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jueves, 27 de enero de 2011

Ordinario de la Misa. Lecturas y Oraciones. Viernes III Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 28 de enero 2011

= Viernes 28 de Enero, 2011

Santo Tomás de Aquino, presbítero y doctor de la Iglesia
Memoria
La salvación del justo es el Señor
Antífona de Entrada
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Nueva a los pobres y anunciar su liberación a los cautivos.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que hiciste de Tomás de Aquino un hombre admirable por su anhelo de santidad y su dedicación a las ciencias sagradas, ayúdanos a comprender su doctrina y a imitar sus ejemplos.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta a los
hebreos (10, 32-39)
Hermanos: Recuerden aquellos primeros días en que, recién iluminados por el bautismo, tuvieron ustedes que afrontar duros y dolorosos combates.
Unas veces fueron expuestos públicamente a los insultos y tormentos. Otras, compartieron los sufrimientos de los hermanos que eran maltratados, se compadecieron de los que estaban en la cárcel y aceptaron con alegría que los despojaran de sus propios bienes, sabiendo ustedes que están en posesión de otros, mejores y perdurables.
Por lo tanto, no pierdan la confianza, pues la recompensa es grande. Lo que ahora necesitan es la perseverancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, alcancen lo prometido.
Atiendan a lo que dice la Escritura: Pronto, muy pronto, el que ha de venir vendrá y no tardará; y mi justo, si permanece fiel, vivirá; pero si desconfía, dejará de agradarme.
Ahora bien, nosotros no somos de los que desconfían y perecen, sino hombres de fe, destinados a salvarnos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 36
La salvación del justo
es el Señor.
Pon tu esperanza en Dios, practica el bien y vivirás tranquilo en esta tierra. Busca en él tu alegría y te dará el Señor cuanto deseas.
La salvación del justo
es el Señor.
Pon tu vida en las manos del Señor, en él confía, y hará que tu virtud y tus derechos brillen igual que el sol de mediodía.
La salvación del justo
es el Señor.
Porque aprueba el camino de los justos, asegura el Señor todos sus pasos; no quedarán por tierra cuando caigan, porque el Señor los tiene de su mano.
La salvación del justo
es el Señor.
La salvación del justo es el Señor; en la tribulación él es su amparo. A quien en él confía, Dios lo salva de los hombres malvados.
La salvación del justo
es el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has revelado los misterios del Reino a la gente sencilla.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (4, 26-34)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece; y la tierra, por si sola, va produciendo el fruto: primero los tallos, luego las espigas y después los granos en las espigas.
Y cuando ya están maduros los granos, el hombre echa mano de la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha”.
Les dijo también: “¿Con qué compararemos el Reino de Dios? ¿Con qué parábola lo podremos representar? Es como una semilla de mostaza que, cuando se siembra, es la más pequeña de las semillas; pero una vez sembrada, crece y se convierte en el mayor de los arbustos y echa ramas tan grandes, que los pájaros pueden anidar a su sombra”.
Y con otras muchas parábolas semejantes les estuvo exponiendo su mensaje, de acuerdo con lo que ellos podían entender. Y no les hablaba sino en parábolas; pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

Reflexión:
Jesús hace comprensible a sus oyentes, a través de parábolas o comparaciones, el Reino de Dios; para ello emplea imágenes cercanas a la vida común de la gente que lo seguía, en su mayoría hombres y mujeres campesinos; hace de la sabiduría popular una herramienta para hablar de una realidad superior que está actuando ya en medio de ellos. En la parábola de la semilla que crece por sí sola se quiere hacer notar la fuerza con la que el reino se desarrolla en la historia y hace presente el misterio de la creación, las manos creadoras de Dios y del ser humano, que se esfuerzan día a día por la vida. Dios actúa, salva y libera por medio de la humanidad; es la única vía por la cual Dios hace posible la creación; por eso el texto afirma que el ser humano es quien siembra y se beneficia de los frutos de la cosecha. Esto quiere decir que el hombre y la mujer tienen un protagonismo fundamental dentro del plan salvífico de Dios. Sin embargo, Dios es quien actúa; es quien hace que la semilla crezca y dé frutos abundantes. Tendríamos que preguntarnos hasta qué punto somos verdaderos sembradores de las semillas del reino.


Oración sobre las Ofrendas
Que la participación en esta Eucaristía nos llene, Señor, de la luz de tu espíritu que iluminó a santo Tomas de Aquino, y lo hizo instrumento de tu gloria.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los santos Pastores
Los santos pastores siguen
presentes en la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de santo Tomás de Aquino, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso, con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo, dice el Señor.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te rogamos, Señor, que el sacramento que hemos recibido nos encamine al cielo que ya mereció obtener santo Tomás de Aquino, sirviéndote con fidelidad.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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