Buscar este blog

lunes, 5 de diciembre de 2011

Ordinario de la Misa: Lunes II Semana de Adviento. Ciclo B. 05 de Diciembre, 2011

Ordinario de la Misa: Lunes II Semana de Adviento. Ciclo B. 05 de Diciembre, 2011
Nuestro Dios viene a salvarnos
Feria de Adviento: lunes de la 2a. semana
Ya viene el rey, el Señor de la Tierra
Antífona de Entrada
Oíd, pueblos, la palabra del Señor y anunciadla en todos los rincones de la tierra: “He aquí que vendrá nuestro salvador, ya no tengáis miedo”.
Oración Colecta
Oremos:
Escucha, Señor, nuestras plegarias y ayúdanos a prepararnos a celebrar con verdadera fe y pureza de corazón el gran misterio de la encarnación de tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del profeta
Isaías (35, 1-10)
Esto dice el Señor: “Regocíjate, yermo sediento. Que se alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios, que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes.
Digan a los de corazón apocado:
‘¡Animo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para salvarlos’.
Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo cantará.
Brotarán aguas en el desierto y correrán torrentes en la estepa. El páramo se convertirá en estanque y la tierra sedienta, en manantial. En la guarida donde moran los chacales, verdearán la caña y el papiro.
Habrá allí una calzada ancha, que se llamará ‘Camino Santo’; los impuros no la transitarán, ni los necios vagarán por ella.
No habrá por ahí leones ni se acercarán las fieras. Por ella caminarán los redimidos. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 84
Nuestro Dios viene
a salvarnos.
Escucharé las palabras del Señor, palabras de paz para su pueblo santo. Está ya cerca nuestra salvación y la gloria del Señor habitará en la tierra.
Nuestro Dios viene
a salvarnos.
La misericordia y la verdad se encontraron, la justicia y la paz se besaron, la fidelidad brotó en la tierra y la justicia vino del cielo.
Nuestro Dios viene
a salvarnos.
Cuando el Señor nos muestre su bondad, nuestra tierra producirá su fruto. La justicia le abrirá camino al Señor e irá siguiendo sus pisadas.
Nuestro Dios viene
a salvarnos.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Ya viene el rey, el Señor de la tierra; él nos librará de nuestra esclavitud.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (5, 17-26)
Gloria a ti, Señor.
Un día Jesús estaba enseñando y estaban también sentados ahí algunos fariseos y doctores de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén.
El poder del Señor estaba con él para que hiciera curaciones.
Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de entrar, para colocarlo delante de él; pero como no encontraban por dónde meterlo a causa de la muchedumbre, subieron al techo y por entre las tejas lo descolgaron en la camilla y se lo pusieron delante a Jesús. Cuando él vio la fe de aquellos hombres, dijo al paralítico:
“Amigo mío, se te perdonan tus pecados”.
Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar:
“¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?”
Jesús, conociendo sus pensamientos, les replicó:
“¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados —dijo entonces al paralítico—: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
El paralítico se levantó inmediatamente, en presencia de todos, tomó la camilla donde había estado tendido y se fue a su casa glorificando a Dios. Todos quedaron atónitos y daban gloria a Dios, y llenos de temor, decían: “Hoy hemos visto maravillas”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Hoy la Palabra de Dios nos presenta a Jesús enseñando; continúa su trabajo en Galilea. Estas enseñanzas comienzan a ser sospechosas a las autoridades. Por eso acuden a criticar y cuestionar el accionar misericordioso de Jesús; están ahí buscando la manera de deslegitimarlo ante el pueblo.
Unas personas llevan a un paralítico con el deseo de ponerlo delante de Jesús; están seguras de que él lo curará. Resulta importante el esfuerzo que estas personas están haciendo para estar cerca de Jesús, aunque también llama la atención que, habiendo muchos bloqueando la puerta de la casa, éstos no se muestren generosos para que puedan entrar con el paralítico. Puede ser que esta obstrucción tenga que ver con la presencia de tantos maestros de la ley y fariseos, que en todo sentido han obstruido la dignidad de los pobres y de los enfermos, considerados excluidos en razón de su enfermedad.
El relato tiene un alto valor pedagógico, ya que busca confrontar a los maestros de la ley con la ley misma, aplicando una enseñanza más radical. Jesús no cura al enfermo en el primer momento; lo que hace es perdonar sus pecados. No olvidemos que la cultura judía consideraba que las enfermedades eran una consecuencia del pecado; por eso Jesús comienza eliminando el pecado, raíz de la enfermedad; realiza un acto reparador al estilo de Dios, que es el perdón mismo. Esta acción dignificante de Jesús incomoda a los maestros de la ley y a los fariseos, quienes lo acusan de blasfemo. Ante ello, Jesús hace algo más radical aún y es la curación definitiva: el paralítico se levanta, toma su camilla, se va a su casa por sus propios medios. Esto significa para el paralítico y para el pueblo la ruptura de las viejas estructuras excluyentes, que sometían a los pobres y condenaban a los enfermos a la exclusión.
Hoy los creyentes tenemos que demostrar con hechos la fuerza de nuestra

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estas ofrendas que hemos tomado de tus mismos dones, y concédenos que esta Eucaristía que estamos celebrando, nos alcance la salvación eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio de Adviento III
Cristo, Señor y juez de la historia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado. Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva. El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Ven Señor, a visitarnos con tu paz, para que nos alegremos delante de ti,
de todo corazón.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por nuestra participación en esta Eucaristía, enséñanos, Señor, a no poner nuestro corazón en las cosas pasajeras, sino en los bienes eternos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

No hay comentarios: