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miércoles, 25 de abril de 2012
Ordinario de la Misa: Jueves III Semana de Pascua. Ciclo B. 26 de Abril, 2012
Ordinario de la Misa: Jueves III Semana de Pascua. Ciclo B. 26 de Abril, 2012
Tu salvación, Señor, es para todos
Feria de Pascua: jueves de la 3a. semana
El Señor es nuestra fortaleza y salvación
Antífona de Entrada
Cantemos al Señor, pues su victoria es grande. Alabemos al Señor, porque él es nuestra fortaleza y salvación. Aleluya.
Oración Colecta
Oremos:
Señor, muéstranos siempre ese amor que en estos días de Pascua nos has revelado con mayor claridad, y concédenos que, libres del error y del pecado, sigamos con fidelidad tus enseñanzas.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de los
Hechos de los Apóstoles
(8, 26-40)
En aquellos días, un ángel del Señor le dijo a Felipe:
“Levántate y toma el camino del sur, que va de Jerusalén a Gaza y que es poco transitado”. Felipe se puso en camino. Y sucedió que un etíope, alto funcionario de Candaces, reina de Etiopía, y administrador de sus tesoros, que había venido a Jerusalén para adorar a Dios, regresaba en su carro, leyendo al profeta Isaías.
Entonces el Espíritu le dijo a Felipe:
“Acércate y camina junto a ese carro”. Corrió Felipe, y oyendo que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó:
“¿Entiendes lo que estás leyendo?”
El le contestó: “¿Cómo voy a entenderlo, si nadie me lo explica?” Entonces invitó a Felipe a subir y a sentarse junto a él.
El pasaje de la Escritura que estaba leyendo, era éste:
Como oveja fue llevado a la muerte; como cordero que no se queja frente al que lo trasquila, así él no abrió la boca. En su humillación no se le hizo justicia. ¿Quién podrá hablar de su descendencia, puesto que su vida ha sido arrancada de la tierra?
El etíope le preguntó a Felipe:
“Dime, por favor: ¿De quién dice esto el profeta, de sí mismo o de otro?” Felipe comenzó a hablarle y partiendo de aquel pasaje, le anunció el Evangelio de Jesús.
Siguieron adelante, llegaron a un sitio donde había agua y dijo el etíope: “Aquí hay agua. ¿Hay alguna dificultad para que me bautices?” Felipe le contestó:
“Ninguna, si crees de todo corazón”.
Respondió el etíope:
“Creo que Jesús es el Hijo de Dios”. Mandó parar el carro, bajaron los dos al agua y Felipe lo bautizó.
Cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe. El etíope ya no lo vio más y prosiguió su viaje, lleno de alegría. En cuanto a Felipe, se encontró en la ciudad de Azoto y evangelizaba los poblados que encontraba a su paso, hasta que llegó a Cesarea.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 65
Tu salvación, Señor,
es para todos. Aleluya.
Naciones, bendigan a nuestro Dios, hagan resonar sus alabanzas, porque él nos ha devuelto la vida y no dejó que tropezaran nuestros pies.
Tu salvación, Señor,
es para todos. Aleluya.
Cuantos temen a Dios, vengan y escuchen, y les diré lo que ha hecho por mí; a él dirigí mis oraciones y mi lengua le cantó alabanzas.
Tu salvación, Señor,
es para todos. Aleluya.
Bendito sea Dios, que no rechazó mi súplica, ni me retiró su gracia.
Tu salvación, Señor,
es para todos. Aleluya.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma de este pan vivirá
para siempre.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (6, 44-51)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
“Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas:
Todos serán discípulos de Dios.
Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna.
Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Comentario:
A través de este relato san Juan expresa a la comunidad de creyentes que es Dios mismo quien enseña a la humanidad el camino de la fe, el camino para reconocer a Jesús como el verdadero pan que ha bajado del cielo. Entonces, es importante resaltar la perfecta pedagogía de Dios, con la cual él nos acerca continuamente al alimento que otorga vida plena, por medio de la fe. Ésta consiste en la integración o identificación total con Jesús resucitado, que vive plenamente en cada creyente. Esa integración ocurre cuando el ser humano opta libremente por escuchar, aprender y vivir la Palabra del Padre, cuando la comunidad de creyentes confiesa que Jesús, máximo don de Dios a la humanidad, es el verdadero alimento que libra de la muerte, es decir, que libera a la persona de todo tipo de egoísmo y lo capacita para abrir su mente y su corazón a la vida en comunidad, donde el pan eucarístico es la expresión culmen de esa apertura. – Los creyentes en el Dios de la vida debemos ser “expertos” en compartir con amor nuestra vida con los que más sufren en la sociedad, ya que ésa es la mejor manera de enseñarle al mundo el misterio de la fe.
Oración sobre las Ofrendas
Dios nuestro, que por medio de estos dones, que vas a convertir en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, nos haces participar de tu misma vida divina, concédenos que nuestra conducta ponga de manifiesto las verdades que nos has revelado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de Pascua I
El misterio pascual
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en este tiempo, en que Cristo, nuestra pascua, fue inmolado.
Porque Él es el Cordero de Dios que quitó el pecado del mundo: muriendo, destruyó nuestra muerte, y resucitando,restauró la vida.
Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí mismos, sino para él, que murió y resucitó por ellos.
Aleluya.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Señor, tú que nos has concedido participar en esta Eucaristía, míranos con bondad y ayúdanos a vencer nuestra fragilidad humana, para poder vivir
como hijos tuyos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Fuente: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org
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