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domingo, 28 de agosto de 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XXII Semana T. O. Ciclo A. 29 de agosto, 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XXII Semana T. O. Ciclo A. 29 de agosto, 2011
Martirio de San Juan Bautista
Memoria
Cantemos al Señor con alegría
Antífona de Entrada
Sin temor alguno he expuesto tu ley ante los reyes y he repetido tus preceptos porque en verdad los amo.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que elegiste a san Juan Bautista para preparar, con su predicación y ejemplo, la venida de Cristo y dar con su muerte testimonio de la verdad y la justicia, concédenos, por su intercesión, anunciar y atestiguar con nuestra vida toda la verdad del Evangelio.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Jeremías (1, 17-19)

"Vocación del profeta"
Por tu parte, te apretarás la cintura, te alzarás y les dirás todo lo que yo te mande. No desmayes ante ellos, y no te haré desmayar yo delante de ellos; pues, por mi parte, mira que hoy te he convertido en plaza fuerte, en pilar de hierro, en muralla de bronce frente a toda esta tierra, así se trate delos reyes de Judá como de sus jefes, de sus sacerdotes o del pueblo de la tierra. Te harán la guerra, mas no podrán contigo, pues contigo estoy yo –oráculo del Señor- para salvarte.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 70
Cantemos al Señor con alegría.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra. Su grandeza anunciemos a los pueblos; de nación en nación sus maravillas.
Cantemos al Señor con alegría.
Cantemos al Señor, porque él es grande, más digno de alabanza y más tremendo que todos los dioses paganos, que ni existen. Porque los falsos dioses son apariencia; ha sido el Señor quien hizo el cielo.
Cantemos al Señor con alegría.
Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y el mundo submarino. Salten de gozo el campo y cuanto encierra, manifiesten los bosques regocijo.
Cantemos al Señor con alegría.
Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar el orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija a todas las naciones.
Cantemos al Señor con alegría.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos, dice el Señor.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (6, 17-29)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Herodes había mandado apresar a Juan el Bautista y lo había metido y encadenado en la cárcel.
Herodes se había casado con Herodías, esposa de su hermano Filipo, y Juan le decía: “No te está permitido tener por mujer a la esposa de tu hermano”. Por eso Herodes lo mandó encarcelar.
Herodías sentía por ello gran rencor contra Juan y quería quitarle la vida, pero no sabía cómo, porque Herodes miraba con respeto a Juan, pues sabía que era un hombre recto y santo, y lo tenía custodiado. Cuando lo oía hablar, quedaba desconcertado, pero le gustaba escucharlo.
La ocasión llegó cuando Herodes dio un banquete a su corte, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea, con motivo de su cumpleaños. La hija de Herodías bailó durante la fiesta y su baile les gustó mucho a Herodes y a sus invitados. El
rey le dijo entonces a la joven:
“Pídeme lo que quieras y yo te lo daré”. Y le juró varias veces: “Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino”.
Ella fue a preguntarle a su madre: “¿Qué le pido?” Su madre le contestó: “La cabeza de Juan el Bautista”. Volvió ella inmediatamente junto al rey y le dijo: “Quiero que me des ahora mismo, en una charola, la cabeza de Juan el Bautista”.
El rey se puso muy triste, pero debido a su juramento y a los convidados, no quiso desairar a la joven, y enseguida mandó a un verdugo que trajera la cabeza de Juan. El verdugo fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una charola, se la entregó a la joven y ella se la entregó a su madre.
Al enterarse de esto, los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
La muerte de Juan Bautista está enmarcada en el evangelio de Marcos entre el envío misionero y el regreso de los discípulos. Mientras la comunidad que acompaña a Jesús asume tareas de evangelización directa y se prepara para proseguir la misión de Jesús, los poderosos derrochan en veleidades y destrozan a un profeta del pueblo. Unos construyen, mientras los otros destruyen. Unos, desde su pobreza y precariedad siembran buenas noticias; mientras otros, desde su riqueza y poder, esparcen muerte y malas noticias. Un profeta muere vilmente, víctima de los juegos de poder y de las intrigas. Juan Bautista muere por denunciar todos los atropellos y fechorías de los gobernantes descendientes de Herodes. Pero su muerte no se pierde en el vacío y en el sinsentido, como sí ocurrió con la muerte de los descendientes de Herodes. La muerte del Bautista es semilla de vida. Aunque él no lo sepa, ya Jesús ha retomado el mensaje de Juan y lo ha llevado a nuevos límites. La Buena Nueva pasa del río y del desierto a la periferia urbana y a todos los campos de Galilea.

Oración sobre las Ofrendas
Que el sacrificio que vamos a ofrecerte nos dé fuerzas, Señor, para mantenernos fieles a la justicia y a la verdad que san Juan Bautista anunció con su palabra y defendió con su sangre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio propio
La misión de san Juan Bautista
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Ya que en la persona de su precursor, Juan el Bautista, podemos alabar tu magnificencia, que lo distinguió con particular honor entre todos los hombres.
El fue, en su nacimiento, ocasión de gran júbilo y aún antes de nacer, saltó de gozo por la visita del Salvador. Sólo a él fue dado entre todos los profetas presentar al Cordero, Redentor del mundo. Bautizó con el agua, que habría de quedar santificada, al mismo autor del bautismo, por quien mereció dar el testimonio supremo de su sangre.
Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Refiriéndose a Jesús, Juan Bautista decía a sus discípulos: Es preciso que él crezca y que yo disminuya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Concédenos, Señor, comprender y venerar profundamente la Eucaristía que hemos celebrado en la conmemoración del martirio de san Juan Bautista y experimentar en nuestra vida sus frutos redentores.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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