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sábado, 29 de octubre de 2011

Evangelio del Domingo XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 30 de octubre, 2011

Evangelio del Domingo XXXI Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 30 de octubre, 2011
Lectura del Santo Evangelio, según San Mateo 23,1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.
Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido."
Palabra del Señor
Gloria a ti, Señor Jesús
Reflexión:
La enseñanza de Jesús pone en jaque las pretensiones de tantas personas que preocupándose por la ortodoxia descuidan los principios elementales de la justicia.
La catequesis se ha preocupado durante largo tiempo por transmitir la doctrina correcta. Por esto, se hace énfasis en aprender los diez mandamientos, los sacramentos, los siete dones del Espíritu Santo y sus catorce frutos y otras muchas tradiciones. Este interés catequético es legítimo e incuestionable. Sin embargo, es necesario preguntar: ¿la catequesis que se preocupa tanto por la «doctrina correcta», la llamada «ortodoxia», se preocupa igualmente por la práctica correcta, la llamada «ortopraxis»?
El evangelio de Mateo es directo y tajante. Nos pide aceptar la ortodoxia pero siempre y cuando esté basada y fundamentada en la ortopraxis, es decir, en la práctica de la justicia. Pues, anunciar las doctrinas correctas, que todo el mundo acepta, es muy fácil. Lo difícil es practicarlas. Por eso, urge más revisar nuestras prácticas catequéticas que los sistemas doctrinales.
Durante mucho tiempo nuestra catequesis se limitó, en gran parte, a memorizar preceptos, doctrinas y fórmulas. El evangelio nos pide que, sin olvidar todo esto, nos preocupemos de realizar lo que ellas proponen. Lo fundamental de toda la doctrina cristiana, contenida en el evangelio, es la práctica comunitaria de la caridad expresada en una exigencia irrevocable de justicia. La comunidad cristiana existe para enunciar buenas noticias a la humanidad. Se convierte ella misma en buena noticia cuando transforma las realidades de muerte en caminos hacia la vida en abundancia y no cuando se anuncia a sí misma.
Por esta razón, la catequesis no puede convertirse en una transmisión individual de contenidos religiosos, sino en una práctica pedagógica comunitaria. La comunidad sólo puede enseñar y aprender con el ejemplo y la participación de todos sus integrantes, sin distinción de sexo, edad u oficio ministerial. Pues, mientras se trate de practicar y enseñar la justicia nadie está eximido de ser catequista y nadie está excluido de ser catecúmeno.

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