Ordinario de la Misa: Viernes XXIII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 09 de Septiembre, 2011
Sálvanos, Señor y Dios nuestro
Feria de la 23a. semana del Tiempo Ordinario o memoria libre de san Pedro Claver, Presbítero
Nuestra vida está en manos del Señor
Antífona de Entrada
Sálvanos, Señor y Dios nuestro; reúnenos de entre las naciones, para que podamos agradecer tu poder santo y sea nuestra gloria el alabarte.
Oración Colecta
Oremos:
Concédenos, Señor, Dios nuestro, amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar a nuestros prójimos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Primera Lectura
Lectura de la primera carta del
apóstol san Pablo a Timoteo
(1, 1-2. 12-14)
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por disposición de Dios, nuestro salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, te deseo a ti, Timoteo, mi verdadero hijo en la fe, la gracia, la misericordia y la paz, de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.
Doy gracias a aquel que me ha fortalecido, a nuestro Señor Jesucristo, por haberme considerado digno de confianza al ponerme a su servicio, a mí, que antes fui blasfemo y perseguí a la Iglesia con violencia; pero Dios tuvo misericordia de mí, porque en mi incredulidad obré por ignorancia, y la gracia de nuestro Señor se desbordó sobre mí, al darme la fe y el amor que provienen de Cristo Jesús.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial Salmo 15
Nuestra vida está
en manos del Señor.
Protégeme, Dios mío, pues eres mi refugio. Yo siempre he dicho que tú eres mi Señor. El Señor es la parte que me ha tocado en herencia: mi vida está en sus manos.
Nuestra vida está
en manos del Señor.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor y con él a mi lado jamás tropezaré.
Nuestra vida está
en manos del Señor.
Enséñame el camino de la vida, sáciame de gozo en tu presencia y de alegría perpetua junto a ti.
Nuestra vida está
en manos del Señor.
Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tu palabra, Señor, es la verdad; santifícanos en la verdad.
Aleluya.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (6, 39-42)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Reflexión:
Nuevamente retomamos el itinerario que ha planteado Lucas, quien va describiendo las estrategias pedagógicas de Jesús para formar a sus discípulos.
Después de la exhortación con carácter de mandato del amor a los enemigos, Jesús propone la comparación del ciego que guía a otro ciego.
Una mirada al texto desde la perspectiva del discipulado nos ayudará a comprender mejor la comparación.
Esta es la propuesta de Jesús para sus discípulos, que lleguemos a ser como él, sin sentirnos superiores a otros.
Para llegar a ser como el maestro, es necesario mirar hacia nosotros mismos; en términos actuales sería hacer una auto-evaluación, o, como dice el mismo evangelio mirar la viga que tenemos en nuestro ojo, antes de pretender sacar la pelusa del ojo ajeno.
Este pasaje se cierra con un fuerte adjetivo: “Hipócrita”, haciendo referencia a que no podemos ser guías de otros mientras no haya luz en nuestras vidas.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta, Señor, estos dones que te presentamos en señal de sumisión a ti, y conviértelos en el sacramento de nuestra redención.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Prefacio Común IX
La gloria de Dios es el hombre
viviente.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Tú eres el Dios vivo y verdadero; el universo está lleno de tu presencia, pero sobre todo has dejado la huella de tu gloria en el hombre, creado a tu imagen.
Tú lo llamas a cooperar con el trabajo cotidiano en el proyecto de la creación y le das tu Espíritu para que sea artífice de justicia y de paz, en Cristo, el hombre nuevo.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos con alegría el himno de tu alabanza:
Santo, Santo, Santo...
Antífona de la Comunión
Ven, Señor, en ayuda de tu siervo y sálvame por tu misericordia. Que no me arrepienta nunca de haberte invocado.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Que el sacramento del Cuerpo y la Sangre de tu Hijo que acabamos de recibir, nos ayude, Señor, a vivir más profundamente nuestra fe.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
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