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lunes, 31 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 01 de Noviembre, 2011

Ordinario de la Misa: Martes XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 01 de Noviembre, 2011
Solemnidad de Todos los Santos
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene
Vengan a mi todos los que estan fatigados
Antífona de Entrada
Alegrémonos en el Señor al celebrar la solemnidad de Todos los Santos, por la cual se alegran los ángeles y alaban al Hijo de Dios.
Se dice Gloria.
Oración Colecta
Oremos:
Dios omnipotente y eterno, que otorgas a tu Iglesia la alegría de celebrar, en esta solemnidad, los méritos y la gloria de todos los santos, concede a tu pueblo, por intercesión de todos estos hermanos nuestros, la abundancia de tu misericordia.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del
Apocalipsis del apóstol san
Juan (7, 2-4. 9-14)
Yo, Juan, vi a un ángel que venía del oriente. Traía consigo el sello del Dios vivo y gritaba con voz poderosa a los cuatro ángeles encargados de hacer daño a la tierra y al mar.Les dijo: “¡No hagan daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que terminemos de marcar con el sello la frente de los servidores de nuestro Dios!” Y pude oír el número de los que habían sido marcados: eran ciento cuarenta y cuatro mil, procedentes de todas las tribus de Israel.
Vi luego una muchedumbre tan grande, que nadie podía contarla. Eran individuos de todas las naciones y razas, de todos los pueblos y lenguas. Todos estaban de pie, delante del trono y del Cordero; iban vestidos con una túnica blanca; llevaban palmas en las manos y exclamaban con voz poderosa:
“La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero”.
Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios, diciendo:
“Amén. La alabanza, la gloria, la sabiduría, la acción de gracias, el honor, el poder y la fuerza, se le deben para siempre a nuestro Dios”.
que llevan la túnica blanca?”
Yo le respondí:
“Señor mío,tú eres quien lo sabe”.
Entonces él me dijo: “Son los que han pasado por la gran persecución y han lavado y blanqueado su túnica con la sangre del Cordero”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 23
Esta es la clase de hombres
que te buscan, Señor.
Del Señor es la tierra y lo que ella tiene, el orbe todo y los que en él habitan, pues él lo edificó sobre los mares, él fue quien lo asentó sobre los ríos.
Esta es la clase de hombres
que te buscan, Señor.
¿Quién subirá hasta el monte del Señor? ¿Quién podrá entrar en su recinto santo? El de corazón limpio y manos puras y que no jura en falso.
Esta es la clase de hombres
que te buscan, Señor.
Ese obtendrá la bendición de Dios, y Dios, su salvador, le hará justicia. Esta es la clase de hombres que te buscan y vienen ante ti, Dios de Jacob.
Esta es la clase de hombres
que te buscan, Señor.

Segunda Lectura
Lectura de la primera carta
del apóstol san Juan (3, 1-3)
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos reconoce, es porque tampoco lo ha reconocido a él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando él se manifieste, vamos a ser semejantes a él, porque lo veremos tal cual es.
Todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como él.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (5, 1-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, cuando Jesús vio a la muchedumbre, subió al monte y se sentó. Entonces se le acercaron sus discípulos. Enseguida comenzó a enseñarles, hablándoles así:
“Dichosos los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los que lloran, porque serán consolados. Dichosos los sufridos, porque heredarán la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Dichosos serán ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa mía. Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos”.
Reflexión:

El texto del Evangelio comienza dibujándonos la escenografía. Aparece Jesús seguido por multitudes judías y paganas; su actividad trasciende las fronteras de su pueblo. Sube al monte y se dispone a enseñar. El lugar nos refiere a Moisés, y la actividad a Dios mismo. Se sienta como un maestro y comienza a enseñar a sus discípulos.
El contenido de su mensaje recibirá con el tiempo diversos nombres: Sermón del monte, bienaventuranzas, carta programática de Jesús, carta programática del Reino. Me gusta ver este texto como el “Evangelio-dentro-del-Evangelio”.
Jesús va a hablar del Reino en muchas oportunidades, pero siempre de manera misteriosa, en parábolas. Aquí nos regala toda una propuesta para comenzar a vivir el proyecto del Padre, en el aquí y ahora de la historia, sabiendo que su consumación plena será al final de los tiempos. La misma lógica del reinado de Dios, que no encaja en la lógica del sistema imperante, no se entiende sino en la paradoja misma: “Felices los afligidos”, “felices los desposeídos”. La lógica de Jesús es ilógica para aquellos que no piensan y sienten desde el corazón de Dios. La herencia de la tierra es el Reino mismo que ya viven los que todo lo esperan en Dios, los que no acumulan, sino que comparten lo propio. En ellos ya está Dios reinando.
El programa de Jesús nos invita también a no descansar en la búsqueda de la paz, que proviene de la justicia, y a asumir el riesgo profético que lleva consigo el oponer una alternativa de inclusión, solidaridad e igualdad al sistema de opresión e injusticia. La persecución y la injuria serán elementos para discernir si nuestras opciones son las de Jesús y el Reino u otras.
Esta invitación es a vivir la verdadera santidad a la que nos llama la liturgia del día de hoy. Ser santos en el día a día para hacer realidad el Reino que Jesús nos mostró con palabras y hechos.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Se dice Credo.
Oración de los Fieles
Celebrante:
Animados por el ejemplo de todos los santos que ya gozan de la bienaventuranza eterna,digamos juntos:
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que los cristianos vivamos nuestra fe con ilusión, y dejemos que la gracia nos transforme.
Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que los gobernantes de las naciones, con espíritu de justicia, promuevan la paz en el nuevo milenio.
Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que en nuestra sociedad se reconozca y valore lo sencillo, lo humilde y lo cotidiano, y se tenga en cuenta a todos los ciudadanos.
Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que nuestros hermanos y hermanas, que trabajan por el bien de los pobres y necesitados, sepan que el Reino ya les pertenece.
Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que el ejemplo de los santos nos estimule a permanecer siempre unidos al Señor. Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.
Para que todos nosotros, en comunión con los santos, alabemos a Dios en espíritu y en verdad.
Oremos.
Que seamos santos
como Tú eres Santo, Señor.

Celebrante:
Sólo Tú eres Santo, Señor, y de Ti procede todo bien, por eso te pedimos que acojas nuestras oraciones, nos des tu gracia para que vivamos en el amor, y nos ayudes a ser dignos hijos tuyos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, el sacrificio de alabanza que vamos a ofrecerte al celebrar hoy la fiesta de todos aquellos que gozan ya de tu vida inmortal, y concédenos experimentar siempre su protección y su ayuda en nuestro camino hacia ti.
Por Jesucristo, nuestro. Señor.
Amén.
Prefacio propio
La gloria de la Iglesia,
nuestra Madre.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque hoy nos concedes celebrar la gloria de Todos los Santos, asamblea de Ia Jerusalén celestial que eternamente te alaba.
Hacia ella, peregrinos en la tierra, nos encaminamos alegres, guiados por la fe y animados por la gloria de nuestros hermanos; en ellos encontramos ejemplo y ayuda para nuestra debilidad.
Por eso, unidos a los santos y a los coros de los ángeles, te glorificamos y cantamos,
diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque se les llamará hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Dios nuestro, fuente única de toda santidad y admirable en todos tus santos, haz que este sacramento nos encienda en el fuego de tu amor y nos prepare para la alegría de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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