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jueves, 14 de abril de 2011

Evangelio del Viernes V Semana de Cuaresma. Ciclo A. 15 de abril 2011

Evangelio del Viernes V Semana de Cuaresma. Ciclo A. 15 de abril 2011.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 31-42)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, los judíos cogieron piedras para apedrearlo. Jesús les dijo: “He realizado ante ustedes muchas obras buenas de parte del Padre, ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?”
Le contestaron los judíos:
“No te queremos apedrear por ninguna obra buena, sino por blasfemo, porque tú, no siendo más que un hombre, pretendes ser Dios”. Jesús les replicó:
“¿No está escrito en su ley:
Yo les he dicho: Ustedes son dioses? Ahora bien, si ahí se llama dioses a quienes fue dirigida la palabra de Dios (y la Escritura no puede equivocarse), ¿cómo es que a mí, a quien el Padre consagró y envió al mundo, me llaman blasfemo porque he dicho: ‘Soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean. Pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean a las obras, para que puedan comprender que el Padre está en mí y yo en el Padre”.
Trataron entonces de apoderarse de él, pero se les escapó de las manos.
Luego regresó Jesús al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan había bautizado en un principio y se quedó allí.
Muchos acudieron a él y decían:
“Juan no hizo ninguna señal prodigiosa; pero todo lo que Juan decía de éste, era verdad”.Y muchos creyeron en él allí.

Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Ante el interrogatorio oficial, Jesús se define a sí mismo como Hijo de Dios consagrado por el Padre por medio del Espíritu para una misión salvadora. Él cumple la misión salvadora de Dios; por eso su actividad es igual a la del Padre. Las manos de Jesús, que sanan, levantan, perdonan, acarician, son las del Padre, cuyo amor comunica vida al ser humano. Jesús no enseña doctrinas sobre Dios, sino que muestra con gestos concretos quién es a través de su acción liberadora. Los dirigentes judíos, respetan a Dios de los labios para afuera, pero en realidad son opresores del pueblo. Hay dos proyectos opuestos: el de la vida y el de la muerte. El proyecto del Dios-amor que produce vida y el de los dirigentes cuya actividad, el odio, produce muerte. Jesús no tiene otro certificado para mostrar que es el Hijo de Dios que sus obras. Al quedarse sin argumentos, los jefes “quisieron arrestarlo, pero Jesús se les escapó de las manos”. Nadie le quitará la vida antes de que él mismo haya decidido libremente entregarla. ¿Cómo mostramos nosotros que seguimos a Jesús?

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