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jueves, 25 de agosto de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26 de Agosto, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 26 de Agosto, 2011

Que llegue hasta ti mi súplica, Señor
Feria de la 21a. semana del Tiempo Ordinario
El Señor es mi pastor, nada me falta
Antífona de Entrada
Que llegue hasta ti mi súplica, Señor, y encuentren acogida mis plegarias.
Oración Colecta
Oremos:
Ayúdanos, Señor, a dejar en tus manos paternales todas nuestras preocupaciones, a fin de que podamos entregarnos con mayor libertad a tu servicio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Pablo a los
tesalonicenses (4, 1-8)
Hermanos: Les rogamos y los exhortamos en el nombre del Señor Jesús a que vivan como conviene, para agradar a Dios, según aprendieron de nosotros, a fin de que sigan ustedes progresando.
Ya conocen, en efecto, las instrucciones que les hemos dado de parte del Señor Jesús. Lo que Dios quiere de ustedes es que se santifiquen; que se abstengan de todo acto impuro; que cada uno de ustedes sepa tratar a su esposa con santidad y respeto y no dominado por la pasión, como los paganos, que no conocen a Dios. Que en esta materia, nadie ofenda a su hermano ni abuse de él, porque el Señor castigará todo esto, como se lo dijimos y aseguramos a ustedes, pues no nos ha llamado Dios a la impureza, sino a la santidad.
Así pues, el que desprecia estas instrucciones no desprecia a un hombre, sino al mismo Dios, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 96
Alegrémonos con el Señor.
Reina el Señor, alégrese la tierra; cante de regocijo el mundo entero. El trono del Señor se asienta en la justicia y el derecho.
Alegrémonos con el Señor.
Los montes se derriten como cera ante el Señor, ante el Señor de toda la tierra. Los cielos pregonan su justicia, su inmensa gloria ven todos los pueblos.
Alegrémonos con el Señor.
El Señor ama al que aborrece el mal, protege la vida de sus fieles y los libra de los malvados.
Alegrémonos con el Señor.
Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, con el Señor y bendigan su santo nombre.
Alegrémonos con el Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Velen y oren, para que puedan presentarse sin temor ante el Hijo del hombre.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (25, 1-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
“El Reino de los cielos es semejante a diez jóvenes, que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran descuidadas y cinco, previsoras.
Las descuidadas llevaron sus lámparas, pero no llevaron aceite para llenarlas de nuevo; las previsoras, en cambio, llevaron cada una un frasco de aceite junto con su lámpara. Como el esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó un grito: ‘¡Ya viene el esposo! ¡Salgan a su encuentro!’ Se levantaron entonces todas aquellas jóvenes y se pusieron a preparar sus lámparas, y las descuidadas dijeron a las previsoras: ‘Dennos un poco de su aceite, porque nuestras lámparas se están apagando’.
Las previsoras les contestaron:
‘No, porque no va a alcanzar para ustedes y para nosotras. Vayan mejor a donde lo venden y cómprenlo’.
Mientras aquéllas iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban listas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras jóvenes y dijeron: ‘Señor, Señor, ábrenos’.
Pero él les respondió:
‘Yo les aseguro que no las conozco’.
Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Hace dos mil años, cuando se escribió este evangelio, seguro que no se imaginaron que la principal ocupación de los seres humanos veinte siglos más tarde sería la de ir a la tienda, al supermercado, al centro comercial a hacer compras. Las compras no sólo consumen nuestros salarios o nuestro tiempo. La actividad de comprar, consumir, gastar define también lo que somos en este siglo. Somos sociedades de consumo. Y consumimos cualquier cosa. La parábola que nos propone hoy el evangelista nos habla precisamente de esas actitudes y actividades que embargan nuestro ser y nos impiden ir al encuentro de Dios. Nuestras imprevisiones, afanes y compromisos nos atan a un montón de actividades que no nos dejan tiempo ni para orar, cuando orar es para la espiritualidad como la respiración para el cuerpo. Tal vez la publicidad y los medios masivos de información nos hagan creer que lo más importante sea salir de compras, pero lo que nos dice el evangelio es que lo más importante es ir al encuentro de Dios, el amado a quien esperamos con la luz de la esperanza encendida.

Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con bondad los dones que te presentamos, a fin de que el sacramento de la muerte y resurrección de tu Hijo, nos alcance de ti la vida verdadera.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común III
Alabanza a Dios por la creación
y la redención del hombre
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Pues por medio de tu amado Hijo, eres el creador del género humano, y también el autor bondadoso de la nueva creación. Por eso, con razón te sirven todas las criaturas, con justicia te alaban todos los redimidos, y unánimes te bendicen tus
santos.
Con ellos, también nosotros, a una con los ángeles, cantamos tu gloria gozosos diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas para reparar mis fuerzas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te rogamos que la fuerza del Espíritu Santo, que nos has comunicado en este sacramento, permanezca en nosotros y transforme toda nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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