Buscar este blog

martes, 6 de septiembre de 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 07 de Septiembre, 2011

Ordinario de la Misa: Miércoles XXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 07 de Septiembre, 2011
Cantad al Señor un cántico Nuevo
Feria de la 23a. semana del Tiempo Ordinario
Digno de alabanza es el Señor
Antífona de Entrada
Cantad al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, cantad al Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia y en su templo, belleza y majestad.
Oración Colecta
Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, conduce nuestra vida por el camino de tus mandamientos para que, unidos a tu Hijo amado, podamos producir frutos abundantes.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los colosenses
(3, 1-11)
Hermanos: Puesto que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos juntamente con él.
Den muerte, pues, a todo lo malo que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia,que es una forma de idolatría.
Esto es lo que atrae el castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen.
Todo esto lo hacían también ustedes en su vida anterior. Pero ahora dejen a un lado todas estas cosas: la ira, el rencor, la maldad, las blasfemias y las palabras obscenas. No sigan engañándose unos a otros; despójense del modo de actuar del viejo yo y revístanse del nuevo yo, el que se va renovando conforme va adquiriendo el conocimiento de Dios, que lo creó a su propia imagen.
En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres;sino que Cristo es todo en todos.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 144
El Señor es bueno con todos.
Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarlo. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable.
El Señor es bueno con todos.
Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y narren tus proezas a los hombres.
El Señor es bueno con todos.
Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas las generaciones.
El Señor es bueno con todos.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (6, 20-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo:
“Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
La secuencia que lleva el evangelio de Lucas, nos enfrenta ahora con su versión de las bienaventuranzas, texto muy significativo en la tradición neo-testamentaria y que ha nutrido las corrientes teológicas del tercer mundo.
La opción por los pobres y la lucha decidida por la justicia y la libertad de los humildes de todos los tiempos es una máxima del cristianismo, que en América Latina ha hecho camino.
En la metodología usada por el maestro, la enseñanza al interior del grupo de discípulos, teniendo como referencia la situación social, política y cultural, reviste una importancia vital. Mirar la realidad desde la experiencia del Dios que Jesús comunica traerá consecuencias que los discípulos tendrán que asumir. Dar la vida por la causa.
Las cinco bienaventuranzas en contraposición a los cinco ayes, forman un paralelismo antitético que indican la tensión que se presenta entre las dos fuerzas contrapuestas, las realidades que vive el pueblo que busca a Jesús y la propuesta de Dios, su Reino proclamado alegremente por Jesús y sus discípulos.

Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, con bondad, los dones que te presentamos y santifícalos por medio de tu Espíritu para que se nos conviertan en sacramento de salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común VIII
Jesús, buen samaritano
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo..
Antífona de la Comunión
Acudid al Señor, poned en él vuestra confianza y no quedaréis defraudados.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Te damos gracias, Señor, por habernos alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y te pedimos que este don tuyo sea para nosotros fuente inagotable de vida.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

No hay comentarios: