Buscar este blog

jueves, 17 de marzo de 2011

Evangelio del Viernes I Semana de Cuaresma. Ciclo A. 18 de marzo 2011

Evangelio del Viernes I Semana de Cuaresma. Ciclo A. 18 de marzo 2011.
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (5, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Les aseguro que si su justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, ciertamente no entrarán ustedes en el Reino de los cielos.
Han oído ustedes que se dijo a los antiguos: No matarás y el que mate será llevado ante el tribunal. Pero yo les digo: Todo el que se enoje con su hermano, será llevado también ante el tribunal; el que insulte a su hermano, será llevado ante el tribunal supremo, y el que lo desprecie, será llevado al fuego del lugar de castigo.
Por lo tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda junto al altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y vuelve luego a presentar tu ofrenda.
Arréglate pronto con tu adversario, mientras vas con él por el camino; no sea que te entregue al juez, el juez al policía y te metan a la cárcel. Te aseguro que no saldrás de ahí hasta que hayas pagado el último centavo”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
El Reino es gratis, pero no rebajado. Si, cuando oímos hablar sobre la gratuidad del Reino, creímos que nos libraríamos del esfuerzo, nos equivocamos. Si creímos que la Ley era exigente e importante y el evangelio una baratija, nos equivocamos. El reino es gratis y jamás lo mereceremos, pero exige todo el esfuerzo que brota de un corazón que ama, con generosidad y alegría. Donde otros ponen esfuerzos por buscar méritos, éxito o dinero, los discípulos de Jesús pondremos doble esfuerzo por “urgencia retributiva”. Donde otros se esfuercen solamente por cumplir, los discípulos de Jesús pondremos en activo todas nuestras fuerzas para amar, ya que Dios está llamando desde el hermano a ser tratado sin enojo, ni rencilla, sin envidia ni competición. Ésa es la radicalidad del Reino, yugo suave que el amor hace ligero. Y, por si esto fuera poco, Jesús añade la enseñanza de reconciliarnos con el hermano ofendido antes de presentar la ofrenda en el altar. El perdón es mucho más que una experiencia religiosa, es una experiencia profundamente humana y liberadora, que ayuda a madurar, a crecer en la conciencia de nuestros límites y a liberar nuestras potencialidades para amar.

No hay comentarios: