Meditación: Jueves de la semana 2 de Pascua
«El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre todos, y da testimonio de lo que ha visto y oído, pero nadie recibe su testimonio. El que recibe su testimonio confirma que Dios es veraz; pues aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, porque da el Espíritu sin tasa. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene vida eterna, pero quien rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él» (Juan 3, 31-36)
1º. Jesús, en la tierra hay muchas religiones.
Algunas se parecen, otras no.
Todas tienen mensajes muy profundos.
¿Hay una religión verdadera? ¿Por qué seguir una y no la otra?
«El que viene de arriba está sobre todos. El que es de la tierra, de la tierra es y de la tierra habla. El que viene del Cielo está sobre todos.»
Jesús, si Tú eres Dios, si Tú realmente vienes del Cielo y eres «aquel a quien Dios ha enviado,» entonces la religión verdadera es la que Tú nos has dejado: está por encima de todas, porque sólo «aquel a quien Dios ha enviado habla las palabras de Dios, y da el Espíritu sin tosa.»
No cabe creer que Tú eres un mensajero de Dios y luego pensar que da lo mismo cualquier religión.
Si Tú vienes de Dios, no puedes contradecirte.
Y Tú has dejado un camino preciso, y unos intérpretes precisos: «La única Iglesia de Cristo..., Nuestro Salvador, después de su resurrección, la entregó a Pedro para que la pastoreara. Le encargó a él y a los demás apóstoles que la extendieran y la gobernaran... Esta Iglesia, constituida y ordenada en este mundo como una sociedad, subsiste en la Iglesia católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con él» (LG)» (CEC.-816).
Jesús, si te diera lo mismo cualquier religión, no habrías dejado una en concreto; no habrías fundado una Iglesia ni establecido una jerarquía: «tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mateo 16,18).
Las diversas religiones que se encuentran por todo el mundo se esfuerzan por responder de varias maneras a la inquietud del corazón humano, y la Iglesia no rechaza lo que en estas religiones hay de verdadero y santo; pero tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Jesús, Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por Ti.
Y Tú has fundado una sola Iglesia.
2º. «No cabe otra disposición en un católico: defender «siempre» la autoridad del Papa; y estar «siempre» dócilmente decidido a rectificar la opinión, ante el Magisterio de la Iglesia» (Forja.- 581).
Jesús, hoy todo el mundo quiere opinar y no acepta imposiciones.
La virtud de la obediencia se deja para los débiles o incultos.
Sin embargo, tu vida es un choque frontal a esta visión en la que lo importante es la estima personal y el propio juicio: «he bajado del Cielo no para hacer mi voluntad sino la voluntad de Aquél que me ha enviado». (Juan 6,38).
Puede haber muchos caminos para resolver problemas humanos, y aquí no cabe imponer nada.
Pero la Iglesia no impone cuando señala un error o enseña una verdad moral: simplemente está marcando el Camino que Tú le has confiado.
«Todo lo que atares sobre la tierra quedará atado en los Cielos, y todo lo que desatares sobre la tierra, quedará desatado en los Cielos». (Mateo 16, 19).
Jesús, que no caiga nunca en la incoherencia de intentar creer en Ti pero no en tu Iglesia; de querer imitarte pero no querer obedecer, cuando tu vida ha consistido en obedecer con fidelidad la voluntad de tu Padre.
El primer paso en este camino de obediencia es conocer mejor lo que dicen el Papa y los Obispos, para incorporarlo a mi vida cristiana y para saber defender sus orientaciones ante los que, casi siempre con bastante ignorancia, las desprecian.
Esta meditación está tomada de: “Una cita con Dios” de Pablo Cardona. Ediciones Universidad de Navarra. S. A. Pamplona
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