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viernes, 23 de noviembre de 2012

Ordinario de la Misa: XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 24 de noviembre 2012

Ordinario de la Misa: XXXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo B. Sábado 24 de noviembre 2012 San Andrés Dung-Lac, presbítero y compañeros mártires Memoria Bendito sea el Señor, mi fortaleza Antífona de Entrada No permita Dios que yo me gloríe en algo que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo, pues la cruz es fuerza de Dios para los que vamos por el camino de la salvación. Oración Colecta Oremos: Dios y Padre nuestro, fuente y origen de toda paternidad, que a los bienaventurados mártires Andrés y sus compañeros les concediste ser fieles a la cruz de tu Hijo, por su intercesión te pedimos que también nosotros propaguemos tu amor entre nuestros hermanos y seamos dignos de contarnos entre tus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén. Primera Lectura Lectura del libro del Apocalipsis del apóstol san Juan (11, 4-12) Yo, Juan, oí que me decían: “Aquí están mis dos testigos. Son los dos olivos y los dos candelabros, que están ante el Señor de la tierra. Si alguno quiere hacerles daño, su boca echará fuego que devorará a sus enemigos; así, el que intente hacerles daño, morirá sin remedio. Ellos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva mientras dure su misión profética; tienen poder para convertir el agua en sangre y para castigar la tierra con toda clase de plagas, cuantas veces quieran. Pero, cuando hayan terminado su misión, la bestia que sube del mar les hará la guerra, los vencerá y los matará. Sus cadáveres quedarán tendidos en la plaza de la gran ciudad, donde fue crucificado su Señor, y que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto. Durante tres días y medio, gentes de todos los pueblos y razas, de todas las lenguas y naciones contemplarán sus cadáveres, pues no permitirán que los sepulten. Los habitantes de la tierra se alegrarán y regocijarán por su muerte y se enviarán regalos los unos a los otros, porque estos dos profetas habían sido el azote de ellos. Pero después de los tres días y medio, un espíritu de vida, enviado por Dios, entrará en ellos: se pondrán de pie y todos los que los estén viendo se llenarán de espanto. Oirán entonces una potente voz, que les dirá desde el cielo: ‘Suban acá’. Y subirán al cielo en una nube, a la vista de sus enemigos”. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor. Salmo Responsorial Salmo 143 Bendito sea el Señor, mi fortaleza. Bendito sea el Señor, mi roca firme; él adiestró mis manos y mis dedos para luchar en lides. Bendito sea el Señor, mi fortaleza. El es mi amigo fiel, mi fortaleza, mi seguro escondite, escudo en que me amparo, el que los pueblos a mis plantas rinde. Bendito sea el Señor, mi fortaleza. Al compás de mi cítara, nuevos cantos, Señor, he de decirte, pues tú das a los reyes la victoria y salvas a David, tu siervo humilde. Bendito sea el Señor, mi fortaleza. Aclamación antes del Evangelio Aleluya, aleluya. Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido a la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. Aleluya. Evangelio † Lectura del santo Evangelio según san Lucas (20, 27-40) Gloria a ti, Señor. En aquel tiempo, se acercaron a Jesús algunos saduceos. Como los saduceos niegan la resurrección de los muertos, le preguntaron: “Maestro, Moisés nos dejó escrito que si alguno tiene un hermano casado que muere sin haber tenido hijos, se case con la viuda para dar descendencia a su hermano. Hubo una vez siete hermanos, el mayor de los cuales se casó y murió sin dejar hijos. El segundo, el tercero y los demás, hasta el séptimo, tomaron por esposa a la viuda y todos murieron sin dejar sucesión. Por fin murió también la viuda. Ahora bien, cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa la mujer, pues los siete estuvieron casados con ella?” Jesús les dijo: “En esta vida, hombres y mujeres se casan, pero en la vida futura, los que sean juzgados dignos de ella y de la resurrección de los muertos, no se casarán ni podrán ya morir, porque serán como los ángeles e hijos de Dios, pues él los habrá resucitado. Y que los muertos resucitan, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor, Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob. Porque Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven”. Entonces, unos escribas le dijeron: “Maestro, has hablado bien”. Y a partir de ese momento ya no se atrevieron a preguntarle nada. Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús. Comentario: En el itinerario de Jesús, la ciudad de Jerusalén es el escenario de su confrontación final con los representantes del Israel institucional. La tercera escena ocurre en el interior del Templo. El dilema que los saduceos le plantean a Jesús aunque pueda parecer un problema religioso, es en realidad un problema económico. Como bien sabemos, la mujer era uno de las posesiones del varón, bien fuera éste el Padre o el esposo. Y como cualquier otro bien era transferible o abandonable. Después de siete matrimonios legítimos en los que ella cambio de dueño, el problema era saber a quién le pertenecía. Por eso, la respuesta de Jesús coloca el problema en otro ámbito, porque la resurrección representa otro régimen de vida en el que las instituciones antiguas hechas para sujetar y controlar pierden su vigencia y las personas adquieren un nuevo estatus que los iguala en libertad y autonomía al de los ángeles. En la teología del ‘Dios de los vivos’ lo importante no es la legitimación de las ventajas económicas, sino la dignidad y la autonomía de la vida humana, percibida como un valor en sí mismo y no sometido a las veleidades de la conveniencia económica o de los prejuicios sociales y políticos. Oración sobre las Ofrendas Recibe, Padre santo, los dones que te presentamos al venerar la pasión de los santos mártires vietnamitas y concédenos que, en medio de las adversidades de esta vida permanezcamos siempre fieles a ti y nos convirtamos en ofrendas agradables a tus ojos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Prefacio de los Santos Mártires Testimonio y ejemplo de los mártires El Señor esté con ustedes. Y con tu espíritu. Levantemos el corazón. Lo tenemos levantado hacia el Señor. Demos gracias al Señor, nuestro Dios. Es justo y necesario. En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor. Porque la sangre de los gloriosos mártires san Andrés Dung-Lac y compañeros, derramada como la de Cristo para proclamar su fidelidad a ti, manifiesta tu admirable poder, que convierte la fragilidad en fortaleza y al hombre débil robustece para que sea testigo tuyo. Por eso, como los ángeles te cantan en el cielo, así nosotros en la tierra te aclamamos, diciendo sin cesar: Santo, Santo, Santo... Antífona de la Comunión Dichosos los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Oración después de la Comunión Oremos: Fortalecidos con esta Eucaristía, te suplicamos, Señor, al conmemorar a tus santos mártires, que permanezcamos unidos en tu amor y podamos conseguir el premio eterno de nuestros sufrimientos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. Fuentes: www.lecturadeldia.com; www.servicioskoinonia.org

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