Buscar este blog

miércoles, 11 de enero de 2012

Evangelio del Viernes I Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 13 de Enero, 2012

Evangelio del Viernes I Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. 13 de Enero, 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Marcos (2, 1-12)
Gloria a ti, Señor.

Cuando Jesús volvió a Cafarnaúm, corrió la voz de que estaba en casa, y muy pronto se aglomeró tanta gente, que ya no había sitio frente a la puerta. Mientras él enseñaba su doctrina, le quisieron presentar a un paralítico, que iban cargando entre cuatro. Pero como no podían acercarse a Jesús por la cantidad de gente, quitaron parte del techo, encima de donde estaba Jesús, y por el agujero bajaron al enfermo en una camilla.
Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico:
“Hijo, tus pecados te quedan perdonados”. Algunos escribas que estaban allí sentados comenzaron a pensar:
“¿Por qué habla éste así? Eso es una blasfemia. ¿Quién puede perdonar los pecados sino sólo Dios?”
Conociendo Jesús lo que estaban pensando, les dijo: “¿Por qué piensan así? ¿Qué es más fácil, decirle al paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o decirle: ‘Levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa?’
Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —le dijo al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, recoge tu camilla y vete a tu casa”.
El hombre se levantó inmediatamente, recogió su camilla y salió de allí a la vista de todos, que se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: “¡Nunca habíamos visto cosa igual!”

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
Su enseñanza, sus curaciones, sus liberaciones y, sobre todo, su inmediata cercanía a los más excluidos del pueblo colocan a Jesús en el ojo del huracán. Al volver a Cafarnaún se encuentra con la expectativa del pueblo sencillo, que ya lo reconoce como un gran maestro; pero también se topa con la oposición de sus adversarios, que lo acusan de blasfemia – el pecado religioso más grave. El conflicto no se hace esperar. Los intérpretes autorizados de la Escritura consideran inapropiada la libertad con la que Jesús actúa. Consideran que son sólo ellos los únicos administradores de las enseñanzas religiosas. Jesús les muestra su error, al mostrarles cómo la tremenda fe del paralítico es suficiente para recibir el beneficio del perdón y la sanación. Así se enfrentan la costumbre humana y la novedad de Dios. Y de este enfrentamiento sale beneficiada una persona que de ahí en adelante puede decidir a dónde ir y qué hacer con su vida.
Cada día enfrentamos una cultura que pretende decirnos quiénes somos, qué debemos hacer y sobre todo, qué es lo importante, basada únicamente en criterios de consumo, apariencia y poder. Jesús nos enseña a ser libres, así desfondemos el techo con nuestras decisiones.

No hay comentarios: