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miércoles, 23 de noviembre de 2011

Evangelio del Jueves XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 24 de noviembre, 2011

Evangelio del Jueves XXXIV Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 24 de noviembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 21,20-28
Gloria a ti, Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que está cerca su destrucción. Entonces, los que estén en Judea, que huyan a la sierra; los que estén en la ciudad, que se alejen; los que estén en el campo, que no entren en la ciudad; porque serán días de venganza en que se cumplirá todo lo que está escrito. ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días! Porque habrá angustia tremenda en esta tierra y un castigo para este pueblo. Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que a los gentiles les llegue su hora.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, enloquecidas por el estruendo del mar y el oleaje. Los hombres quedarán sin aliento por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues los astros se tambalearán. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza: se acerca vuestra liberación."
Palabra de Dios
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
Históricamente, la ciudad de Jerusalén cayó y el Templo fue destruido por los romanos en la guerra del año 70. El evangelista parte de este hecho impactante, reinterpretándolo como un momento determinado por Dios en la historia de la salvación, que marca el fin de una época y el comienzo de otra. Entre la caída de Jerusalén y la llegada de la parusía, Lucas introduce la época de la misión. De esta manera exhorta a los cristianos a no perder el contacto con la realidad histórica buscando la fecha de la segunda venida del salvador.
Con acontecimientos y símbolos cósmicos, Lucas destaca la importancia de la llegada del Hijo del Hombre. Los cristianos deben aguardar este momento en actitud de expectación gozosa.
Como en otros tiempos, también hoy vivimos en un ambiente impregnado de ideas que provienen de corrientes catastróficas. Jugando con la situación delicada del medio ambiente, de guerras, de nuevas enfermedades, etc., transmiten la desesperación y el pesimismo de cara a un futuro próximo posible. Este texto de hoy, más que atemorizarnos por el fin, debe invitarnos a una actitud de optimismo y esperanza y a trabajar con denuedo por el establecimiento del Reino entre nosotros.

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