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viernes, 3 de diciembre de 2010

Moniciones y Oración de los Fieles. Domingo II Semana de Adviento. Ciclo A. 5 de diciembre 2010

Domingo II de Adviento
5 de diciembre de 2010
MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos nuestra más alegre bienvenida a nuestra Eucaristía del Segundo Domingo de Adviento, de este tiempo de amor y conversión. Hoy conoceremos a un personaje importantísimo en la Historia de la Redención: a Juan el Bautista, el Precursor del Mesías, el heraldo de la llegada del Señor. “El más grande hombre nacido de mujer”, según dijo de él Jesús de Nazaret… Juan nos llama desde el desierto, quiere que allanemos caminos y preparemos las calzadas para el Rey que va a llegar. Juan Bautista es la unión entre dos tiempos: el del Antiguo Testamento y el de Buena Nueva. Abramos, pues, nuestros corazones a una conversión sincera que nos hará más felices. Y ahora dispongámonos a encender la segunda vela de nuestra Corona de Adviento. Nos ponemos de pie.

BENDICIÓN DE LA SEGUNDA VELA DE LA CORONA DE ADVIENTO
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MONICION
Señor Jesucristo, tu venida, tu cercanía, lo transforma
todo,
convierten este vetusto y abrumado mundo nuestro
en germen de un cielo y una tierra nuevas,
y a nosotros, débiles y pecadores,
en constructores de tu Reino y heraldos de tu presencia
amorosa.

Al encender estas dos velas en la corona de Adviento,
queremos manifestar nuestro deseo de acoger tu llamada
a preparar los caminos y alzar nuestra voz para que,
quienes tienen hambre y sed de justicia
logren experimentarte próximo
y sepan que aquí estas Tú, nuestro Dios.
R. Amén
(Se acerca una persona y enciende el segundo cirio)
Canto: ¡Ven, ven Señor no tardes! (Otro canto apropiado)

MONICIÓN SOBRE LAS LECTURAS
1.- Sigue ilustrando el profeta Isaías nuestras primeras lecturas, como el domingo pasado. Isaías profetiza un tiempo de paz y de amor insuperables que, evidentemente, todavía no ha llegado. La fraternidad entre un lobo y un cabrito, pastoreados ambos, por un niño, por un muchacho es un bien deseable. Pero para llegar a esa paz hay que iniciar por convertir nuestros corazones a la paz del Señor a quien esperamos. Escuchemos
2.- San Pablo en su Carta a los fieles de Roma –que forma nuestra segunda lectura de hoy—habla de las antiguas Escrituras y del tiempo del Reino de Jesús. Es perfectamente válida también para nosotros, porque en definitiva, porque Cristo está viniendo para también salvarnos. Jesús, con su sacrificio, salvo a todos y para siempre. Escuchemos
3.- Excepcional fragmento del Evangelio de San Mateo que se va a proclamar hoy. Es la mejor expresión posible sobre el significado de lo que puede y debe ser el adviento. Hay que convertirse, hay que hacer penitencia, para así mejorar nuestro camino hacia la conversión verdadera. Pero habremos de tener en cuentas las duras palabras que Juan Bautista dirige a fariseos y saduceos. ¿Nos la diría a nosotros también hoy? De pie para escuchar la proclamación del Santo Evangelio




La oración de los fieles
CELEBRANTE
Es momento de convertirnos, de abrir los ojos y los oídos a la Palabra de Dios, y acogerla en nuestro corazón para que fructifique. Así nuestra plegaria al Padre es:
PADRE, PREPARA NUESTRO CORAZÓN
1.- Por el Papa y la Iglesia para que como pastor guíe a su rebaño por los caminos de este Adviento, enderezando los corazones y así todos acojamos a Cristo Salvador.
OREMOS AL SEÑOR
MONITOR
2.- Por los gobernantes de las naciones, para que en este tiempo propicio del Adviento conviertan sus corazones al Señor.
OREMOS AL SEÑOR
3.- Por los que viven alejados de Cristo y su Iglesia, para que renazca un renuevo de aquel tronco que un día era floreciente y hoy está seco.
OREMOS AL SEÑOR
4.- Por los enfermos y todos sus cuidadores, para que en estos momentos renazca en ellos la Esperanza que Cristo nos trae con su nueva venida.
OREMOS AL SEÑOR
5.- Por todos los que nos hemos reunido a celebrar la Eucaristía para que no abandonemos la constante renovación que exige la vida cristiana.
OREMOS AL SEÑOR
6.- Por todos aquellos que en otros años celebraron con nosotros este tiempo de preparación y han partido hacia la casa del Padre, para que Dios los acoja en su Amor Eterno que durante su vida han anhelado con Esperanza.
OREMOS AL SEÑOR
CELEBRANTE
Padre, te presentamos estas súplicas con el corazón lleno de necesidades que tu bien conoces. Danos tu Espíritu que nos guíe durante este tiempo de preparación.
Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
Amen

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