Lectio Divina: Domingo XXXII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 6 de noviembre, 2011
Lectio:
1. Oración inicial
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia en el mismo modo con el cual Tú la has leído a los discípulos en el camino de Emaús. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia, Tú les ayudaste a descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos dolorosos de tu condena y muerte. Así, la cruz , que parecía ser el final de toda esperanza, apareció para ellos como fuente de vida y resurrección.
Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. Tu palabra nos oriente a fin de que también nosotros, como los discípulos de Emaús, podamos experimentar la fuerza de tu resurrección y testimoniar a los otros que Tú estás vivo en medio de nosotros como fuente de fraternidad, de justicia y de paz. Te lo pedimos a Ti, Jesús, Hijo de María, que nos has revelado al Padre y enviado tu Espíritu. Amén.
2. Lectura
a) Una clave de lectura:
Meditamos la parábola de las diez vírgenes o de las diez jóvenes doncellas. En las parábolas, Jesús gusta de usar hechos bien conocidos de la vida del pueblo como medios de comparación para aclarar un aspecto desconocido del Reino de Dios. En el caso de la parábola de las diez vírgenes, Él construye una historia en torno al comportamiento diferente de las doncellas que acompañan al esposo en el día de la fiesta del matrimonio. Este hecho bien conocido de todos, es usado por Jesús para poner en claro la llegada de improviso del Reino de Dios en la vida de las personas.
Generalmente, Jesús no explica las parábolas, sino que dice: "¡Quien tenga oídos para entender, que entienda! O sea: "¡Así es! Lo habéis oído. Ahora tratar de entender". Él provoca a las personas, para que los hechos conocidos en la vida cotidiana les ayuden a descubrir las llamadas de Dios en sus vidas. Él compromete a los oyentes en el descubrimiento del significado de la parábola. La experiencia que cada uno tiene del hecho de vida narrado en la parábola, contribuye a descubrir el sentido de las parábolas de Jesús. Señal era de que Jesús tenía confianza en la capacidad de comprensión de las personas. Ellos se convierten en coproductores del significado.
Al final de la Parábola de las diez vírgenes, Jesús dice:" Velad, pues que no sabéis ni el día ni la hora". Esta advertencia final sirve como clave de lectura. Ella indica la dirección del pensamiento de Jesús. Durante la lectura tratar de descubrir cuál sea el punto central de esta parábola que sirve a Jesús como semejanza del Reino de Dios.
b) Una división del texto para ayudar a la lectura:
Mt 25, 1-4: La conducta diferente de las doncellas que acompañan al esposo; cinco prudentes y cinco necias.
Mt 25,5-6: El retardo del esposo y su llegada de improviso en la noche
Mt 25, 7-9: El comportamiento diferente de las prudentes y de las necias
Mt 25, 10-12: La suerte diferente de las prudentes y de las necias
Mt 25, 13: Conclusión de la parábola
c) El texto:
1-4: «Entonces el Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro del novio. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de aceite; las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las alcuzas.
5-6: Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron. Mas a media noche se oyó un grito: '¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su encuentro!'
7-9: Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: 'Dadnos de vuestro aceite, que nuestras lámparas se apagan.' Pero las prudentes replicaron: 'No, no sea que no alcance para nosotras y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis.'
10-12: Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: '¡Señor, señor, ábrenos!' Pero él respondió: 'En verdad os digo que no os conozco.'
13: Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
3. Un momento de silencio orante
para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida.
4. Algunas preguntas
para ayudarnos en la reflexión personal.
a) ¿Cuál es el punto de la parábola que más te ha llamado la atención? ¿Por qué?
b) ¿Cuál es el contexto de la vida normal del pueblo, sobre el cuál Jesús insiste en esta parábola?
c) Desde el principio, hacer una distinción entre "prudentes y "necias". ¿En qué consiste la prudencia y la necedad o estulticia?
d) ¿Cómo juzgar la respuesta tan dura del esposo: "En verdad no os conozco?"
e) ¿De qué día y de qué hora habla Jesús al final de la parábola?
5. Una clave de lectura
para aquéllos que quieran profundizar más en el tema.
● El contexto en el cuál Mateo conserva las palabras de Jesús
El Evangelio de Mateo tiene dos tipos de parábolas: Las que ayudan a percibir el Reino de Dios presente en las actividades de Jesús y las que nos ayudan a prepararnos para la venida futura del Reino. Unas son las que aparecen sobre todo en la primera parte de la vida apostólica de Jesús. Las otras son más frecuentes en la segunda parte, cuando parece evidente que Jesús será perseguido, arrestado y muerto por manos de las autoridades civiles y religiosas. En otras palabras, en las parábolas se mezclan las dos dimensiones del Reino: (1) el Reino ya presente, aquí y ahora, escondido en el cotidiano de nuestra vida y que se descubre y profundiza por parte nuestra; (2) el Reino futuro que todavía debe venir y para el cuál cada uno debe prepararse desde ahora. La tensión entre el ya y el todavía no invade toda la vida cristiana. La Navidad es al mismo tiempo, una celebración del Reino ya presente y un anticipo del Reino que todavía debe venir.
● Comentario de las palabras de Jesús, conservadas por Mateo
Mateo 25, 1-4: La conducta diferente de las doncellas que acompañan al esposo: cinco prudentes y cinco necias
Jesús comienza la parábola con las palabras: " El Reino de los cielos será semejante…" Significa que la parábola de las diez vírgenes se refiere a la venida futura del Reino, para el cuál debemos prepararnos desde ahora. Para aclarar esta dimensión del Reino, Jesús recurre a la costumbre bien conocida de invitar a algunas jóvenes para acompañar al esposo a su llegada para la fiesta de la boda. Ellas debían acompañar al esposo con las lámparas encendidas. Pero las lámparas eran pequeñas y el aceite que contenían bastaban sólo para un tiempo determinado. Por esto era prudente que cada una llevase consigo un poco de aceite de reserva. Porque el recorrido con el esposo podía durar más del tiempo limitado del aceite en la lámpara.
Esto es lo que se sobreentiende en esta historia de las diez vírgenes: que quien acepta un determinado oficio debe prepararse en base a las exigencias del mismo oficio. La joven que acepta ser dama de honor en las bodas debe comportarse de modo adecuado a esta función. Debe ser previsora y llevar el aceite necesario para su lámpara.. Quien debe hacer un viaje de 100 kilómetros en una carretera sin señales de tráfico, y sabiendo esto, sale con gasolina para apenas unos 50 kilómetros, no es previsora ni prudente. La gente exclama: "Qué estúpido, no tiene cabeza".
Mateo 25, 5-6: El retardo del esposo y su llegada de improviso en la noche
La secuencia de los hechos narrados por Jesús es muy normal. Es de noche y el esposo tarda. Aun sin quererlo, por muy grande que sea la voluntad de las jóvenes, comienzan a adormilarse. Y al mismo tiempo se esfuerzan por estar atentas, porque el esposo puede llegar de un momento a otro. De pronto el grito: "Ahí está el esposo". Es la señal que todas estaban esperando. Es en este momento de crisis en el que se revela el valor de las personas. Los hechos que acaecen de improviso, independientes de nuestra voluntad, demuestran si somos previsores o necios.
Mateo 25, 7-9: Actitudes diferentes de las sabias y de las necias
Una vez despiertas, las jóvenes empiezan a preparar las lámparas que deben servir para alumbrar el camino. Había llegado la hora de echar más aceite, porque las lámparas se estaban extinguiendo. Las jóvenes que no tenían consigo aceite de reserva, piden aceite prestado a las otras. Estas responden que no pueden darles, porque al final faltaría para unas y otras. Si fuese sido solo para alumbrar el camino, las sabias hubieran podido decir: " Caminad junto a nosotras y veréis donde ponéis los pies". Pero no se trata de alumbrar el camino. Las lámparas servían también para festejar e iluminar la llegada del esposo. Este era el deber de las damas de honor: que cada una tuviese una lámpara encendida en la mano.
En el momento de la crisis las jóvenes necias piden el compartir. Piden que las sabias compartan con ellas el aceite que han llevado. El compartir es una práctica muy importante y fundamental en la vida del pueblo de Dios. Pero aquí no se trata solo de compartir: porque si las prudentes hubieran compartido el aceite hubieran provocado daño al esposo, arruinando la fiesta de las bodas y hubieran terminado por no cumplir ni ellas ni las otras la tarea que habían asumido. Por esto las prudentes, de frente a la petición de las necias, responden que no pueden compartir y dan un consejo realista: "¡Id a comprarlo!". Siendo ya medianoche, sería difícil encontrar una tienda abierta.
Mateo 25, 10-12: Destino diferente de las prudentes y de las necias
Mientras las necias iban a comprar, llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron con él a la fiesta de las bodas, y se cerró la puerta. En la historia de la parábola, las necias encontraron una tienda abierta, y compraron el aceite. Aunque retardadas, llegaron y gritaron:" ¡Abridnos la puerta! El esposo ( a lo menos parece que es él) responde con dureza: "En verdad os digo: que no os conozco".
Mateo 25, 13: Conclusión: vigilancia
La conclusión del mismo Jesús, al final de la historia, es una frase que puede servir de clave para toda la parábola: "Vigilad, pues que no sabéis el día ni la hora". Dios puede venir en cualquier hora de nuestra vida. Todos debemos estar preparados. Como las jóvenes de la boda, todos deben ser prudentes y previsores, llevando cada uno consigo aceite suficiente. O sea, deben estar atentos de no ser causa de descarrilamiento para otros, aunque insistan sobre cosas buenas como el compartir. Deben aprender a estar siempre atentos al servicio que deben dar a Dios y al prójimo.
● Para complementar
¿Cómo explicar la frase tan severa: "¡No os conozco!"? Ponemos aquí dos sugerencias para la respuesta:
-- Muchas parábolas tiene algo de extraño: el padre que no reprueba al hijo pródigo, el pastor que deja las noventa y nueve ovejas para preocuparse de una sola, el samaritano, que obra mejor que el sacerdote y que el levita, etc. Generalmente estos aspectos extraños y sorprendentes esconden una clave importante para descubrir el punto central de la parábola. Así, en la parábola de las diez vírgenes hay varias cosas extrañas, que por lo regular no suceden: (1) De noche no hay tiendas abiertas. (2) En las bodas no se acostumbra a cerrar las puertas. (3) En situaciones normales, el esposo nunca dice: "No os conozco". Es por estos aspectos extraños por los que pasa el hilo central de la enseñanza de la parábola. ¿Cuál sería? "El que tenga oídos para entender, que entienda".
-- El esposo de la parábola es (también) el mismo Jesús, que llega repentinamente de noche. Es lo que el contexto de otros textos del Evangelio y del Antiguo Testamento sugieren. En la conversación con la samaritana Jesús le dice que tenía cinco maridos y que el que tiene ahora, o sea el sexto, no es su verdadero marido. El séptimo es Jesús el esposo verdadero (Jn 4, 16-18). Mientras el esposo está con los discípulos ellos no tienen necesidad de ayunar (Mc 2, 19-20). Desde los tiempos del profeta Oseas, siglo VIII antes de Cristo, crecía en el pueblo la esperanza de poder llegar un día a una intimidad tal con Dios, semejante a la intimidad del esposo con la esposa. (Os 2, 19-20). Isaías dice claramente: es deseo de Dios ser el marido del pueblo (Is 54, 5; Jer 3, 14), gozar con el pueblo como un esposo goza con la presencia de su esposa (Is 62, 5). Esta esperanza se realiza con la llegada de Jesús. Cuando Jesús hace su entrada en la vida de las personas, todo debe retirarse, porque Él es el esposo. Esta visión de fondo de la historia y de la esperanza secular del pueblo ayuda a comprender mejor el sentido de la frase tan severa del esposo: "¡No os conozco"! Por la falta de empeño y seriedad, las cinco jóvenes necias mostraron claramente que todavía no estaban preparadas para el compromiso definitivo del matrimonio con Dios. Tenían necesidad de otro tiempo para prepararse: "Vigilad, porque no sabéis el día ni la hora".
6. Salmo 63, 2-9
El deseo de Dios
Dios, tú mi Dios, yo te busco,
mi ser tiene sed de ti,
por ti languidece mi cuerpo,
como erial agotado, sin agua.
Así como te veía en el santuario,
contemplando tu fuerza y tu gloria,
-pues tu amor es mejor que la vida,
por eso mis labios te alaban-,
así quiero bendecirte en mi vida,
levantar mis manos en tu nombre;
me saciaré como de grasa y médula,
mis labios te alabarán jubilosos.
Si acostado me vienes a la mente,
quedo en vela meditando en ti,
porque tú me sirves de auxilio
y exulto a la sombra de tus alas;
mi ser se aprieta contra ti,
tu diestra me sostiene.
7. Oración final
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén
www.ocarm.org
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