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viernes, 13 de enero de 2012

Evangelio del Sábado I Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 14 de Enero, 2012

Evangelio del Sábado I Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 14 de Enero, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (2, 13-17)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a caminar por la orilla del lago; toda la muchedumbre lo seguía y él les hablaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), el hijo de Alfeo, sentado en el banco de los impuestos,y le dijo: “Sígueme”.El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaron a la mesa junto con Jesús y sus discípulos, porque eran muchos los que lo seguían. Entonces unos escribas de la secta de los fariseos, viéndolo comer con los pecadores y publicanos, preguntaron a sus discípulos: “¿Por qué su maestro come y bebe en compañía de publicanos y pecadores?”
Habiendo oído esto, Jesús les dijo: “No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos.Yo no he venido para llamar a los justos, sino a los pecadores”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
La vocación del cobrador de impuestos debió provocar dolores de cabeza a Jesús y a sus discípulos. Los individuos más viles y despreciados se sentaban a la mesa con Jesús y, con frecuencia, él era su invitado de honor. Esa manera de pensar escapaba a toda lógica, más en una sociedad como la de aquella época en la que el prestigio y el ‘buen nombre’ eran la principal nota de distinción de las personas religiosas. La respuesta de Jesús ante los cuestionamientos de sus adversarios es tan simple como contundente: no necesitan médico los sanos, sino los enfermos. Ese dicho seguramente formaba parte de la cultura popular y era parte de la sabiduría de la gente sencilla, que con frecuencia no tenía dinero para acudir a un médico y se contentaba con remedios caseros. La misión de Jesús se funda en la sabiduría y en la justicia de Dios y no en los escrúpulos sociales de los fanáticos religiosos. El llamado de Jesús actúa sobre las personas de buena voluntad, aunque hayan cometido errores garrafales y no en la impecable hoja de vida de personas que sólo se preocupan por su prestigio y buen nombre.

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