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lunes, 14 de marzo de 2011

Evangelio del I Martes de Cuaresma. Ciclo A. 15 de marzo 2011

Evangeliodel I Martes de Cuaresma.Ciclo A. 15 de marzo 2011.
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (6, 7-15)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a
sus discípulos: “Cuando ustedes
hagan oración no hablen
mucho, como los paganos,
que se imaginan que a fuerza
de mucho hablar, serán
escuchados. No los imiten,
porque el Padre sabe lo que
les hace falta, antes de que
se lo pidan. Ustedes, pues,
oren así:
Padre nuestro, que estás
en el cielo, santificado sea
tu nombre, venga tu Reino,
hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan
de cada día, perdona nuestras
ofensas, como también
nosotros perdonamos a los
que nos ofenden; no nos
dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Si ustedes perdonan las
faltas a los hombres, también
a ustedes los perdonará el
Padre celestial. Pero si ustedes
no perdonan a los hombres,
tampoco el Padre les perdonará
a ustedes sus faltas”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La oración que educa para el Reino. El Padrenuestro no lo podemos rezar en toda su profundidad si no es dentro de una comunidad de hermanos y hermanas, en la que se experimenta a Dios como Padre-Madre de todos. La verdad del evangelio consiste esencialmente en una nueva práctica de hermandad, de comunión de mesa, de bienes y de vida. Eso es lo que experimentamos cuando estamos en nuestras pequeñas comunidades fraternas y solidarias. Allí se viven las nuevas relaciones de igualdad y se van superando los antivalores que esclavizan. Es allí donde mejor resuenan las palabras de la oración que nos enseñó Jesús: Padre nuestro, Madre nuestra. Padre y Madre de todos los que nos reconocemos con la misma dignidad, igualdad y derechos; donde nadie es discriminado, donde nadie queda fuera, donde nadie es más que los otros. Todos somos servidores, hijos e hijas del mismo Padre del cielo, que dio los bienes de la tierra para que todo el mundo tenga cada día el pan que necesita. ¿Qué le está faltando a nuestra Iglesia…, que el Padre nuestro no resuena como denuncia de la injusticia en que vivimos?

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