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jueves, 11 de agosto de 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XIX Semana Tiempo Ordinario Ciclo A. 12 de Agosto, 2011

Ordinario de la Misa: Viernes XIX Semana Tiempo Ordinario Ciclo A. 12 de Agosto, 2011
Señor Dios, qué valioso es tu amor
feria de la 19a. semana del Tiempo Ordinario
Demos gracias al Señor
Antífona de Entrada
A los que esperan en ti Señor, concédeles tu paz, y cumple así las palabras de tus profetas; escúchame, Señor, y atiende a las plegarias de tu pueblo.
Oración Colecta
Oremos:
Míranos, Señor, con ojos de misericordia y haz que experimentemos vivamente tu amor para que podamos servirte con todas nuestras fuerzas.
Por nuestro Señor Jesucristo…
Amén.
Primera Lectura
Lectura del libro de Josué
(24, 1-13)
En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo:
“Esto dice el Señor, Dios de Israel: ‘Al otro lado del río Eufrates vivieron hace tiempo sus antepasados, hasta la época de Téraj, padre de Abraham y de Najor, y adoraban otros dioses. Yo saqué a su padre Abraham del país de Mesopotamia y lo conduje a la tierra de Canaán; le di por hijo a Isaac y multipliqué su descendencia. A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú; a Esaú le di en propiedad la montaña de Seír; Jacob y sus hijos se fueron a Egipto.
Envié después a Moisés y a Aarón y castigué a Egipto con señales prodigiosas. Luego los saqué de allí a ustedes y a sus padres, y llegaron al mar.
Los egipcios persiguieron a los padres de ustedes con carros y guerreros hasta el mar Rojo. Ustedes clamaron entonces al Señor, el cual tendió una densa niebla entre ustedes y los egipcios e hizo caer sobre ellos el mar, que los cubrió. Con sus propios ojos vieron ustedes lo que hice con Egipto. Luego vivieron largo tiempo en el desierto.
Los introduje después en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán; ellos les declararon la guerra y yo los entregué en las manos de ustedes; los destruyeron y ocuparon su tierra.
Después se levantó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para pelear contra Israel y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, para que los maldijera. Pero yo no quise escuchar a Balaam, que no tuvo más remedio que bendecirlos, y así los libré de las manos de Balac.
Pasaron ustedes el Jordán y llegaron a la región de Jericó. La gente de Jericó les hizo la guerra, igual que los amorreos, los perezeos, los cananeos, los hititas, los guirgaseos, los jiveos y los yebuseos, pero yo los entregué en las manos de ustedes. Mandé delante de ustedes avispas que expulsaron, antes de que ustedes llegaran, a los dos reyes de los amorreos; eso no se realizó ni con las espadas ni con los arcos de ustedes.
Finalmente les he dado una tierra que no han cultivado; unas ciudades que no han construido y en las que, sin embargo, habitan; les he dado viñedos y olivares que no habían plantado y de los que ahora se alimentan’ ”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 135
Demos gracias al Señor.
Demos gracias al Señor, porque él es bueno. Al Dios de los dioses demos gracias; demos gracias al Señor de los señores.
Demos gracias al Señor.
El guió a su pueblo por el desierto, hirió a grandes reyes y dio muerte a reyes poderosos.
Demos gracias al Señor.
El le dio sus tierras en herencia a Israel, su siervo, y nos libró de nuestros enemigos.
Demos gracias al Señor.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Reciban la palabra de Dios, no como palabra humana, sino como palabra divina, tal como es en realidad.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Mateo (19, 3-12)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y, para ponerle una trampa, le preguntaron: “¿Le esta permitido al hombre divorciarse de su esposa por cualquier motivo?”
Jesús les respondió: “¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su mujer, y serán los dos una sola cosa?’ De modo que ya no son dos, sino una sola cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.
Pero ellos replicaron:
“Entonces ¿por qué ordenó Moisés que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de ella?”
Jesús les contestó: “Por la dureza de su corazón, Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se case con la divorciada, también comete adulterio”.
Entonces le dijeron sus discípulos: “Si ésa es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”.
Pero Jesús les dijo: “No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos.
Que lo comprenda aquel que pueda comprenderlo”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
El evangelista Mateo nos ayuda a descubrir en la lógica y en los valores del Reino que no todo lo legal es justo. El caso que el texto plantea se refiere a una práctica habitual en el primer siglo de nuestra era, que permitía que los varones, mediante una decisión exclusiva y unilateral, pudiesen repudiar a su esposa y contraer un nuevo matrimonio. Tal práctica, si bien estaba avalada por la Ley, era fuente de tremenda injusticia, por cuanto la mujer debía retornar al hogar paterno en condiciones de rechazo e inferioridad. Ya no tenía parte en la herencia paterna, porque al contraer matrimonio se le había entregado su porción en forma de dote matrimonial; así que no tenía otro remedio que esperar una ayuda benigna, si todavía contaba con el apoyo paterno. En tal caso, el repudio era una tremenda injusticia contra la mujer, avalada por una interpretación caprichosa de la Ley. La enseñanza de Jesús a ese respecto es que, aunque la ley permita una injusticia, el sentido ético no lo debe permitir.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, los dones y plegarias de tu pueblo y haz que lo que cada uno ofrece en tu honor, ayude a la salvación de todos.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IV
La alabanza, don de Dios
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno. Pues, aunque no necesitas de nuestra alabanza, es don tuyo el que seamos agradecidos; y aunque nuestras bendiciones no aumentan tu gloria, nos aprovechan para nuestra salvación.
Por Cristo nuestro Señor. Por eso, unidos a los ángeles, te aclamamos llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Señor Dios, qué valioso es tu amor. Por eso los hombres se acogen a la sombra de tus alas.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que la gracia de esta comunión nos transforme, Señor, tan plenamente, que no sea ya nuestro egoísmo, sino tu amor, el que impulse, de ahora en adelante, nuestra vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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