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viernes, 27 de abril de 2012

Ordinario de la Misa: Sábado III Semana de Pascua. Ciclo B. 28 de Abril, 2012

Ordinario de la Misa: Sábado III Semana de Pascua. Ciclo B. 28 de Abril, 2012 Cumpliré mis promesas al Señor Feria de Pascua: sábado de la 3a. semana o memoria libre de San Pedro Chanel, presbítero y mártir Tus palabras, Señor, son espíritu y vida Antífona de Entrada Por el bautismo, habéis sido sepultados con Cristo y con él habéis sido resucitados, porque habéis creído en el poder de Dios, que lo resucitó de entre los muertos. Aleluya. Oración Colecta Oremos: Dios nuestro, que por medio del bautismo haces participar de la vida de Cristo a los que creen en ti, protégenos de los engaños del enemigo, para que podamos conservar fielmente el don de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. Primera Lectura Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (9, 31-42) En aquellos días, las comunidades cristianas gozaban de paz en toda Judea, Galilea y Samaria, con lo cual se iban consolidando, progresaban en la fidelidad a Dios y se multiplicaban, animadas por el Espíritu Santo. Pedro recorría toda la región y una vez fue a visitar a los fieles que vivían en Lida. Ahí encontró a un hombre, llamado Eneas, que tenía ya ocho años de estar en cama, paralítico. Pedro le dijo: “Eneas, Jesucristo te da la salud. Levántate y tiende tu cama”. Eneas se levantó inmediatamente; y todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón que lo vieron, se convirtieron al Señor. Había en Jafa, entre los discípulos, una mujer llamada Tabitá (que significa “gacela”), la cual hacía infinidad de obras buenas y repartía limosnas. En aquellos días cayó enferma y murió. Lavaron su cadáver y lo tendieron en una habitación del segundo piso. Como Lida está cerca de Jafa, los discípulos, sabiendo que Pedro estaba allá, enviaron dos hombres para suplicarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro fue con ellos. Tan pronto como llegó, lo condujeron a la habitación del segundo piso. Allí lo rodearon todas las viudas, llorando y mostrándole las túnicas y los vestidos que Tabitá les había hecho, cuando aún vivía. Pedro mandó salir a todos, se postró de rodillas y se puso a orar; luego, dirigiéndose a la muerta, dijo: “Tabitá, levántate”. Ella abrió los ojos y al ver a Pedro, se incorporó. El la tomó de la mano y la levantó; llamó a los fieles y a las viudas y se la entregó viva. Esto se supo por toda Jafa y muchos creyeron en el Señor. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 115 ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Levantaré el cáliz de salvación e invocaré el nombre del Señor. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya. Cumpliré mis promesas al Señor ante todo su pueblo. A los ojos de Dios es muy penoso que mueran sus amigos. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya. De la muerte, Señor, me has librado, a mí, tu esclavo e hijo de tu esclava. Te ofreceré con gratitud un sacrificio e invocaré tu nombre. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Aleluya. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Juan (6, 60-69) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: “Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?” Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban,les dijo: “¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen”.(En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede”. Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: El relato de ayer afirmaba que es necesario identificarnos y unirnos a Cristo, a través de la fe, para tener vida eterna. El texto de hoy nos presenta un público atento, que rechaza vincularse a Jesús, pues no comprende a cabalidad sus palabras, especialmente cuando se refería al “comer” su cuerpo y “beber” su sangre. Esta expresión es importante para asimilar la verdadera intención del discurso impartido por Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm, ya que no quiere decir que los seguidores tengan que practicar el canibalismo para lograr la vida eterna y la participación plena en las promesas de Dios, sino que quienes se sienten atraídos por la propuesta de Jesús deben creer que tanto la carne de la Encarnación como la carne de la Eucaristía están llenas del Espíritu de Dios; es decir, que el Pan de Vida es el ofrecimiento de un don espiritual, mas no carnal, que es fuente de vida para la humanidad. Sólo los discípulos, a través de Pedro, asumen dicho ofrecimiento, pues han creído en las palabras del Maestro y han entendido que la carne de Jesús está llena del Espíritu. Por lo tanto, la fe es necesaria para reconocer que en Jesús encontramos el alimento que fortalece nuestra vida y nuestra esperanza en Dios. Oración sobre las Ofrendas Acepta, Señor, en tu bondad, los dones que te presentamos y concédenos tu protección para conservar tu gracia y conseguir la felicidad eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de Pascua III Cristo vive por siempre e intercede por nosotros El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo en que Cristo, nuestra pascua fue inmolado. Porque continuamente se ofrece por nosotros e intercede por todos ante ti el que, inmolado en la cruz, venció a la muerte y, una vez muerto, vive para siempre. Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría, y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Padre, te ruego por aquellos que creerán en mí, para que sean uno en nosotros y el mundo pueda creer que tú me has enviado, dice el Señor. Aleluya. Oración después de la Comunión Oremos: Señor, que tu amor paterno proteja siempre a quienes has salvado por medio de la pasión de tu Hijo, y que Cristo resucitado sea la fuente de todas nuestras alegrías. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.com

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