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jueves, 21 de julio de 2011

Evangelio del Viernes XVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de julio 2011

Evangelio del Viernes XVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de julio 2011
Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20,1.11-18
Gloria a ti, Señor
Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?" Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto." Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré." Jesús le dice: "¡María!" Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!" Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."" María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
Hoy la liturgia hace memoria de María Magdalena. Los cuatro evangelios testimonian de manera diferente que ella fue la primera en ver a Jesús resucitado, bien a solas, como en evangelio de Juan, o bien en compañía de los otros discípulos, como en los sinópticos (Mt 28,1-8; Mc 16,1-8; Lc 24,1-9). El testimonio único de María Magdalena sobre la resurrección en el evangelio de Juan le ha otorgado, a través de la historia de la Iglesia, un puesto inigualable en las narraciones del Señor resucitado. Dicho testimonio le mereció el título de “apóstol de los apóstoles” que le dieron los Padres de la Iglesia. Lo más importante de esta escena es el envío que le hace el resucitado a María, que anuncie a los hermanos su mensaje pascual fundamental: Desde este momento, él y sus discípulos van a permanecer inseparablemente unidos como miembros de una única familia. Ella es la portadora del mensaje de la nueva creación. La exigencia para el “hoy” de la Iglesia es llevar hasta sus últimas consecuencias el papel otorgado por Jesús a las mujeres que lo siguen, como testigos principales de la resurrección, fundamento de nuestra fe.

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