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viernes, 28 de octubre de 2011

Ordinario de la Misa: Sábado XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de Octubre, 2011

Ordinario de la Misa: Sábado XXX Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 29 de Octubre, 2011
Santa María en Sábado
Memoria libre
El Señor jamás rechazará a su pueblo
Antífona de Entrada
María, el Altísimo te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra, y de tal manera te ha glorificado, que los hombres no cesan de alabarte.
Oración Colecta
Oremos:
Por intercesión de la santísima Virgen María, llena de gracia, cuya gloriosa memoria estamos celebrando, haz, Señor, que también nosotros podamos participar de los dones de tu amor.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
san Pablo a los romanos
(11, 1-2. 11-12. 25-29)
Hermanos: Yo les pregunto:
¿Acaso Dios ha rechazado a su pueblo? De ninguna manera. Pues yo también soy israelita, descendiente de Abraham y de la tribu de Benjamín. Dios no ha rechazado a su pueblo, pues él mismo lo eligió.
Y vuelvo a preguntarles:
¿Acaso los judíos han tropezado para no volver a levantarse?
De ninguna manera, puesto que su caída ha tenido como consecuencia que la salvación llegue a los paganos y esto provoque la emulación de los judíos. Ahora bien, si su caída ha sido riqueza para el mundo y su empobrecimiento ha sido riqueza para los paganos, ¿cuánto más lo será la plena aceptación de la fe por parte de todos los judíos?
No quiero que ignoren, hermanos, el designio de Dios que se oculta en todo esto, para que no anden presumiendo. La ceguera de una parte del pueblo de Israel, durará hasta que todos los paganos hayan aceptado la fe, y entonces todo el pueblo de Israel se salvará, conforme a lo que dice la Escritura: Vendrá de Sión el libertador, para alejar de Israel toda maldad y estableceré mi alianza con ellos, cuando haya borrado sus pecados.
De manera que, por lo que toca al Evangelio, los judíos son enemigos, para el bien de ustedes; pero, por lo que toca a la elección de Dios, son muy amados de él, en atención a los patriarcas, porque Dios no se arrepiente de sus dones ni de su elección.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.

Salmo Responsorial Salmo 93
El Señor jamás rechazará
a su pueblo.
Señor, dichoso aquel a quien tú educas y enseñas a cumplir tus mandamientos; cuando lleguen las horas de desgracia, no perderá el sosiego.
El Señor jamás rechazará
a su pueblo.
Jamás rechazará Dios a su pueblo ni dejará a los suyos sin amparo. Hará justicia al justo y dará un porvenir al hombre honrado.
El Señor jamás rechazará
a su pueblo.
Si el Señor no me hubiera ayudado, ya estaría yo habitando en el silencio. Cuando me hallaba al borde del sepulcro, tu amor, Señor, me conserve la vida.
El Señor jamás rechazará
a su pueblo.

Aclamación antes del Evangelio
Aleluya, aleluya.
Tomen mi yugo sobre ustedes, dice el Señor, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón.
Aleluya.

Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Lucas (14, 1. 7-11)
Gloria a ti, Señor.
Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Mirando cómo los convidados escogían los primeros lugares, les dijo esta parábola:
“Cuando te inviten a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, no sea que haya algún otro invitado más importante que tú, y el que los invitó a los dos venga a decirte: ‘Déjale el lugar a éste’, y tengas que ir a ocupar, lleno de vergüenza, el último asiento. Por el contrario, cuando te inviten, ocupa el último lugar, para que, cuando venga el que te invitó, te diga: ‘Amigo, acércate a la cabecera’.
Entonces te verás honrado en presencia de todos los convidados. Porque el que se engrandece a sí mismo, será humillado; y el que se humilla,será engrandecido”.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión:
Generalmente, dentro de un banquete hay una jerarquía, como en toda sociedad. Jesús denuncia la práctica de unos convidados que siempre escogían los primeros puestos, llevados por un deseo de honor y gloria. Jesús rechaza a aquellos a quienes les gusta que les saluden en las plazas y que les hagan reverencias como los mejores; él está en contra y rechaza categóricamente esta jerarquía. Jesús sabía que el Reinado de Dios estaba llamado a realizar esta revolución: destronar la hipocresía del mérito propio, como el dueño de la boda destronaba a los invitados autosuficientes. De este tipo de invitados se había llenado su sociedad que había terminado siendo manejada por criterios de poder.
La humildad es uno de los valores fundamentales del Reino, al igual que el desinterés y la generosidad para con los más pequeños. Esta virtud debe tener como trasfondo la actitud de que, a sabiendas, muchas veces no será correspondido.
En el banquete del Reino se da un cambio de puestos y de valores: no hay primeros lugares, ni por derecho ni por cortesía. La excesiva valoración de sí mismo debe ceder puesto a la humildad.

Oración sobre las Ofrendas
Jubilosos de poder celebrar la festividad de la Madre de tu Hijo, te presentamos, Señor, estas ofrendas de alabanza, y te pedimos que por este santo, intercambio de dones, se acrecienten en nosotros los frutos de la redención eterna.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

Prefacio de Santa María Virgen III
María, modelo de la Iglesia
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, y alabarte en esta festividad de la Virgen María.
Porque al aceptar ella a tu Unigénito en su corazón inmaculado, mereció concebirlo en su seno virginal y, al dar a luz a Cristo, preparó el nacimiento de la Iglesia.
Porque al aceptar, junto a la cruz, el encargo de tu amor, recibió como hijos a todos los hombres, redimidos por la sangre de Cristo.
Porque al unirse a las oraciones de los apóstoles y de los discípulos, que esperaban la venida del Espíritu Consolador, se convirtió en el modelo de la Iglesia suplicante y, desde su asunción gloriosa a los cielos, sigue mostrando su amor y protección a la Iglesia que peregrina hacia la vida eterna, hasta que venga el Señor, lleno de gloria.
Por eso, con todos los ángeles y santos, te alabamos sin cesar, diciendo:
Santo, Santo, Santo...

Antífona de la Comunión
Me llamarán bienaventurada todas las generaciones, porque ha puesto Dios sus ojos en la humildad de su esclava.
Oración después de la Comunión
Oremos:
Habiendo recibido el sacramento celestial, te pedimos, Señor, que cuantos hemos celebrado con veneración, la memoria de la santísima Virgen María, merezcamos participar del banquete eterno.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.

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