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viernes, 27 de abril de 2012

Evangelio del Sábado III Semana de Pascua. Ciclo B. 28 de Abril, 2012

Evangelio del Sábado III Semana de Pascua. Ciclo B. 28 de Abril, 2012 † Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 60-69) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban,les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”.(En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: El relato de ayer afirmaba que es necesario identificarnos y unirnos a Cristo, a través de la fe, para tener vida eterna. El texto de hoy nos presenta un público atento, que rechaza vincularse a Jesús, pues no comprende a cabalidad sus palabras, especialmente cuando se refería al “comer” su cuerpo y “beber” su sangre. Esta expresión es importante para asimilar la verdadera intención del discurso impartido por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, ya que no quiere decir que los seguidores tengan que practicar el canibalismo para lograr la vida eterna y la participación plena en las promesas de Dios, sino que quienes se sienten atraídos por la propuesta de Jesús deben creer que tanto la carne de la Encarnación como la carne de la Eucaristía están llenas del Espíritu de Dios; es decir, que el Pan de Vida es el ofrecimiento de un don espiritual, mas no carnal, que es fuente de vida para la humanidad. Sólo los discípulos, a través de Pedro, asumen dicho ofrecimiento, pues han creído en las palabras del Maestro y han entendido que la carne de Jesús está llena del Espíritu. Por lo tanto, la fe es necesaria para reconocer que en Jesús encontramos el alimento que fortalece nuestra vida y nuestra esperanza en Dios. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.com

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