Santoral del 5 de agosto: NUESTRA SEÑORA de las NIEVES
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Los libros litúrgicos actuales la titulan a esta fiesta: Dedicación de la Basílica de Santa María. Y dicen de ella algo que sintetiza la historia y leyenda que vamos a recordar: "Después del Concilio de Efeso (431) en el que la Madre de Jesús fue proclamada Madre de Dios, el Papa Sixto III (432-440) erigió en Roma, sobre el Monte Esquilino, una Basílica dedicada a la Santa Madre de Dios, basílica que fue llamada más tarde "Santa María la Mayor". Es la Iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María".
Así contaba el breviario hasta la última reforma litúrgica la historia de esta festividad: En tiempos del Papa Liberio, a mediados del siglo IV, vivía en Roma una familia noble y muy rica. Tan rica que, por más limosnas que como ejemplares cristianos entregaban a los pobres, no se agotaban nunca. Por ello cierto día los dos esposos acudieron a la Virgen María suplicándole que les inspirase el modo más del agrado suyo y de su Hijo de hacer uso de sus riquezas. La Virgen vino en ayuda de Juan Patricio y su esposa mientras dormían. En sueños, y por separado, se les manifestó la Virgen María indicándoles que era su deseo que levantasen un templo en su honor en el lugar que ella les indicase. Era la noche del 4 al 5 de agosto en una Roma que es sumamente calurosa durante este tiempo. Debían edificarlo sobre el Monte Esquilino y en aquella parte donde apareciera todo nevado.
Los dos esposos se dirigen para contarle la visión al Papa Liberio. El Papa había tenido también la misma visión que ellos. El Sumo Pontífice organiza una Procesión y todos se dirigen cantando himnos al Señor y a su Madre la Virgen María hacia el lugar indicado. Al llegar allí todos quedan admirados al contemplar aquellas maravillas. Aparecía un gran trozo de monte acotado por la nieve fresca y blanquísima. El pueblo canta de alegría y allí, en el corazón de Roma, levantan una magnífica Basílica en honor de Santa María, que dedicarían cuatro años después. Así surge la advocación de Nuestra Señora de las Nieves, Santa María del Pesebre o Santa María La Mayor, Basílica Liberiana, etc... como se le llama.
Esta magna Basílica es una de las cuatro Mayores de Roma y una de las más bellas y más visitadas de la cristiandad. Nuestro inmortal Murillo inmortalizó este relato con su precioso cuadro: Aparece el piadoso matrimonio contando al Papa la visión y en el fondo se contempla la procesión de todo el pueblo romano y el campo nevado.
La devoción a la Virgen María del pueblo romano está fomentada, sobre todo, por este suntuoso templo dedicado a la Madre de Dios. Allí venera también la Madona del Popolo Romano a la que se profesa tierna devoción.
En este templo se conserva la parte mayor de la Cuna de Belén, y la Nochebuena, suele celebrar la Eucaristía en la Basílica el Papa que es a la vez el Obispo de Roma. Casi todos los cuadros de la Basílica hacen alusión a diversos misterios de la Virgen María: Anunciación, Visitación, María con el Niño, Adoración de los Reyes, huida a Egipto, y al Concilio de Efeso.
Tiene esta Basílica recuerdos especiales que la ligan con España: A la entrada se encuentra una estatua del rey Felipe IV; el artesonado -que es maravilloso- fue decorado con el primer oro traído por los españoles de América; el rey de España goza del título de Canónigo honorario de Santa María la Mayor: aquí celebró su primera misa San Ignacio...
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