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miércoles, 4 de enero de 2012

Evangelio del Jueves Antes de la Epifanía. Ciclo B. 5 de Enero 2012

Evangelio del Jueves Antes de la Epifanía. Ciclo B. 5 de Enero 2012
† Lectura del santo Evangelio según san Juan (1, 43-51)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, determinó Jesús ir a Galilea, y encontrándose a Felipe, le dijo: “Sígueme”. Felipe era de Betsaida, la tierra de Andrés y de Pedro.
Felipe se encontró con Natanael y le dijo: “Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José”.
Natanael replicó:
“¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?”
Felipe le contestó:
“Ven y lo verás”.
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: “Este es un verdadero israelita en el
que no hay doblez”.
Natanael le preguntó:
“¿De dónde me conoces?”
Jesús le respondió:
“Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera”.
Respondió Natanael:
“Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel”. Jesús le contestó: “Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver”.
Después añadió:
“Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Comentario:
La vida cristiana intenta superar las vivencias inmediatas para experimentar en profundidad la ‘esperanza’. Nuestras expectativas nos llevan a buscar algo ‘más allá’, que nos ayude a colocar en perspectiva los conflictos del ‘más acá’. Los primeros cristianos comprendieron la misión de Jesús por las esperanzas que en ellos habían sembrado la Ley y los Profetas. Tanto nosotros como ellos descubrimos a Jesús gracias a nuestras propias esperanzas. Son nuestras búsquedas, expectativas, utopías y anhelos, los que nos permiten trascender el estrecho marco de la vida cotidiana y nos hacen descubrir que es Dios mismo quien nos sale al encuentro en la persona de Jesús. Dios no anula nuestras búsquedas, pero sí las coloca “en la perspectiva” de un más allá que trasciende la inmediatez del presente y nos abre a un futuro de una humanidad reconciliada en el ‘cordero’. Hay personas, como Jesús, que renuncian a toda violencia y ponen su vida al servicio de una causa mayor: ‘la vida en abundancia’ (Jn 10, 10). Como Natanael podemos preguntarle a Jesús: ¿de qué me conoces? Y él seguramente nos responderá que nos ve cada día bajo la higuera de nuestras contrariedades, ansiedades y búsquedas. Igual que a Natanael, nos invita a “ver cosas todavía mayores”.

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