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miércoles, 13 de abril de 2011

Ordinario de la Misa: Antífonas, Oraciones, Lecturas y Propios. Jueves V Semana de Cuaresma. Ciclo A. 14 de abril 2011

Jueves 14 de Abril, 2011
El Señor nunca olvida sus promesas
Feria de la 5a. semana de Cuaresma
Cristo es el mediador de la nueva alianza
Antífona de Entrada
Cristo es el mediador de la nueva alianza, porque mediante su muerte, aquellos que han sido llamados, reciben la herencia eterna que les había sido prometida.
Oración Colecta
Oremos:
Asiste y protege siempre, Señor, a esta familia tuya, que ha puesto en ti toda su esperanza, a fin de que purificados de nuestros pecados, permanezcamos fieles a nuestro compromiso bautismal y obtengamos la herencia prometida.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Génesis
(17, 3-9)
Cuando Dios se le apareció, Abram se postró con el rostro en el suelo y Dios le dijo:
“Aquí estoy. Esta es la alianza que hago contigo: Serás padre de una multitud de pueblos. Ya no te llamarás Abram, sino Abraham, porque te he constituido como padre de muchas naciones.
Te haré fecundo sobremanera; de ti surgirán naciones y de ti nacerán reyes. Contigo y con tus descendientes, de generación en generación, establezco una alianza perpetua para ser el Dios tuyo y de tus descendientes.
A ti y a tus descendientes les daré en posesión perpetua toda la tierra de Canaán, en la que ahora vives como extranjero; y yo seré el Dios de ustedes”.
Después le dijo Dios a Abraham: “Cumple, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 104
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Recurran al Señor y a su poder, búsquenlo sin descanso. Recuerden los prodigios que él ha hecho, sus portentos y oráculos.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Descendientes de Abraham, su servidor, estirpe de Jacob, su predilecto, escuchen: el Señor es nuestro Dios y gobiernan la tierra sus decretos.
El Señor nunca olvida
sus promesas.
Ni aunque transcurran mil generaciones, se olvidará el Señor de sus promesas, de la alianza pactada con Abraham, del juramento a Isaac, que un día le hiciera.
El Señor nunca olvida
sus promesas.

Aclamación antes del Evangelio
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.
Hagámosle caso al Señor, que nos dice: “No endurezcan su corazón”.
Honor y gloria a ti,
Señor Jesús.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (8, 51-59)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre”.
Los judíos le dijeron: “Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices:
‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’.
¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?”
Contestó Jesús: “Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello”.
Los judíos le replicaron:
“No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?”
Les respondió Jesús: “Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo Soy”.
Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Un hombre fue acusado de robo. Aunque las evidencias estaban en su contra, su hija afirmaba: “Yo conozco a mi padre. Nada ni nadie me convencerá de que sea culpable”. Finalmente se encontró al ladrón y el hombre fue declarado inocente. Su hija conocía realmente a su padre. -- Jesús nos habla hoy de ese conocimiento que nace de una comunión tan profunda que uno se vuelve transparente para el otro. Así se conocen el hombre y la mujer que se aman de verdad. Así conoce Jesús a su Padre y así, profundamente, su Padre le conoce a él. Este conocimiento de comunión lo experimentamos también nosotros al cumplir el mensaje de Jesús que nos hace conocer a Dios como Padre. Quien no tiene la experiencia de ser hijo de Dios vive en la esclavitud, porque lo concibe como Dios de poder. La adhesión a Jesús, por la que recibimos el Espíritu que vence a la muerte, pone el bien de la persona humana por encima de toda ley, institución o religión. ¿Qué es Dios para nosotros: amo, juez, policía o papá nuestro, como lo sentía Jesús?

Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, con agrado el sacrificio que vamos a ofrecerte y concédenos por él la conversión de nuestra vida y la salvación del mundo.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de la pasión del Señor I
La fuerza de la cruz
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque en la pasión salvadora de tu Hijo diste a los hombres una nueva comprensión de tu majestad y una nueva manera de alabarla, al poner de manifiesto, por la eficacia inefable de la cruz, el poder del crucificado y el juicio que del mundo has hecho.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y los santos diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Dios no escatimó la vida de su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros y con él nos ha dado todos los bienes.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Por medio de este sacramento que ya desde ahora nos comunica tu fuerza, concédenos, Padre misericordioso, participar de la
vida eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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