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viernes, 9 de diciembre de 2011

Ordinario de la Misa: Sábado II Semana Tiempo de Adviento. Ciclo B. 10 de Diciembre, 2011

Ordinario de la Misa: Sábado II Semana Tiempo de Adviento. Ciclo B. 10 de Diciembre, 2011
Ven, Señor, a salvarnos
Fería de Adviento: sábado de la 2a. semana o memoria libre de santa Eulalia de Mérida, Virgen y mártir
Escúchanos, Pastor de Israel
Antífona de Entrada
Ven, Señor, muéstranos tu rostro, y nos salvaremos.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Padre todopoderoso, que Cristo, el resplandor de tu gloria, nazca en nuestros corazones, para que su venida disipe las tinieblas del pecado y ponga de manifiesto que somos hijos de la luz.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del
Eclesiástico (Sirácide)
(48, 1-4. 9-11)
En aquel tiempo surgió Elías, un profeta de fuego; su palabra quemaba como una llama. El hizo caer sobre los israelitas el hambre y con celo los diezmó.
En el nombre del Señor cerró las compuertas del cielo e hizo que descendiera tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso eres, Elías, por tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? En un torbellino de llamas fuiste arrebatado al cielo, sobre un carro tirado por caballos de fuego. Escrito está de ti que volverás, cargado de amenazas, en el tiempo señalado, para aplacar la cólera antes de que estalle, para hacer que el corazón de los padres se vuelva hacia los hijos y congregar a las tribus de Israel.
Dichosos los que te vieron y murieron gozando de tu amistad; pero más dichosos los que estén vivos cuando vuelvas.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 79
Ven, Señor, a salvarnos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines, manifiéstate, despierta tu poder y ven a salvarnos.
Ven, Señor, a salvarnos.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste.
Ven, Señor, a salvarnos.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido. Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder.
Ven, Señor, a salvarnos.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Preparen el camino del Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (17, 10-13)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los discípulos le preguntaron a Jesús:
“¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?”
El les respondió:
“Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos”. Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión;
El evangelio de hoy está en la perspectiva de la esperanza mesiánica que habitaba en el pueblo, esperándolo de distintas maneras. La esperanza más común era que, según la profecía, la venida de Elías, como precursor, precedería a la venida del Mesías.
Los discípulos que están con Jesús acaban de ser testigos de la transfiguración y, si reconocen en Jesús al Mesías, entonces ¿qué pasó con Elías? Jesús dice con claridad que Elías ya vino, pero las autoridades no lo aceptaron, lo maltrataron, persiguieron y asesinaron. Es entonces cuando los discípulos entienden que Jesús se refería a Juan en Bautista.
En este corto relato, Jesús también anuncia que lo que sigue no será nada fácil. El tratamiento que le darán a él será peor que el que dieron a Juan. Jesús ya sospecha que las “buenas autoridades” están muy incómodas con su presencia y con su predicación; así que el proyecto para eliminarlo está en marcha. Los discípulos no pueden ser ajenos a estas circunstancias.
Nuestra historia eclesial y social también está regada con la sangre de muchos profetas mártires. En todo el mundo y en todos los tiempos hombres y mujeres de fe han ofrendado sus vidas al servicio del Reino, buscando y construyendo un mundo más justo y más solidario.

Oración sobre las Ofrendas
Te pedimos, Señor, que este sacrificio, signo de nuestra total entrega a ti, te sea ofrecido siempre para que realice la intención que tuviste al instituir este sacramento, y lleve a cabo plenamente en nosotros tu salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio de Adviento III
Cristo, Señor y juez de la historia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, revestido de poder y de gloria, sobre las nubes del cielo.
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que se nos mostrará entonces lleno de gloria viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino.
Por eso, mientras aguardamos su última venida, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Pronto vendré y traeré conmigo la recompensa, dice el Señor, y daré a cada uno según sus obras.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que esta Eucaristía nos purifique, Señor, de toda mancha y nos prepare así a celebrar dignamente la Navidad ya próxima.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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