OFICIO DIVINO-TIEMPO DE CUARESMA
DOMINGO DE LA SAMANA V
Propio del Tiempo. Salterio I
OFICIO DE LECTURA (6:00)-LAUDES (7:00)-TERCIA (9:00)-SEXTA (12:00)-NONA (15:00)-VISPERAS (19:00) Y COMPLETAS (22:00)
10 de abril 2011.
OFICIO DE LECTURA
Si el Oficio de Lectura es la primera oración del día:
V. Señor abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza
Se añade el Salmo del Invitatorio con la siguiente antífona:
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Si antes del Oficio de lectura se ha rezado ya alguna otra Hora:
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: DELANTE DE TUS OJOS
Delante de tus ojos
ya no enrojecemos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.
En medio de los pueblos
nos guardas como un resto,
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.
Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.
¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor, que es justo,
revoca sus decretos:
la salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.
Salmo 1 - LOS DOS CAMINOS DEL HOMBRE
Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche.
Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto a su tiempo
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin.
No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
En el juicio los impíos no se levantarán,
ni los pecadores en la asamblea de los justos;
porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El árbol de la vida es tu cruz, oh Señor.
Ant. 2. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.
Salmo 2 - EL MESÍAS, REY VENCEDOR.
¿Por qué se amotinan las naciones,
y los pueblos planean un fracaso?
Se alían los reyes de la tierra,
los príncipes conspiran
contra el Señor y contra su Mesías:
«rompamos sus coyundas,
sacudamos su yugo.»
El que habita en el cielo sonríe,
el Señor se burla de ellos.
Luego les habla con ira,
los espanta con su cólera:
«yo mismo he establecido a mi Rey
en Sión, mi monte santo».
Voy a proclamar el decreto del Señor;
él me ha dicho: «Tú eres mi hijo:
yo te he engendrado hoy.
Pídemelo: te daré en herencia las naciones,
en posesión los confines de la tierra:
los gobernarás con cetro de hierro,
los quebrarás como jarro de loza.»
Y ahora, reyes, sed sensatos;
escarmentad los que regís la tierra:
servid al Señor con temor,
rendidle homenaje temblando;
no sea que se irrite, y vayáis a la ruina,
porque se inflama de pronto su ira.
¡Dichosos los que se refugian en él!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Yo mismo he establecido a mi Rey en Sión, mi monte santo.
Ant. 3. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.
Salmo 3 - CONFIANZA EN MEDIO DE LA ANGUSTIA.
Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«ya no lo protege Dios.»
Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo.
Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
Levántate, Señor;
sálvame, Dios mío:
tú golpeaste a mis enemigos en la mejilla,
rompiste los dientes de los malvados.
De ti, Señor, viene la salvación
y la bendición sobre tu pueblo.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tú, Señor, eres mi escudo y mantienes alta mi cabeza.
V. El que guarde mi palabra.
R. No verá jamás la muerte.
PRIMERA LECTURA
De la carta a los Hebreos 10, 26-39
ESPERA DEL DÍA DEL SEÑOR
Hermanos: Si, después de haber recibido el conocimiento de la verdad, continuamos pecando deliberadamente, ya no nos queda sacrificio por los pecados. Sólo queda la perspectiva, terrible cual ninguna otra, del juicio y de la cólera inflamada de Dios, que devorará a los rebeldes.
Quien desprecia la ley de Moisés es condenado a muerte sin compasión, por el testimonio de dos o tres testigos. Pues bien, ¿no creéis que merecerá un castigo mucho más terrible aquel que pisotea al Hijo de Dios, y tiene por inmunda la sangre de la alianza en que fue santificado, y ultraja al Espíritu de la gracia? Ya conocemos a aquel que dijo: «Es mía la venganza. Yo infligiré el castigo.» Y también: «El Señor juzgará a su pueblo.» Terrible cosa es caer en las manos del Dios vivo.
Traed a la memoria los días primeros, en que, después de haber sido iluminados, soportasteis tan duros combates y padecimientos. Por un lado, estabais expuestos a la pública afrenta y persecución y, por otro, hacíais causa común con los que en tal situación se encontraban. Porque, en efecto, teníais parte en los sufrimientos de los encarcelados y aceptasteis con alegría el despojo de vuestros bienes, sabiendo que estáis en posesión de una riqueza mejor y permanente.
No perdáis, pues, vuestra confianza. Ella lleva en sí una gran recompensa. Tenéis necesidad de constancia, para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la promesa. Porque «todavía un poco de tiempo, un poco nada más: y el que ha de venir vendrá y no tardará». «El justo vivirá por la fe, pero si vuelve atrás no pondré en él mi complacencia.» Nosotros no somos de los que se vuelven atrás para su perdición, sino hombres de fe que vamos hacia la salvación de nuestras almas.
RESPONSORIO Hb 10, 35. 36; Lc 21, 19
R. No perdáis vuestra confianza; tenéis necesidad de constancia, * para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la promesa.
V. Siendo constantes, salvaréis vuestras vidas.
R. Para que, cumpliendo la voluntad de Dios, podáis alcanzar la promesa.
SEGUNDA LECTURA
De las Cartas pascuales de san Atanasio, obispo
(Carta 14, 1-2: PG 26, 1419-1420)
PREPAREMOS LA MAGNA FESTIVIDAD NO SÓLO CON PALABRAS, SINO TAMBIÉN CON OBRAS
El Verbo, que por nosotros quiso serlo todo, nuestro Señor Jesucristo, está cerca de nosotros, ya que él prometió que estaría continuamente a nuestro lado. Dijo en efecto: Mirad, yo estaré siempre con vosotros hasta el fin del mundo. Y, del mismo modo que es a la vez pastor, sumo sacerdote, camino y puerta, ya que por nosotros quiso serlo todo, así también se nos ha revelado como nuestra fiesta y solemnidad, según aquellas
palabras del Apóstol: Nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado, puesto que su persona era la Pascua esperada. Desde esta perspectiva, cobran un nuevo sentido aquellas palabras del salmista: Tú eres mi júbilo: me libras de los males que me rodean. En esto consiste el verdadero júbilo pascual, la genuina celebración de la gran solemnidad, en vernos libres de nuestros males; para llegar a ello, tenemos que esforzarnos en reformar nuestra conducta y en meditar asiduamente, en la quietud del temor de Dios.
Así también los santos, mientras vivían en este mundo, estaban siempre alegres, como si siempre estuvieran celebrando la Pascua; uno de ellos, el bienaventurado salmista, se levantaba de noche, no una sola vez, sino siete, para hacerse propicio a Dios con sus plegarias. Otro, el insigne Moisés, expresaba en himnos y cantos de alabanza su alegría por la victoria obtenida sobre el Faraón y los demás que habían oprimido a los hebreos con duros trabajos. Otros, finalmente, vivían entregados con alegría al culto divino, como el insigne Samuel y el bienaventurado Elías; ellos, por el mérito de sus obras, alcanzaron la libertad, y ahora celebran en el cielo la fiesta eterna, se alegran de su antigua peregrinación, realizada en medio de tinieblas, y contemplan ya la verdad que antes sólo habían vislumbrado.
Nosotros, que nos preparamos para la gran solemnidad, ¿qué camino hemos de seguir? Y, al acercarnos a aquella fiesta, ¿a quién hemos de tomar por guía? No a otro, amados hermanos, y en esto estaremos de acuerdo vosotros y yo, no a otro, fuera de nuestro Señor Jesucristo, el cual dice: Yo soy el camino. Él es, como dice san Juan, el que quita el pecado del mundo; él es quien purifica nuestras almas, como dice en cierto lugar el profeta Jeremías: Poneos en los caminos y mirad, preguntad: «¿Es éste el buen camino?»; caminad por él, y hallaréis reposo para vuestras almas.
En otro tiempo, la sangre de los machos cabríos y la ceniza de la ternera esparcida sobre los impuros podía sólo santificar con miras a una pureza legal externa; mas ahora, por la gracia del Verbo de Dios, obtenemos una limpieza total; y así en seguida formaremos parte de la escolta del Cordero y podremos ya desde ahora, como situados en el vestíbulo de la Jerusalén celestial, preludiar aquella fiesta eterna; como los santos apóstoles, que siguieron al Salvador como a su guía, y por esto eran, y continúan siendo hoy, los maestros de este favor divino; ellos decían, en efecto: Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. También nosotros nos esforzamos por seguir al Señor y, así, vamos preparando la magna festividad no sólo con palabras, sino también con obras.
RESPONSORIO Cf. Hb 6, 20; Jn 1, 29
R. Jesús, el Cordero sin mancha, penetró hasta el interior del santuario, como precursor nuestro, * constituido sumo sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
V. Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
R. Constituido sumo sacerdote para siempre, según el rito de Melquisedec.
ORACIÓN.
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
LAUDES
(Oración de la mañana)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Señor, abre mis labios
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.
INVITATORIO
Ant. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón.»
Salmo 94 INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.
Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.
Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Himno: OH SOL DE SALVACIÓN, OH JESUCRISTO.
Oh sol de salvación, oh Jesucristo,
alumbra lo más hondo de las almas,
en tanto que la noche retrocede
y el día sobre el mundo se levanta.
Junto con este favorable tiempo
danos ríos de lágrimas copiosas,
para lavar el corazón que, ardiendo
en jubilosa caridad, se inmola.
La fuente que hasta ayer manó delitos
ha de manar desde hoy perenne llanto,
si con la vara de la penitencia
el pecho empedernido es castigado.
Ya se avecina el día, el día tuyo,
volverá a florecer el universo;
compartamos su gozo los que fuimos
devueltos por tu mano a tus senderos.
Oh Trinidad clemente, que te adoren
tierra y cielo a tus pies arrodillados,
y que nosotros, por tu gracia nuevos,
cantemos en tu honor un nuevo canto. Amén
SALMODIA
Ant. 1. Tú, Señor, fuiste mi auxilio.
SALMO 62, 2-9 - EL ALMA SEDIENTA DE DIOS
¡Oh Dios!, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.
¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.
Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré de manjares exquisitos,
y mis labios te alabarán jubilosos.
En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Tú, Señor, fuiste mi auxilio.
Ant. 2. Líbranos según tus maravillas, y sálvanos del poder de la muerte.
Cántico: TODA LA CREACIÓN ALABE AL SEÑOR - Dn 3, 57-88. 56
Creaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.
Aguas del espacio, bendecid al Señor;
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.
Sol y luna, bendecid al Señor;
astros del cielo, bendecid al Señor.
Lluvia y rocío, bendecid al Señor;
vientos todos, bendecid al Señor.
Fuego y calor, bendecid al Señor;
fríos y heladas, bendecid al Señor.
Rocíos y nevadas, bendecid al Señor;
témpanos y hielos, bendecid al Señor.
Escarchas y nieves, bendecid al Señor;
noche y día, bendecid al Señor.
Luz y tinieblas, bendecid al Señor;
rayos y nubes, bendecid al Señor.
Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres, bendecid al Señor;
cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor.
Manantiales, bendecid al Señor;
mares y ríos, bendecid al Señor.
Cetáceos y peces, bendecid al Señor;
aves del cielo, bendecid al Señor.
Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Hijos de los hombres, bendecid al Señor;
bendiga Israel al Señor.
Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor;
siervos del Señor, bendecid al Señor.
Almas y espíritus justos, bendecid al Señor;
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.
Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.
Bendigamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.
Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.
No se dice Gloria al Padre.
Ant. Líbranos según tus maravillas, y sálvanos del poder de la muerte.
Ant. 3. Ha llegado la hora en que va a ser glorificado el Hijo del hombre.
Salmo 149 - ALEGRÍA DE LOS SANTOS
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:
para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.
Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Ha llegado la hora en que va a ser glorificado el Hijo del hombre.
LECTURA BREVE Lv 23, 4-7
Éstas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis a su debido tiempo. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes ázimos dedicada al Señor. Comeréis panes ázimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica y no haréis trabajo alguno.
RESPONSORIO BREVE
V. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
V. Tú que fuiste trirutado por nuestros crímenes.
R. Ten piedad de nosotros.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Cristo, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Nuestro amigo Lázaro está dormido; pero voy a ir a despertarlo.
Cántico de Zacarías. EL MESÍAS Y SU PRECURSOR Lc 1, 68-79
Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo.
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas:
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.
Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Y a ti, niño, te llamarán Profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.
Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Nuestro amigo Lázaro está dormido; pero voy a ir a despertarlo.
PRECES
Ahora es el tiempo propicio, ahora es el día de salvación; acudamos, pues, a nuestro Redentor que nos concede estos días de perdón, y, bendiciéndole, digamos:
Infúndenos, Señor, un espíritu nuevo.
Cristo, vida nuestra, tú que por el bautismo nos has sepultado místicamente contigo en la muerte, para que contigo también resucitemos,
concédenos andar hoy en vida nueva.
Señor Jesús, tú que pasaste por el mundo haciendo el bien,
haz que también nosotros seamos solícitos del bien de todos los hombres.
Ayúdanos, Señor, a trabajar concordes en la edificación de nuestra ciudad terrena,
sin olvidar nunca tu reino eterno.
Tú, Señor, que eres médico de los cuerpos y de las almas,
sana las dolencias de nuestro espíritu para que crezcamos cada día en santidad.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Ya que la fuerza para no caer en la tentación nos viene de Dios, acudamos al Padre, diciendo:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
HORA TERCIA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: COMO EL FUEGO CALCINA
Como el fuego calcina
la madera reseca,
cuando el pecado nos domina,
Espíritu de Dios,
purifícanos.
Como el río derrama
por la tierra sus aguas
y hay flor y fruto en la rama,
Espíritu de Dios,
vivifícanos.
Como tu fuerte viento
hizo en el mar camino,
cuando haya duda y desaliento,
Espíritu de Dios,
ayúdanos.
Luz, Amor, Viento, Fuego,
los caminos de éxodo
enseña al hombre pobre y ciego.
Espíritu de Dios,
condúcenos. Amén.
SALMODIA
Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
Salmo 117 I - HIMNO DE ACCIÓN DE GRACIAS DESPUÉS DE LA VICTORIA.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.
El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.
Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que confiar en los magnates.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 II
Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.
Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.»
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 117 III
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios: él nos ilumina.
Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.
Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Han llegado los días de penitencia; expiemos nuestros pecados y salvaremos nuestras almas.
LECTURA BREVE 2Co 4, 10-11
Llevamos siempre en nosotros por todas partes los sufrimientos mortales de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. Aun viviendo, estamos continuamente entregados a la muerte por Jesús para que también la vida de Jesús se manifieste en esta nuestra vida mortal.
V. Señor, crea en mí un corazón puro.
R. Renuévame por dentro con espíritu firme.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA SEXTA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: POR EL PECADO PRIMERO
Por el pecado primero
entró la muerte a la vida,
y la muerte fue vencida
por la vida del Cordero.
El Padre lo hizo pecado
para salvar al caído;
el que nunca había sufrido
se quiso crucificado.
La humanidad pecadora
está bien representada,
mas la culpa fue lavada
por la sangre redentora. Amén.
SALMODIA
Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»
Salmo 122 - EL SEÑOR, ESPERANZA DEL PUEBLO
A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores,
como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia.
Misericordia, Señor, misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 123 - NUESTRO AUXILIO ES EL NOMBRE DEL SEÑOR
Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
-que lo diga Israel-,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros.
Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
como presa a sus dientes;
hemos salvado la vida como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 124 - EL SEÑOR VELA POR SU PUEBLO.
Los que confían en el Señor son como el monte Sión:
no tiembla, está asentado para siempre.
Jerusalén está rodeada de montañas,
y el Señor rodea a su pueblo
ahora y por siempre.
No pesará el cetro de los malvados
sobre el lote de los justos,
no sea que los justos extiendan
su mano a la maldad.
Señor, concede bienes a los buenos,
a los sinceros de corazón;
y a los que se desvían por sendas tortuosas,
que los rechace el Señor con los malhechores.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. «Por mi vida -dice el Señor-, no me complazco en la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva.»
LECTURA BREVE 1Pe 4, 13-14
Estad alegres cuando compartís los padecimientos de Cristo, para que, cuando se manifieste su gloria, reboséis de gozo. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, dichosos vosotros: porque el Espíritu de la gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.
V. Aparta de mi pecado tu vista.
R. Borra en mí toda culpa.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
HORA NONA
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: CADA TARDE SE NOS VAN LOS DÍAS
Cada tarde se nos van los días,
y cada tarde el tiempo pasa;
se acaba nuestra vida cada tarde
y miramos la muerte más cercana.
Déjame todavía gozar el milagro
de tu luz, de tu sol, de tus albas;
déjame gozar el milagro de sentirme vivo
y de nacer para ti cada mañana.
Déjame, Señor, gozar de tu milagro
al llegar una vez más la tarde mansa,
porque tú eres el Dios de nuestras horas,
el Dios oculto de nuestra esperanza. Amén.
SALMODIA
Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.
Salmo 125 - DIOS, ALEGRÍA Y ESPERANZA NUESTRA.
Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.
Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.
Que el Señor cambie nuestra suerte
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.
Al ir, iban llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelven cantando,
trayendo sus gavillas.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 126 - EL ESFUERZO HUMANO ES INÚTIL SIN DIOS.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.
Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
los que coméis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!
La herencia que da el Señor son los hijos;
una recompensa es el fruto de las entrañas:
son saetas en mano de un guerrero
los hijos de la juventud.
Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Salmo 127 - PAZ DOMÉSTICA EN EL HOGAR DEL JUSTO
¡Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos!
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien;
tu mujer, como una vid fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa:
ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
¡Paz a Israel!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.
Ant. Acreditémonos ante Dios por nuestra constancia en las tribulaciones, por nuestra sed de ser justos.
LECTURA BREVE 1Pe 5, 10-11
Tras un breve padecer, el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo Jesús, él mismo os restablecerá, os afianzará, os robustecerá. A él la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Amén.
V. Mi sacrificio es un espíritu contrito.
R. Un corazón quebrantado y humillado tú no lo desprecias.
ORACIÓN
OREMOS,
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
II VÍSPERAS
Oración de la tarde
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Himno: OH BONDADOSO CREADOR.
Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.
A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.
Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.
Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.
Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.
SALMODIA
Ant. 1. Así como fue levantada en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre.
Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Así como fue levantada en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre.
Ant. 2. El Señor de los ejércitos es protección liberadora, rescate salvador.
Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.
Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.
El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.
¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?
En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. El Señor de los ejércitos es protección liberadora, rescate salvador.
Ant. 3. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes, por sus llagas hemos sido curados.
Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24
Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.
El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.
Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes, por sus llagas hemos sido curados.
LECTURA BREVE Hch 13, 26-30a
Hermanos, a vosotros envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo a muerte, dieron cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera morir. Una vez que cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.
RESPONSORIO BREVE
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Yo soy la resurrección y la vida; quien a mí se una con viva fe, aunque muera, vivirá.
Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Yo soy la resurrección y la vida; quien a mí se una con viva fe, aunque muera, vivirá.
PRECES
Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y supliquémosle, diciendo:
Señor, ten piedad de tu pueblo.
Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu pueblo
y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.
Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los hombres de todas las razas,
y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.
Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.
Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.
Se pueden añadir algunas intenciones libres.
Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.
Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:
Padre nuestro...
ORACIÓN
Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
CONCLUSIÓN
V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
COMPLETAS
(Oración antes del descanso nocturno)
INVOCACIÓN INICIAL
V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Hermanos, habiendo llegado al final de esta jornada que Dios nos ha concedido, reconozcamos sinceramente nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso
y ante vosotros, hermanos,
que he pecado mucho
de pensamiento, palabra, obra y omisión:
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen,
a los ángeles, a los santos y a vosotros, hermanos,
que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
V. El Señor todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Himno: TÚ, A QUIEN HE BUSCADO, SEÑOR
Tú, a quien he buscado, Señor,
en este día,
a quien he escuchado,
dame el reposo de esta noche.
Tú, a quien he cantado, Señor,
en este día,
a quien he orado,
dame el reposo de esta noche.
Tú, a quien yo he negado, Señor,
en este día,
a quien he amado,
dame el reposo de esta noche. Amén.
SALMODIA
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
Salmo 90 - A LA SOMBRA DEL OMNIPOTENTE.
Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío.
Dios mío, confío en ti.»
Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su brazo es escudo y armadura.
No temerás el espanto nocturno,
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que se desliza en las tinieblas,
ni la epidemia que devasta a mediodía.
Caerán a tu izquierda mil,
diez mil a tu derecha;
a ti no te alcanzará.
Tan sólo abre tus ojos
y verás la paga de los malvados,
porque hiciste del Señor tu refugio,
tomaste al Altísimo por defensa.
No se te acercará la desgracia,
ni la plaga llegará hasta tu tienda,
porque a sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos;
te llevarán en sus palmas,
para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras,
pisotearás leones y dragones.
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación,
lo defenderé, lo glorificaré;
lo saciaré de largos días,
y le haré ver mi salvación.»
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Al amparo del Altísimo no temo el espanto nocturno.
LECTURA BREVE Ap 22, 4-5
Verán el rostro del Señor, y tendrán su nombre en la frente. Y no habrá más noche, y no necesitarán luz de lámpara ni de sol, porque el Señor Dios alumbrará sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.
RESPONSORIO BREVE
V. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.
R. Te encomiendo mi espíritu.
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
CÁNTICO EVANGÉLICO
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
CÁNTICO DE SIMEÓN Lc 2, 29-32
Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,
porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
Ant. Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
ORACIÓN
OREMOS,
Humildemente te pedimos, Señor, que después de haber celebrado en este día los misterios de la resurrección de tu Hijo, sin temor alguno, descansemos en tu paz, y mañana nos levantemos alegres para cantar nuevamente tus alabanzas. Por Cristo nuestro Señor.
Amén
BENDICIÓN
V. El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y una santa muerte.
R. Amén.
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN
Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.
Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
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