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lunes, 31 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 31 de Octubre, 2011

Ordinario de la Misa: Lunes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 31 de Octubre, 2011
Yo quiero acercarme a ti, Señor
Feria de la 31a. semana del Tiempo Ordinario
A ti, Señor, elevo mi plegaria
Antífona de Entrada
Si conservaras el recuerdo de nuestras faltas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero tú, Dios de Israel, eres Dios de perdón.
Oración Colecta
Oremos:
Te pedimos, Señor, que tu gracia nos inspire y acompañe siempre para que podamos descubrirte en todos y amarte y servirte en cada uno.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(11, 30-36)
Hermanos: Así como ustedes antes eran rebeldes contra Dios y ahora han alcanzado su misericordia con ocasión de la rebeldía de los judíos, en la misma forma, los judíos, que ahora son los rebeldes y que fueron la ocasión de que ustedes alcanzaran la misericordia de Dios, también ellos la alcanzarán. En efecto, Dios ha permitido que todos cayéramos en la rebeldía, para manifestarnos a todos su misericordia.
¡Qué inmensa y rica es la sabiduría y la ciencia de Dios! ¡Qué impenetrables son sus designios e incomprensibles sus caminos! ¿Quién ha conocido jamás el pensamiento del Señor o ha llegado a ser su consejero? ¿Quién ha podido darle algo primero, para que Dios se lo tenga que pagar? En efecto, todo proviene de Dios, todo ha sido hecho por él y todo está orientado hacia él. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 68
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Mírame, Señor, enfermo y afligido; defiéndeme y ayúdame, Dios mío. En mi cantar exaltaré tu nombre, proclamaré tu gloria, agradecido.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Se alegrarán al verlo los que sufren; quienes buscan a Dios tendrán más ánimo, porque el Señor jamás desoye al pobre, ni olvida al que se encuentra encadenado.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.
Ciertamente el Señor salvará a Sión, reconstruirá a Judá; la heredarán los hijos de sus siervos, quienes aman a Dios la habitarán.
A ti, Señor, elevo mi plegaria.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Si se mantienen fieles a mi palabra, dice el Señor, serán verdaderamente discípulos míos y conocerán la verdad.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (14, 12-14)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo al jefe de los fariseos que lo había invitado a comer:
“Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque puede ser que ellos te inviten a su vez, y con eso quedarías recompensado.
Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los cojos y a los ciegos; y así serás dichoso, porque ellos no tienen con qué pagarte; pero ya se te pagará, cuando resuciten los justos”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Pablo es plenamente conciente de que el cómo y el cuándo de la restauración de Israel pertenecen a los planes misteriosos de Dios. Pero, al mismo tiempo, está seguro de que se realizará, porque es algo que forma parte del proyecto salvífico general de Dios. De ahí el bello himno de alabanza y reconocimiento a los proyectos siempre sabios y soberanos de Dios. La actitud del creyente debe ser de aceptación y humildad, porque Dios es siempre más grande.
En el evangelio, la parte final de esta parábola nos promete la resurrección de los justos. En esta parte el camino es sencillamente el desinterés. Servir con amor desinteresado, dando todo sin esperar nada a cambio. Un cambio de valores que trae consigo el Reino de Dios; hacerse semejante a un niño, niño en cuanto a expresión de pobreza, debilidad y desamparo; niño que encarna la actitud que deben tener los discípulos ante Dios y con los hermanos.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, nuestras ofrendas y concédenos que esta Eucaristía nos ayude a conseguir la gloria del cielo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio Común VI
El misterio de nuestra
salvación en Cristo
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado.
Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen, fuera nuestro Salvador y Redentor.
Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección extendió sus brazos en la cruz y así adquirió para ti un pueblo santo.
Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria,diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Los que buscan riquezas, sufren pobreza y hambre; los que buscan al Señor, no carecen de nada.

Oración después de la Comunión
Oremos:
Te pedimos, Señor, humildemente, que el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que hemos recibido en alimento, nos comuniquen su misma vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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