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lunes, 18 de octubre de 2010

Lecturas y Oraciones del Martes XXIX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo C. 19 de octubre 2010

= Martes 19 de Octubre,2010
Dale, Señor, la paz a tu pueblo
Feria de la 29a. semana del Tiempo Ordinario
Bueno es el Señor con los que en él confían
Antífona de Entrada
Todo depende de tu voluntad, Señor, y nadie puede resistirse a ella. Tú has hecho los cielos y la tierra y las maravillas que contienen. Tú eres el Señor del universo.
Oración Colecta
Oremos:
Padre lleno de amor, que nos concedes siempre más de lo que merecemos y deseamos, perdona misericordiosamente nuestras ofensas y otórganos aquellas gracias que no hemos sabido pedirte y tú sabes que necesitamos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los efesios (2, 12-22)
Hermanos: Recuerden que antes vivían ustedes sin Cristo, que estaban excluidos de la ciudadanía de Israel y eran extraños a las alianzas y promesas, y no tenían esperanza ni Dios en este mundo. Pero ahora, unidos a Cristo Jesús, ustedes, que antes estaban lejos, están cerca, en virtud de la sangre de Cristo.
Porque él es nuestra paz; él hizo de los judíos y de los no judíos un solo pueblo; él destruyó, en su propio cuerpo, la barrera que los separaba: el odio; él abolió la ley, que consistía en mandatos y reglamentos, para crear en sí mismo, de los dos pueblos, un solo hombre nuevo, estableciendo la paz, y para reconciliar a ambos, hechos un solo cuerpo, con Dios, por medio de la cruz, dando muerte en sí mismo al odio.
Vino para anunciar la buena nueva de la paz, tanto a ustedes, los que estaban lejos, como a los que estaban cerca. Así, unos y otros podemos acercarnos al Padre, por la acción de un mismo Espíritu.
En consecuencia, ya no son ustedes extranjeros ni advenedizos; son conciudadanos de los santos y pertenecen a la familia de Dios, porque han sido edificados sobre el cimiento de los apóstoles y de los profetas, siendo Cristo Jesús la piedra angular.
Sobre Cristo, todo el edificio se va levantando bien estructurado, para formar el templo santo del Señor, y unidos a él también ustedes se van incorporando al edificio, por medio del Espíritu Santo, para ser morada de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 84
Dale, Señor, la paz a tu pueblo.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.
Dale, Señor, la paz a tu pueblo.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la felicidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
Dale, Señor, la paz a tu pueblo.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.
Dale, Señor, la paz a tu pueblo.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (12, 35-38)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda, para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al llegar, encuentre en vela.
Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará sentar a la mesa y él mismo les servirá.Y si llega a medianoche o a la madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
El discipulado debe caracterizarse por el trabajo, la celebración, la atención y la vigilancia. La tarea de hacernos seguidores de Jesús no es para aletargarla o guardarla, sino para ponerla en ejercicio continuo. No podemos ser discípulos anticuados y estáticos, sino que nuestra vida de seguidores de Jesús, está exigida a ser dinámica, alegre y despierta. Jesús declara dichoso al discípulo que haga realidad la labor de hacer que la palabra de Dios dignifique, poniendo todo su empeño y esfuerzo en la construcción de una comunidad humana más justa y solidaria; comunidad que luche por el proyecto del reinado de Dios. Celebración y trabajo; compromiso y constancia son las notas distintivas del discípulo de Jesús que participa plenamente de la mesa y la fiesta del Señor. Por eso, tenemos que esmerarnos por preparar la venida del Señor, sea cual sea el tiempo de la misma. Dicha venida tiene que estar precedida por la utopía liberadora y esperanzadora de reconocernos como una comunidad de iguales en dignidad que lucha no por el despotismo, la pereza, la mediocridad ni el abuso, sino más bien por el ejercicio de la autoridad que es esencialmente servicio. Tenemos que ser peregrinos alegres del reino y no fugitivos aburridos de la historia.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, este sacrificio de alabanza que tu mismo instituiste, y realiza en nosotros la obra de santificación que con su muerte nos mereció tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.
Por Cristo nuestro Señor. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Bueno es el Señor con los que en él confían, con aquellos que no cesan de buscarlo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión, Señor, sacie nuestra hambre y nuestra sed de ti y nos transforme en tu Hijo, Jesucristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

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