Ordinario de la Misa: Jueves XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 25 de Agosto, 2011
Tú, Señor, haces volver al polvo a los humanos
Feria de la 21a. S. T. O. o memoria libre de san Luis Rey de Francia o de san José de Calasanz, Presbítero
Señor, llénanos de tu amor
Antífona de Entrada
Señor, no me abandones, no te me alejes, Dios mío. Ven de prisa a socorrerme, Señor, mi salvador.
Oración Colecta:
Oremos:
Dios omnipotente y misericordioso, de cuya mano proviene el don de servirte y de alabarte, ayúdanos a vencer en esta vida cuanto pueda separarnos de ti.
Por Nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (3, 7-13)
Hermanos: En medio de todas nuestras dificultades y tribulaciones, la fe de ustedes nos ha dado un gran consuelo.
El sabe que permanecen fieles al Señor, nos llena ahora de vida. ¿Cómo podremos agradecerle debidamente a Dios el gozo tan grande con que, a causa de ustedes, nos alegramos en el Señor, a quien noche y día le rogamos con toda el alma que nos conceda verlos personalmente para completar lo que todavía falta a su fe?
Que el mismo Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, nuestro Señor, nos conduzcan hacia ustedes. Que el Señor los llene y los haga rebosar de un amor mutuo y hacia todos los demás, como el que yo les tengo a ustedes, para que él conserve sus corazones irreprochables en la santidad ante Dios, nuestro Padre, hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús, en compañia de todos sus santos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 89
Señor, llénanos de tu amor.
Tú, Señor, haces volver al polvo a los humanos, diciendo a los mortales que retornen. Mil años son para ti como un día, que ya pasó; como una breve noche.
Señor, llénanos de tu amor.
Enséñanos a ver lo que es la vida y seremos sensatos. ¿Hasta cuándo, Señor, vas a tener compasión de tus siervos? ¿Hasta cuándo?
Señor, llénanos de tu amor.
Llénanos de tu amor por la mañana y júbilo será la vida toda. Que el Señor bondadoso nos ayude y dé prosperidad a nuestras obras.
Señor, llénanos de tu amor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del hombre.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (24, 42-51)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Velen y estén preparados, porque no saben qué día va a venir su Señor.
Tengan por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre.
Fíjense en un servidor fiel y prudente, a quien su amo nombró encargado de toda la servidumbre para que le proporcionara oportunamente el alimento. Dichoso ese servidor, si al regresar su amo, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les aseguro que le encargará la administración de todos sus bienes.
Pero si el servidor es un malvado, y pensando que su amo tardará, se pone a golpear a sus compañeros, a comer y emborracharse, vendrá su amo el día menos pensado, a una hora imprevista, lo castigará severamente y lo hará correr la misma suerte de los hipócritas.
Entonces todo será llanto y desesperación”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
El tema de la parusía, de la venida última del Señor, parece un asunto teórico, pero es una realidad práctica e inmediata. Los ejemplos que el evangelio nos da nos ayudan a descubrir cómo esa realidad que creemos lejana acontece ya en cada uno de nuestros actos. ¿Actuamos con la conciencia de él a nuestro lado, o pensamos que está lejos? Si asumimos que él efectivamente está con nosotros, entonces todo lo que hagamos obedecerá a sus enseñanzas y a su ejemplo de vida. Seguir a Jesús no es cuestión de pasear por Tierra Santa, sino dejarle actuar en nosotros. Si pensamos lo segundo, es decir, que si está, está bien lejos, entonces descuidaremos nuestros deberes fraternales y haremos no lo que él nos pide, sino lo que nuestro capricho, nuestro fanatismo o la moda nos dicten. El servidor fiel no actúa bien porque su jefe está junto a él, sino porque el servicio es su forma de relacionarse con los demás. Si mi forma de relacionarme es la antipatía, el desprecio o la rivalidad, entonces poco o nada importa que Jesús venga, porque al fin y al cabo no le reconoceremos porque estamos lejos de él en nuestras acciones.
Oración sobre las Ofrendas
Que este sacrificio que vamos ofrecerte en comunión con toda tu Iglesia, te sea agradable, Señor, y nos obtenga la plenitud de tu misericordia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común II
La salvación por Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues por amor creaste al hombre, y, aunque condenado justamente, lo redimiste por tu misericordia. Por Cristo
nuestro Señor.
Por él, los ángeles y arcángeles, y todos los coros celestiales celebran tu gloria, unidos en común alegría. Permítenos asociarnos a sus voces, cantando humildemente tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Me has enseñado el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu presencia.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Continúa, Señor, en nosotros tu obra de salvación por medio de esta Eucaristía para que, cada vez más unidos a Cristo en esta vida, merezcamos vivir con él eternamente.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario