todos? La respuesta de Jesús es clara y tajante: tanto ayer como hoy, estamos llamados a ser dirigentes fieles, responsables, sin perder el carácter liberador, profético y salvífico del servicio coherente con el Evangelio. Por último, el texto despliega el telón teológico, con una invitación concreta: la administración responsable de los bienes recibidos no importando si son muchos o pocos. En definitiva, el sentido del texto en su totalidad, apunta a la conducción responsable de la comunidad cristiana por parte de sus animadores.


Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, nuestras ofrendas y concédenos que esta Eucaristía nos ayude a
conseguir la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio Común V
Proclamación del misterio
de Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Cuya muerte celebramos unidos en caridad, cuya resurrección proclamamos con viva fe, y cuyo advenimiento glorioso aguardamos con firmísima esperanza.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos, proclamando sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Los que buscan riquezas, sufren pobreza y hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te pedimos, Señor, humildemente, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido en alimento, nos comuniquen su misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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