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lunes, 22 de agosto de 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de Agosto, 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 23 de Agosto, 2011
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor
Feria de la 21a. semana del Tiempo Ordinario
Condúceme, Señor, por tu camino
Antífona de Entrada
Alégrese el corazón de los que buscan al Señor. Buscad la ayuda del Señor; buscad continuamente su presencia.
Oración Colecta
Oremos:
Aumenta, Señor, en nosotros la fe, la esperanza y la caridad para que cumplamos con amor tus mandamientos y podamos conseguir, así, el cielo que nos tienes prometido.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (2, 1-8)
Hermanos: Bien saben que nuestra estancia entre ustedes no fue inútil, pues a pesar de los sufrimientos e injurias que padecimos en Filipos y que ya conocen, tuvimos el valor, apoyados en nuestro Dios, de predicarles su Evangelio en medio de una fuerte oposición.
Es que nuestra predicación no nace del error ni de intereses mezquinos ni del deseo de engañarlos, sino que predicamos el Evangelio de acuerdo con el encargo que Dios, considerándonos aptos, nos ha hecho, y no para agradar a los hombres, sino a Dios, que es el que conoce nuestros corazones.
Nunca nos hemos presentado, bien lo saben ustedes y Dios es testigo de ello, con palabras aduladoras ni con disimulada codicia, ni hemos buscado las alabanzas de ustedes ni las de nadie. Aunque hubiéramos podido imponerles nuestra autoridad, como apóstoles de Cristo, sin embargo los tratamos con la misma ternura con la que una madre estrecha en su regazo a sus pequeños.
Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no solamente el Evangelio de Dios, sino también nuestra propia vida, porque han llegado ustedes a sernos sumamente queridos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 138
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Tú me conoces, Señor, profundamente: tú conoces cuándo me siento y me levanto, desde lejos sabes mis pensamientos, tú observas mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.
Condúceme, Señor,
por tu camino.
Apenas la palabra está en mi boca, y ya, Señor, te la sabes completa. Me envuelves por todas partes y tienes puesta sobre mí tu mano. Esta es una ciencia misteriosa para mí, tan sublime, que no la alcanzo.
Condúceme, Señor,
por tu camino.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios es viva y eficaz y descubre los pensamientos e intenciones
del corazón.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (23, 23-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello! ¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios
con su rapacidad y codicia!
¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Un enfoque curioso y viciado en la época de Jesús y en nuestro tiempo consiste en que se le da más importancia a lo accesorio que a lo fundamental. Lo fundamental de la ley no es la formulación exacta de un conjunto de preceptos que, pasado un tiempo, ya no reflejan la situación de los seres humanos que se rigen por ellos. Lo absolutamente esencial de la ley es la justicia. Esencial es también, de la misma manera, reconocer que cualquier ordenamiento jurídico sólo nos puede ayudar a ser más humanos si amamos y respetamos la vida en todos sus momentos y en todas sus expresiones. Y esencial es, del mismo modo, la capacidad de creer en que el bien realizado en todo momento nos abre la puerta hacia un futuro mejor. Sin fe en la justicia y en el amor difícilmente la especie humana dejará de auto-destruirse. El excesivo formalismo, la superficialidad y el conformismo nos pueden conducir a una vida humana que se despreocupe de sí misma y se desvincule de su mundo vital.

Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad, las ofrendas que te presentamos, a fin de que esta celebración eucarística sea para tu Gloria y alabanza.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común I
Restauración universal en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
A quien hiciste fundamento de todo y de cuya plenitud quisiste que participáramos todos. El cual, siendo Dios, se anonadó a sí mismo, y por su sangre derramada en la cruz, puso en paz todas las cosas. Y así, constituido Señor del universo, es fuente de salvación eterna para cuantos creen en él.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Llenos de júbilo porque nos ha salvado, alabemos la grandeza del Señor, nuestro Dios.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, que este memorial de la muerte y resurrección de tu Hijo nos haga morir de veras al pecado y renacer a una nueva vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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