Ordinario de la Misa: Sábado XX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 20 de Agosto, 2011
Memoria de san Bernardo
Abad y doctor de la Iglesia
Dichoso el hombre que teme al Señor
Antífona de Entrada
El Señor lo ha llenado del espíritu de sabiduría e inteligencia, ha abierto sus labios en medio de la asamblea y lo ha revestido de gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que hiciste que san Bernardo se desviviera por la unidad y la paz de tu Iglesia y la iluminara con sus enseñanzas llenas de amor, haznos partícipes del fervor de su espíritu para poder vivir como verdaderos hijos tuyos.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de Rut
(2, 1-3. 8-11; 4, 13-17)
Tenía Noemí, por parte de su marido, Elimélek, un pariente de muy buena posición, llamado Booz.
Rut, la moabita, le dijo a Noemí: “Déjame ir a un campo en donde el dueño me permita recoger las espigas que se les caigan a los segadores”. Ella le respondió: “Ve, hija mía”. Fue Rut y se puso a recoger espigas detrás de los segadores en un campo, que para suerte de ella, pertenecía a Booz, el de la familia de Elimélek.
Booz le dijo a Rut: “Escucha, hija mía. No vayas a recoger espigas en otros campos ni te alejes de aquí; quédate junto a mis espigadoras y síguelas por donde ellas vayan recolectando.Ya les dije a mis segadores que no te molesten. Si tienes sed, ve a donde están las vasijas y bebe del agua dispuesta para los trabajadores”.
Ella se postró ante él y le dijo: “¿Por qué me tratas con tanta benevolencia y te fijas en mí, que no soy más que una extranjera?” Booz le respondió:
“Me han contado todo lo que, después de la muerte de tu marido, has hecho por tu suegra: cómo has renunciado a tu padre y a tu madre y a la tierra en que naciste, y has venido a vivir entre gente que no conocías”.
Después de algún tiempo, Booz se casó con Rut, se unió a ella y el Señor hizo que Rut concibiera y diera a luz un niño.
Las mujeres le dijeron a Noemí:
“Bendito sea el Señor, que no ha permitido que le faltara a tu difunto esposo un heredero para perpetuar su nombre en Israel. Este niño será tu consuelo y el apoyo en tu vejez, porque te lo ha dado a luz tu nuera, que tanto te quiere y que es para ti mejor que siete hijos”. Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas felicitaban a Noemí, diciendo:
“Le ha nacido un hijo a Noemí”, y le pusieron por nombre Obed. Este es el padre de Jesé, padre de David.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 127
Dichoso el hombre
que teme al Señor.
Dichoso el hombre que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo,será dichoso, le irá bien.
Dichoso el hombre
que teme al Señor.
Su mujer, como vid fecunda, en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de su mesa.
Dichoso el hombre
que teme al Señor.
Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: “Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida”.
Dichoso el hombre
que teme al Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Su Maestro es uno solo, Cristo, y su Padre es uno solo, el del cielo, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (23, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a las multitudes y a sus discípulos: “En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y fariseos. Hagan, pues, todo lo que les digan, pero no imiten sus obras, porque dicen una cosa y hacen otra. Hacen fardos muy pesados y difíciles de llevar y los echan sobre las espaldas de los hombres, pero ellos ni con el dedo los quieren mover.
Todo lo hacen para que los vea la gente. Ensanchan las filacterias y las franjas del manto; les agrada ocupar los primeros lugares en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; les gusta que los saluden en las plazas y que la gente los llame ‘maestros’.
Ustedes, en cambio, no dejen que los llamen ‘maestros’, porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos. A ningún hombre sobre la tierra lo llamen ‘padre’, porque el Padre de ustedes es sólo el Padre celestial.
No se dejen llamar ‘guías’, porque el guía de ustedes es solamente Cristo.
Que el mayor de entre ustedes sea su servidor, porque el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La comunidad del evangelista Mateo define los lazos entre sus integrantes a partir de la fraternidad. No existe entre ellos una relación de vasallaje, como se acostumbraba en todos los reinos del antiguo oriente; ni una relación clientelista, al estilo romano, en la que la voluntad del patrón imperaba sobre sus protegidos; ni una relación de subordinación como la que se daba entre el maestro y sus discípulos en las escuelas judías rabínicas. La organización comunitaria se estructura a partir del precepto del amor incondicional a Dios y al prójimo. Así el amor asume un carácter universal, es decir, abierto a todas las realidades y personas. La fraternidad, el servicio y la solidaridad son formas concretas de vivir este amor. La fraternidad exigía que las personas de la comunidad fueran tratadas como iguales en derechos y posibilidades, lo que chocaba explícitamente con las estructuras patriarcales de la época, en las que primaba la voluntad del varón o los valores que dominaban al grupo familiar.
Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte en la festividad de san Bernardo sea, Señor, para tu Iglesia una fuente de unidad y de paz.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacios de los Santos
Pastores
Los santos pastores siguen
presentes en la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Bernardo, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…
Antífona de la Comunión
Este es el siervo fiel y sensato a quien su señor ha puesto al frente de su familia, para darles la ración de trigo a su tiempo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta comunión que hemos recibido nos renueve, Señor, en el cuerpo y en el espíritu y, por intercesión de san Bernardo, nos encienda en el amor a Cristo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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