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miércoles, 6 de abril de 2011

Ordinario de la Misa: Antífonas, Oraciones, Lecturas y Propios. Jueves IV Semana de Cuaresma. Ciclo A. 07 de abril 2011

= Jueves 07 de Abril, 2011
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor
Feria de la 4a. semana de Cuaresma
Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo
Antífona de Entrada
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Buscad la ayuda del Señor; buscad continuamente su presencia.
Oración Colecta
Oremos:
Padre lleno de amor, que nos has concedido la gracia de purificarnos con el arrepentimiento y de santificarnos haciendo el bien a los demás, ayúdanos a permanecer fieles a tus mandamientos, para llegar bien dispuestos a las festividades pascuales.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Exodo
(32, 7-14)
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés: “Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho: ‘Este es tu Dios, Israel; es el que te sacó de Egipto’ ”.
El Señor le dijo también a Moisés: “Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo”.
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole:
“¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? ¿Vas a dejar que digan los egipcios: ‘Los sacó con malas intenciones, para hacerlos morir en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra’? Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: ‘Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido’ ”.
Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 105
Perdona, Señor,
las culpas de tu pueblo.
En el Horeb hicieron un becerro, un ídolo de oro, y lo adoraron. Cambiaron al Dios que era su gloria por la imagen de un buey que come pasto.
Perdona, Señor,
las culpas de tu pueblo.
Se olvidaron del Dios que los salvó, y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios.
Perdona, Señor,
las culpas de tu pueblo.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos.
Perdona, Señor,
las culpas de tu pueblo.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en
él tenga vida eterna.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (5, 31-47)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Si yo diera testimonio de mí, mi testimonio no tendría valor; otro es el que da testimonio de mí y yo bien sé que ese testimonio que da de mí es válido.
Ustedes enviaron mensajeros a Juan el Bautista y él dio testimonio de la verdad. No es que yo quiera apoyarme en el testimonio de un hombre. Si digo esto, es para que ustedes se salven. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y ustedes quisieron alegrarse un instante con su luz. Pero yo tengo un testimonio mejor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar y que son las que yo hago, dan testimonio de mí y me acreditan como enviado del Padre.
El Padre, que me envió, ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no habita en ustedes, porque no le creen al que él ha enviado.
Ustedes estudian las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues bien, ellas son las que dan testimonio de mí. ¡Y ustedes no quieren venir a mí para tener vida! Yo no busco la gloria que viene de los hombres; es que los conozco y sé que el amor de Dios no está en ellos. Yo he venido en nombre de mi Padre y ustedes no me han recibido. Si otro viniera en nombre propio, a ése sí lo recibirían. ¿Cómo va a ser posible que crean ustedes, que aspiran a recibir gloria los unos de los otros y no buscan la gloria que sólo viene de Dios?
No piensen que yo los voy a acusar ante el Padre; ya hay alguien que los acusa: Moisés, en quien ustedes tienen su esperanza. Si creyeran en Moisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí. Pero, si no dan fe a sus escritos, ¿cómo darán fe a mis palabras?”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexion:
Cuando alguien es llevado a juicio, necesita testigos que declaren a favor o en contra del acusado. Los dirigentes judíos juzgan a Jesús porque hace milagros en sábado y dice que Dios es su Padre (5,16-18). Jesús llama a tres testigos en su favor: Juan Bautista, Moisés y Dios mismo. Juan Bautista dio testimonio en favor de Jesús. Moisés también porque la Ley mandaba amar a Dios y al prójimo y Jesús realiza las antiguas promesas porque comunica vida. Por eso él es superior a la Ley. Dios da testimonio en favor de Jesús por los milagros que está haciendo. El único criterio para discernir entre el bien y el mal será siempre la actitud en favor del ser humano, especialmente del más necesitado. Si Dios es Dios de vida, entonces Jesús, que da vida a la gente, está haciendo las obras de Dios. ¿Por qué los jefes no creen? Sencillamente porque sus propios intereses los cierran al amor de Dios y a la fe en Jesús. -- ¿Y nosotros qué testimonio damos de que creemos realmente en Jesús?
Oración sobre las Ofrendas
Tú, que conoces nuestra fragilidad, concédenos, Señor, que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos purifique de nuestros pecados y nos proteja de todo mal.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio de Cuaresma IV
Los frutos del ayuno
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque con el ayuno corporal, refrenas nuestras pasiones, elevas nuestro espíritu, nos fortaleces y recompensas, por Cristo nuestro Señor.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales, celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…

Antífona de la Comunión
Esto dice el Señor: Pondré mi ley en lo más profundo de su ser y la escribiré en sus corazones. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, que esta comunión nos purifique de todas nuestras culpas y nos proteja del pecado, para que gocemos de la plenitud salvadora de tu don.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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