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domingo, 4 de diciembre de 2011

Evangelio del Lunes Segunda Semana de Adviento. Ciclo B. 5 de diciembre, 2011

Evangelio del Lunes Segunda Semana de Adviento. Ciclo B. 5 de diciembre, 2011
Lectura del Santo Evangelio según, San Lucas 5,17-26
Gloria a ti, Señor
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: "Hombre, tus pecados están perdonados."
Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: "¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?" Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: "¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa." Él, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios.
Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: "Hoy hemos visto cosas admirables."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
Hoy la Palabra de Dios nos presenta a Jesús enseñando; continúa su trabajo en Galilea. Estas enseñanzas comienzan a ser sospechosas a las autoridades. Por eso acuden a criticar y cuestionar el accionar misericordioso de Jesús; están ahí buscando la manera de deslegitimarlo ante el pueblo.
Unas personas llevan a un paralítico con el deseo de ponerlo delante de Jesús; están seguras de que él lo curará. Resulta importante el esfuerzo que estas personas están haciendo para estar cerca de Jesús, aunque también llama la atención que, habiendo muchos bloqueando la puerta de la casa, éstos no se muestren generosos para que puedan entrar con el paralítico. Puede ser que esta obstrucción tenga que ver con la presencia de tantos maestros de la ley y fariseos, que en todo sentido han obstruido la dignidad de los pobres y de los enfermos, considerados excluidos en razón de su enfermedad.
El relato tiene un alto valor pedagógico, ya que busca confrontar a los maestros de la ley con la ley misma, aplicando una enseñanza más radical. Jesús no cura al enfermo en el primer momento; lo que hace es perdonar sus pecados. No olvidemos que la cultura judía consideraba que las enfermedades eran una consecuencia del pecado; por eso Jesús comienza eliminando el pecado, raíz de la enfermedad; realiza un acto reparador al estilo de Dios, que es el perdón mismo. Esta acción dignificante de Jesús incomoda a los maestros de la ley y a los fariseos, quienes lo acusan de blasfemo. Ante ello, Jesús hace algo más radical aún y es la curación definitiva: el paralítico se levanta, toma su camilla, se va a su casa por sus propios medios. Esto significa para el paralítico y para el pueblo la ruptura de las viejas estructuras excluyentes, que sometían a los pobres y condenaban a los enfermos a la exclusión.
Hoy los creyentes tenemos que demostrar con hechos la fuerza de nuestra fe; estamos invitados a superar todo tipo de obstáculos para acceder al proyecto de Jesús. Vale la pena abrir un hueco en el techo e ir en busca de Jesús en la vida de la comunidad eclesial.

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