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jueves, 21 de julio de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de Julio, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XVI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 22 de Julio, 2011

Santa María Magdalena
Memoria
Tú eres, Señor, la fuente de la vida
Antífona de Entrada
Jesús dijo a María Magdalena: Ve y diles a mis hermanos: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios.
Oración Colecta
Oremos:
Dios nuestro, que quisiste que santa María Magdalena fuera la primera en recibir de tu Hijo Unigénito el encargo de anunciar el gozo de la resurrección, concédenos, que siguiendo su ejemplo, demos a conocer a todos que Cristo vive y nos está esperando en el cielo.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura del libro del Cantar
de los Cantares (3, 1-4)
Esto dice la esposa: “En mi lecho, por las noches, a mi amado yo buscaba. Lo busqué, pero fue en vano. Me levantaré. Por las plazas y barrios de la ciudad buscaré al amor de mi alma.
Lo busqué, pero fue en vano. Y me encontraron los guardias de la ciudad, y les dije: ‘¿Qué no vieron a aquel que ama mi alma?’ Y apenas se fueron, encontré al amor de mi alma”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 62
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Señor, tú eres mi Dios, a ti te busco; de ti sedienta está mi alma. Señor, todo mi ser te añora, como el suelo reseco añora el agua.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Para admirar tu gloria y tu poder, anhelo contemplarte en el santuario. Pues mejor es tu amor que la existencia; siempre, Señor, te alabarán mis labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Podré así bendecirte mientras viva y levantar en oración mis manos. De lo mejor se saciará mi alma; te alabaré con júbilo en los labios.
Señor, mi alma tiene sed de ti.
Fuiste mi auxilio y a tu sombra, canté lleno de gozo. A ti se adhiere mi alma y tu diestra me da seguro apoyo.
Señor, mi alma tiene sed de ti.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? A mi Señor glorioso, la tumba abandonada.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Juan (20, 1-2. 11-18)
Gloria a ti, Señor.
El primer día después del sábado, estando todavía oscuro, fue María Magdalena al sepulcro y vio removida la piedra que lo cerraba.
Echó a correr, llegó a la casa donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
“Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo habrán puesto”.
María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: “¿Por qué estás llorando, mujer?” Ella les contestó: “Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto”.
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: “Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?” Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió:
“Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto”. Jesús le dijo: “¡María!” Ella se volvió y exclamó: “¡Rabbuní!”, que en hebreo significa ‘maestro’. Jesús le dijo: “Déjame ya, porque todavía no he subido al Padre.
Ve a decir a mis hermanos:
‘Subo a mi Padre y su Padre, a mi Dios y su Dios’ ”.
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Hoy la liturgia hace memoria de María Magdalena. Los cuatro evangelios testimonian de manera diferente que ella fue la primera en ver a Jesús resucitado, bien a solas, como en evangelio de Juan, o bien en compañía de los otros discípulos, como en los sinópticos (Mt 28,1-8; Mc 16,1-8; Lc 24,1-9). El testimonio único de María Magdalena sobre la resurrección en el evangelio de Juan le ha otorgado, a través de la historia de la Iglesia, un puesto inigualable en las narraciones del Señor resucitado. Dicho testimonio le mereció el título de “apóstol de los apóstoles” que le dieron los Padres de la Iglesia. Lo más importante de esta escena es el envío que le hace el resucitado a María, que anuncie a los hermanos su mensaje pascual fundamental: Desde este momento, él y sus discípulos van a permanecer inseparablemente unidos como miembros de una única familia. Ella es la portadora del mensaje de la nueva creación. La exigencia para el “hoy” de la Iglesia es llevar hasta sus últimas consecuencias el papel otorgado por Jesús a las mujeres que lo siguen, como testigos principales de la resurrección, fundamento de nuestra fe.

Oración sobre las Ofrendas
Mira, Señor, los dones que te presentamos y acéptalos con el mismo agrado con que tu Hijo Jesucristo aceptó el homenaje de amor de María Magdalena.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio de los Santos II
Acción de los santos
en la Iglesia.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo nuestro Señor.
Porque con la vida de tus santos, enriqueces a tu Iglesia con formas siempre nuevas de admirable santidad, y nos das pruebas indudables de tu amor por nosotros; y también, porque su ejemplo nos impulsa y su intercesión nos ayuda a colaborar en el misterio de la salvación.
Por eso, ahora nosotros, llenos de alegría, te aclamamos con los ángeles y santos, diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
El amor de Cristo nos compromete a vivir, no para nosotros mismos, sino para él, que murió y resucitó por nosotros.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento que hemos recibido encienda, Señor, en nosotros aquel mismo amor ardiente y fiel de santa María Magdalena a Cristo, su maestro, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.

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