Lectio Divina: Domingo Segundo de Adviento. Ciclo B. 4 de diciembre, 2011
Lectio: Marcos 1,1-8
Predicación de Juan el Bautista
Cómo empezó el anuncio de la Buena Nueva
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz, que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Clave de lectura:
La unidad literaria de Marcos 1, 1-13, al que pertenece nuestro texto (Mc 1,1-8), es una breve introducción al anuncio de la Buena Noticia de Dios. Tres son los puntos principales: (i) La Buena Noticia viene preparada por la actividad de Juan Bautista (Mc 1,2-8). (ii) Viene proclamada con ocasión del bautismo de Jesús (Mc 1,9-11). (iii) Viene probada en el momento de la tentación de Jesús en el desierto (Mc 1,12-13).
En los años 70, época en la que Marcos escribe su evangelio, las comunidades vivían una situación difícil. Desde fuera eran perseguidas, por el Imperio Romano. Desde dentro, se vivían entre dudas y tensiones. Algunos grupos afirmaban que Juan Bautista era igual que Jesús (At 18,26; 19,3). Otros querían saber cómo debían comenzar el anuncio de la Buena Noticia de Jesús. En estos pocos versículos, Marcos comienza a responder, narrando cómo se inició la Buena Noticia de Dios que Jesús nos anuncia y cuál es el puesto que Juan Bautista ocupa en el proyecto de Dios. Durante la lectura, intentemos estar atentos para percibir cómo penetra la Buena Noticia en la vida de las personas.
b) Una división del texto para ayudarnos en la lectura:
Marcos 1,1: Apertura y título del Evangelio de Marcos
Marcos 1,2-3: Citación de los profetas Malaquías e Isaías
Marcos 1,4-5: Contenido y repercusión de la predicación de Juan Bautista
Marcos 1,6-8: Significado de la predicación de Juan Bautista
c) Texto:
1 Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios. 2 Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. 3 Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, 4 apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados.5 Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
6 Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. 7 Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. 8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la meditación y en la oración.
a) ¿Cuál es el punto del texto que te ha gustado más o ha llamado más tu atención?
b) ¿Qué dice el texto sobre la misión de Juan Bautista
c) ¿Con qué fin el Evangelio cita a los dos profetas del Viejo Testamento?
d) ¿Qué dice el texto sobre la persona de Jesús y sobre su misión?
e) ¿Qué nos enseña para nosotros hoy?
5. Para aquéllos que quieren profundizar en el tema
a) Contexto de entonces y de hoy:
El Evangelio de Marcos empieza así: Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios (Mc 1,1). Todo tiene un principio, también la Buena Noticia de Dios que Jesús nos comunica. El texto que nos proponemos meditar nos muestra cómo Marcos buscó este comienzo. Cita a los profetas Isaías y Malaquías y menciona a Juan Bautista, que preparó la venida de Jesús. Marcos nos muestra así que la Buena Noticia de Dios, revelada por Jesús, no ha caído del cielo, sino que viene de lejos, a través de la Historia. Y tiene un precursor, uno que ha preparado la venida de Jesús. También para nosotros, la Buena Noticia nos llega a través de las personas y los acontecimientos bien concretos que nos indican el camino que lleva a Jesús. Por esto, al meditar el texto de Marcos, conviene no olvidar esta pregunta: “A lo largo de la historia de mi vida, ¿quién me ha indicado el camino hacia Jesús?” Y una segunda pregunta: “¿He ayudado a alguno a descubrir la Buena Noticia de Dios en su vida? ¿He sido el precursor para alguno?”
b) Comentario del texto:
Marcos 1,1: Comienzo del Evangelio de Jesús, Hijo de Dios
En la primera frase de su Evangelio, Marcos dice: Comienzo del Evangelio de Jesucristo, ¡Hijo de Dios! (Mc 1,1). Al final del Evangelio, en el momento de la muerte de Jesús, un soldado romano exclama: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios! (Mc 15,39). Al principio y al final está este título de Hijo de Dios. Entre el principio y el final, a lo largo de las páginas del evangelio, Marcos aclara cómo debe ser entendida y anunciada esta verdad central de nuestra fe: Jesús es el Hijo de Dios.
Marcos 1,2-3: La semilla de la Buena Noticia está escondida en la esperanza de la gente
Para indicar el comienzo de la Buena Noticia, Marcos cita a los profetas Malaquías e Isaías. En los textos de estos dos profetas aparece la esperanza que habitaba en los corazones de la gente en los tiempos de Jesús. La gente esperaba que el mensajero, anunciado por Malaquías, viniese a preparar el camino del Señor (Ml 3,1), según cuanto había sido proclamado por el profeta Isaías que dice: Voz de aquél que grita: Preparad el camino al Señor, enderezad sus sendas (Is 40,3). Para Marcos la semilla de la Buena Noticia es la esperanza suscitada en la gente por las grandes promesas que Jesús había hecho en el pasado por medio de dos profetas. Hasta ahora, la esperanza de la gente es el gancho al que se aferra la Buena Noticia de Dios, para saber cómo iniciar el anuncio de la Buena Noticia, es importante descubrir la esperanza que la gente tiene en su corazón. ¡La esperanza es lo último que muere!
Marcos 1,4-5: El movimiento popular suscitado por Juan el Bautista hace crecer la esperanza de la gente
Marcos hace como hacemos también hoy nosotros. Se sirve de la Biblia para iluminar los hechos de la vida. Juan Bautista había provocado un gran movimiento popular.¡Toda la región de la Judea y todos los habitantes de Jerusalén iban al encuentro de Juan! Marcos se sirve de los textos de Malaquías e Isaías para iluminar este movimiento popular, suscitado por Juan Bautista. Indica que con la venida de Juan Bautista la esperanza del pueblo ha comenzado a encontrar una respuesta, a realizarse. La semilla de la Buena Nueva comienza a despuntar, a crecer.
Marcos 1,6-8: Juan Bautista es el Profeta Elías que la gente esperaba
Del profeta Elías se decía que venía a preparar el camino del Mesías “¡convirtiendo el corazón de los padres hacia los hijos y el corazón de los hijos hacia los padres!” (Mal 3,24; cf Lc 1,17), o sea, esperaban que Elías viniese a reconstruir la vida comunitaria. Elías era conocido como “un hombre vestido de pieles y con un cinturón de cuero a la cintura” (2Re 1,8). Marcos dice que Juan se vestía con pieles de camello. Indicaba con claridad que Juan Bautista había venido a cumplir la misión del Profeta Elías (Mc 9,11-13).
En los años 70, época en la escribe Marcos, mucha gente pensaba que Juan Bautista fuese el mesías (cf Act 19,1-3). Para ayudarles a discernir, Marcos cita las palabras del mismo Juan: “Después de mí viene aquél que es más fuerte que yo y de quien no soy digno de desatar sus sandalias. Yo he bautizado con agua. Él bautizará con Espíritu Santo”. Marcos nos dice que Juan señala el camino hacia Jesús. Hace saber a las Comunidades que Juan no era el Mesías, sino más bien su precursor.
c) Ampliando información:
* El contexto más amplio del comienzo del Evangelio de Marcos (Mc 1,1-13)
La solemne proclamación de la Buena Noticia (Mc 1,9-11)
¡La gente pensaba que el bautismo de Juan era cosa de Dios! (Mc 11,32) Como el pueblo, también Jesús percibía que Dios se manifestaba en el mensaje de Juan. Por esto, salió de Nazaret, se llegó al Jordán, y se puso en la fila para recibir el bautismo. En el momento de ser bautizado, Jesús hizo una profunda experiencia de Dios. Vio los cielos abrirse y el Espíritu Santo descender sobre Él, y la voz del Padre que decía: “Tú eres mi Hijo predilecto. En Ti he puesto toda mi confianza”. En estas breves palabras aparecen tres puntos muy importantes:
i) Jesús experimentó a Dios como un Padre y se experimenta a sí mismo como un Hijo. He aquí la gran novedad que Él nos comunica: Dios es Padre. El Dios que estaba lejano como Dios Altísimo se hace vecino como Padre, bien vecino como Abbá, Papá. Y esto es el centro de la Buena Noticia que Jesús nos trae.
ii) Una frase que Jesús escuchó del Padre y del profeta Isaías, en la que se anuncia que el Mesías es el Siervo de Dios y de la gente (Is 42,1). El Padre estaba indicando a Jesús la misión del Mesías Siervo y no la de un Rey glorioso. Jesús asumía esta misión de servicio y fue fiel a ella hasta la muerte ¡y una muerte en cruz! (cf Fil 2,7-8). Él dijo: “¡No he venido para ser servido, sino para servir! (Mc 10,45).
iii) Jesús vio el cielo abrirse y el Espíritu descender sobre él. Precisamente cuando Jesús descubre su misión de Mesías Salvador, recibe el don del Espíritu Santo para poder desenvolver la misión. El don del Espíritu Santo había sido prometido por los profetas (Is 11,1-9; 61,1-3; Jl 3,1). La promesa comienza a realizarse, solemnemente, cuando el Padre proclama a Jesús, su hijo predilecto.
* La semilla de la Buena Noticia se pone a prueba y se verifica en el desierto (Mc 1,12-13)
Después del Bautismo, el Espíritu de Dios toma posesión de Jesús y lo lanza hacia el desierto, donde él se prepara para la misión (Mc 1,12s). Marcos dice que Jesús permanece en el desierto 40 días, y que fue tentado por el demonio, Satanás. Mateo 4,1-11 explica las tentaciones: tentaciones que asaltaron al pueblo en el desierto después de la salida de Egipto: la tentación del pan, la tentación del prestigio, la tentación del poder (Dt 8,3; 6,16; Dt 6.13). Tentación es todo lo que a uno le asalta en su camino hacia Dios. Dejándose orientar por la Palabra de Dios, Jesús afronta las tentaciones y no se deja desviar (Mt 4,4.7.10). Es en todo igual a nosotros, hasta en las tentaciones, menos en el pecado (Heb 4,15). Mezclado en medio de los pobres y unido al Padre por la oración, fiel al Padre y a la oración, resiste, y sigue el camino del Mesías- Siervo, el camino del servicio a Dios y al pueblo (Mt 20, 28).
* ¡Comienzo de la Buena Noticia de Jesús, hoy! La semilla de la Buena Noticia entre nosotros
Marcos comienza su evangelio describiendo cómo fue el principio del anuncio de la Buena Noticia de Dios. Quizás nosotros esperaríamos una fecha bien precisa. Pero lo que tenemos es una respuesta aparentemente confusa, después Marcos cita a Isaías y Malachías (Mc 1,2-3), habla de Juan Bautista (Mc 1,4-5), alude al profeta Elías (Mc 1,4), evoca la profecía del Siervo de Yahvé (Mc 1,11) y hace pensar en las tentaciones del pueblo en el desierto, después de la salida de Egipto (Mc 1,13). Ahora preguntemos: “Pero en definitiva, Marcos, el comienzo ¿cuándo fue: a la salida. de Egipto en el desierto, con Moisés, Isaías, Malaquías, Juan Bautista? ¿Cuándo?” El comienzo, la semilla, pudo ser todo eso en el mismo tiempo. Lo que Marcos quiere sugerir es que deberíamos aprender a leer nuestra historia con otra mirada. El comienzo, la semilla de la Buena Noticia de Dios, está escondido en nuestra vida, en nuestro pasado, en la historia en que vivimos. El pueblo de la Biblia tenía esta convicción: Dios está presente en nuestra vida y en nuestra historia. Por eso ellos se preocupaban de recordar los hechos y las personas del pasado. La persona que pierde la memoria de la propia identidad no sabe de donde viene ni a donde va. Ellos leían la historia del pasado para aprender a leer la historia del presente y descubrir en ella las señales de la presencia de Dios. Es lo que Marcos hace aquí al comienzo de su evangelio. Trata de descubrir los hechos y apunta el filo de la esperanza que venía del Éxodo, de Moisés, pasando por el profeta Elías, Isaías y Malaquías, hasta llegar a Juan Bautista que ve en Jesús a aquél que realiza la esperanza del pueblo.
¿Cuáles son los flecos de esperanza, por pequeños que sean, que hoy existen en nuestra historia y que indican un futuro mejor y más justo? Ha aquí algunas posibles sugerencias: (1) la resistencia y el despertar por todas partes en el mundo de razas oprimidas a la búsqueda de la vida, de dignidad para todos; (2) el despertar de la conciencia del sexo en muchas mujeres y hombres, que revelan nuevas dimensiones de la vida que antes no se percibían; (3) la nueva sensibilidad ecológica que aumenta por doquier, sobre todo entre los jóvenes y niños; (4) el conocimiento creciente de la ciudadanía que busca nuevas formas de democracia; (5) diálogos y debates sobre problemas sociales que suscitan un deseo de mayor participación que transforma hasta las personas que en medio del trabajo del estudio encuentran tiempo para dedicar gratuitamente su servicio a los otros; (6) la búsqueda creciente de nuevas relaciones de ternura, de respeto recíproco entre las personas y entre las gentes; (7) crece la indignación de la gente por la corrupción y la violencia. Dicho en una palabra, que algo nuevo está naciendo y que no permite ya dejarnos indiferentes ante los abusos políticos, sociales, culturales, de clase y sexo. Hay una nueva esperanza, un sueño nuevo, un deseo de cambio. El anuncio de la Buena Noticia será realmente Buena Noticia si es portadora de esta novedad que asoma en medio del pueblo. Ayudar a abrir los ojos para ver esta novedad, comprometerse las comunidades de fe en la búsqueda de esta utopía, quiere decir reconocer la presencia de Dios que libera y transforma obrando en lo cotidiano de nuestra vida.
6. Oración del Salmo 72 (71)
La esperanza del Mesías en el corazón del pueblo
Confía, oh Dios, tu juicio al rey,
al hijo de rey tu justicia:
que gobierne rectamente a tu pueblo,
a tus humildes con equidad.
Produzcan los montes abundancia,
justicia para el pueblo los collados.
Defenderá a los humildes del pueblo,
salvará a la gente pobre
y aplastará al opresor.
Durará tanto como el sol,
como la luna de edad en edad;
caerá como lluvia en los retoños,
como rocío que humedece la tierra.
Florecerá en sus días la justicia,
prosperidad hasta que no haya luna;
dominará de mar a mar,
desde el Río al confín de la tierra.
Ante él se doblará la Bestia,
sus enemigos morderán el polvo;
los reyes de Tarsis y las islas
traerán consigo tributo.
Los reyes de Sabá y de Seba
todos pagarán impuestos;
ante él se postrarán los reyes,
le servirán todas las naciones.
Pues librará al pobre suplicante,
al desdichado y al que nadie ampara;
se apiadará del débil y del pobre,
salvará la vida de los pobres.
La rescatará de la opresión y la violencia,
considerará su sangre valiosa;
(que viva y le den el oro de Sabá).
Sin cesar rogarán por él,
todo el día lo bendecirán.
La tierra dará trigo abundante,
que ondeará en la cima de los montes;
sus frutos florecerán como el Líbano,
sus espigas como la hierba del campo.
¡Que su fama sea perpetua,
que dure tanto como el sol!
¡Que sirva de bendición a las naciones,
y todas lo proclamen dichoso!
¡Bendito Yahvé, Dios de Israel,
el único que hace maravillas!
¡Bendito su nombre glorioso por siempre,
la tierra toda se llene de su gloria!
¡Amén! ¡Amén!
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.
www.ocarm.org
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